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Del entrenamiento militar al paralímpico

El 15 por ciento de la delegacion estadounidense la forman heridos de guerra

El de Iraq es el conflicto que más paralímpicos produce

El Gobierno ha puesto en marcha un programa para la formación deportiva de los veteranos

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Iraq dejó paraplégico al lanzador Scott Winkler.
Iraq dejó paraplégico al lanzador Scott Winkler.

De héroes de guerra a héroes del deporte. Estados Unidos quiere recompensar a sus mutilados de guerra convirtiéndoles en paralímpicos de élite.

 Iraq es actualmente la fábrica de paralímpicos más prolífica de la delegación estadounidense. Minas, bombas, disparos... segaron vidas y talaron miembros. Los efectivos destinados en Iraq tienen que abandonar el territorio mientras las filas de atletas paralímpicos se engrosan. Hasta 24 militares que intervinieron en el conflicto están en Pekín luchando, esta vez, por las medallas.

Para la directora del Programa Paralímpico Militar, Herseth Sandlin, es una deuda del Gobierno con los combatientes. "Aquellos que sirven a nuestro país pagan un precio muy alto al sacrificarse por nuestra libertad", afirma Sandlin.

"Nos comprometemos con nuestros miembros y veteranos heridos de guerra a proporcionarles el mejor entrenamiento, y terapia de rehabilitación para ayudarles a tener una vida saludable y activa", añade la directora del Programa.

"Su extraordinaria forma física y tenacidad son muy aprovechables para el deporte. Además, ellos se sienten bien defendiendo a su país en otros ámbitos. Es una rehabilitación corporal y psicológica", sostiene el responsable del Comité Paralímpico estadounidense Charlie Huebner.

Centenares de victimas de los conflictos armados en los que está implicado Estados Unidos se forman en este Programa puesto en marcha hace seis meses. De esta formación ha resultado el 15 por ciento de la delegación norteamericana en Pekín

Melissa, la primera paralímpica a la que la guerra le robó una pierna

Melissa Stockwell ha sido la primera veterana de Iraq seleccionada para participar en los Juegos Paralímpicos. Era una soldado destinada en Bagdad cuando hace cuatro años una bomba truncó su sueño de ser olímpica  y una prótesis de titanio en lugar de su pierna izquierda la convirtieron en nadadora paralímpica.

Ahora tiene 28 años y 15 operaciones después del ataque ostenta el récord del mundo en 400 metros libres: 05:03.08.

Scott recupera la ilusión por combatir... en el estadio

Scott Winkler sobrevivió en 2003 a un ataque en Tikrit (Iraq) cuando cayó la munición de un camión, pero su médula espinal resultó gravemente dañada. Winkler amaba el ejército pero perdió la movilidad del pecho hacia abajo y creyó que no le quedaba nada por lo que luchar.

"Pensaba que sólo servía para pescar" sentencia el ex militar al que una profunda depresión le postró durante meses, "Ahora tengo una oportunidad para luchar por lo que creo" asegura el atleta orgulloso de su recién descubierta habilidad para el lanzamiento de disco.

El récord del mundo que consiguió desde su silla de ruedas es el motor y la adrenalina que antes le daba combatir en el ejército. En la actualidad, es la imagen publicitaria oficial de los veteranos de Irak y Afganistán, y ha sido visitado y alabado por el presidente Bush.

Pero Iraq no es el único conflicto armado que proporciona atletas paralímpicos a Estados Unidos, en Pekín hay también doce soldados que se convirtieron en discapacitados en los conflictos de Oriente Medio.

Ya no sostienen fusiles ni sortean los ataques de las tropas enemigas. Ahora ya no soportan el metal de las armas sino el de las protésis y los obstáculos no se llaman bombas sino barreras urbanas. Al menos para llegar al podio, los paralímpicos tienen que derramar sudor y no sangre.