Enlaces accesibilidad
arriba Ir arriba

La pandemia ha multiplicado los casos de enfermedad mental entre los adolescentes hasta el punto de llevar a centenares de ellos al suicidio. Es la principal causa de muerte entre los más jóvenes en nuestro país: 300 jóvenes se suicidaron en España el año pasado.

FOTO: Getty.

El fallecimiento de Verónica Forqué este lunes ha conmocionado a España y ha vuelto a poner sobre la mesa la importancia de la salud mental, así como el debate de cómo debemos tratar el suicidio en público y en los medios de comunicación. ¿Ayuda la difusión para sensibilizar sobre el tema? ¿Sigue siendo un tema tabú? ¿Debemos hablar abiertamente sobre ello? ¿Cómo podemos contribuir a evitar estos episodios? Intentamos responder a estos y otros interrogantes junto al psiquiatra y coordinador científico de la Estrategia Estatal de Salud Mental, José Luis Pedreira.

Vulnerables, agresivos, volubles... La imagen que desde los medios de comunicación o el cine se ofrece de las personas que sufren enfermedad mental contribuye a estigmatizar a los pacientes y provoca exclusión. Esos estereotipos pueden además alejar a los pacientes de los profesionales. En los últimos años, la lucha contra el estigma mejora poco a poco la visión de la sociedad.

Nuestro país afronta su máximo histórico de suicidios. Los últimos datos son de 2020, el año de la pandemia: casi 4.000 personas se han quitado la vida. Se trata de un aumento de más del 7 por ciento con respecto a 2019. Aumentan las muertes entre mujeres y entre las personas mayores, y en el caso de niños y adolescentes, se han triplicado los trastornos mentales. 11 personas se suicidan cada día en España, pero hay muchos casos de gente que lo intenta y que lo oculta.

María Irigoyen, psiquiatra y miembro del Observatorio sobre suicidio de la Organización Médica Colegial, ha trabajado cinco años en una consulta específica de riesgo suicida. En Las mañanas de RNE ha dicho que la sociedad está sufriendo muchísimo. "Lo sabemos por los datos de la crisis económica, pero en 2014 también había niveles altos." Asegura que el suicidio cero es imposible, porque es tan antiguo como la vida. "Pero podemos indentificarlo y prevenirlo, en grupos de apoyo, en la familia, compañeros, vecinos... Identificar el malestar, que uno se sienta libre para expresarlo y buscar ayuda."

Explica que por una parte hay una falta de recursos, pero también una falta de entendimiento. "En España hay 7.000 psiquiatras, un ratio menor a otros países europeos. Falta dinero y falta escuchar a los profesionales. Las expectativas que se generan en la sociedad no son acertadas. Podemos hacer una intervención, pero hacen falta medidas dirigidas a mejorar el bienestar mínimo de las personas. Es muy difícil ayudar a una persona que lo ha perdido todo, que no tiene nada por lo que luchar." Entre las señales de alerta destaca las propias de la depresión. "La depresión es el diagnóstico más asociado al suicidio. Hay señales como el cambio en el estilo de vida, el insomnio, la falta de apetito, el aislamiento, la falta de proyección de futuro... "

El suicidio es la principal causa de muerte no natural en España. Cada dos horas y cuarto se suicida una persona en España, 11 al día. Es casi el triple de los fallecimientos por accidente de tráfico. Hablar de ansiedad, depresión y soledad de manera natural puede servir de ayuda y ha dejado de ser un tema tabú a abordarlo directamente.

Javier Jiménez Pietropaolo, psicólogo presidente de la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención en Suicidio, AEPIS, ha dicho en el 14 horas que hay que dotar los servicios de atención de medios económicos y humanos. "Las listas de espera para que te atiendan no pueden ser de más de un mes, dos, incluso tres, y el tiempo de atención se está reduciendo." El principal indicador para prevenir un suicidio son los intentos previos. Pero asegura que actualmente no se están siguiendo los pasos adecuados. "Cuando entra una persona con un intento de suicidio en una planta de psiquiatría, no le hacen ningún tipo de psicoterapia y sale con el mismo grado de sufrimiento que cuando ha entrado. Tomará psicofármacos, pero el dolor emocional no se quita."

Los teléfonos de atención, por ahora, los atienden voluntarios. "Los tres teléfonos que hay en España son de voluntarios. Ahora se piensa poner por primera vez en la historia un teléfono de atención pública a la conducta suicida. A los familiares, ¿quién les orienta? Y a los profesionales, profesores, educadores, bomberos... Ese teléfono tiene que ser más amplio."