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El terremoto en Turquía y Siria agrava una situación que ya era complicada, especialmente en el noroeste del país sirio. Mati Gomis, subdirectora de Oxfam Intermón en Siria, nos cuenta en Las Mañanas de RNE que un 70% de la población en Siria ya necesitaba ayuda humanitaria. "Vamos a atender a personas que antes del terremoto ya necesitaban ayuda. El domingo esas personas no tenían para comer y ahora se añade que no tienen casa", explica. 

El último informe de Naciones Unidas cifra que hay 6 millones de afectados por el terremoto, tanto de forma directa como indirecta, aunque Matis cree que las cifras de afectados y fallecidos aumentarán. "Ha habido edificios enteros colapsados, de 6 y 7 plantas y por cada piso hay 3 o 4 apartamentos. Una familia media en Siria está formada por entre 5 y 7 personas", nos cuenta. Además, la ayuda llega de forma limitada. "Las zonas controladas por el Gobierno tienen un acceso relativamente fácil, pero las controladas por los grupos opositores está siendo más complicado".

Visita del presidente ucraniano Zelenski a Bruselas. En Turquía y Siria siguen las labores de rescate de posibles supervivientes, con la cifra de muertos por los seísmos del lunes por encima de los 20.000...Conectamos con nuestra enviada especial a Turquía, Laura Alonso...Hablaremos además de Nicaragua, que ha enviado a más de 220 opositores en un vuelo a Washington; del último desfile militar de Corea del Norte; o de China, gracias a Julio Ceballos y su libro " Observar el arroz crecer. Cómo habitar un mundo liderado por China"

Muchos menores atrapados entre los escombros tras los terremotos en Siria y Turquía han pasado muchas horas hasta ser rescatados. La mayoría de los niños no reaccionan, ni hablan ni lloran, otros solo tienen fuerza para abrazarse a sus rescatadores. Cuando ya tienen conciencia de lo ocurrido, pueden experimentar tristeza, falta de apetito, pesadillas, o incluso, en algunos casos, mayor irritabilidad. La ayuda profesional inmediata es clave para que el impacto emocional sea menor.

Foto: EFE/EPA/STR

A algunas ciudades de Turquía afectadas por el seísmo apenas han llegado rescatistas, y la gente busca por sí misma entre los escombros. "Yo pude sacar a mi mujer y mi hijo, pero no logré rescatar a mi hermana", se lamenta este hombre, que se queja de que el gobierno salvará a los ricos primeros.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan ha hecho balance de víctimas y daños, y ha prometido reconstruir cientos de edificios de tres y cuatro plantas en un año. Después del seísmo de 1999, Turquía elaboró un código de construcción resistente a terremotos. Sin embargo, una amnistía dejó los edificios como estaban: el Estado cobró miles de millones por el perdón a construcciones irregulares.

Foto: REUTERS/Khalil Ashawi

Los dos buques que España ha enviado a Turquía ya han comenzado a desembarcar la ayuda que llevaban a bordo. Son el gigantesco portanaves Juan Carlos I y el anfibio Galicia. El contraalmirante Gonzalo Villar, del Grupo Anfibio Aeronaval Dédalo 23, ya está en tierra, a 15 kilómetros al norte de la ciudad turca de Iskenderun: "Es donde hemos hemos establecido nuestra zona de operaciones y donde hemos empezado a desembarcar a nuestro personal para que empiece a prestar ayuda". Uno de sus equipos, formado por 70 personas, ya está contribuyendo a las tareas de búsqueda y rescate, mientras otros distribuyen alimentos a las ONG o tratan de establecer contactos con las autoridades. "La situación en el terreno es muy grave. Ayer tuvimos la primera reunión de coordinación en el aeropuerto de Adana y, cuando les preguntábamos qué querían que hiciéramos, no sabían decirnos", afirma Villar. Hay tantos frentes abiertos, que les han dado total confianza para contribuir en lo que puedan, añde.

Los dos terremotos con epicentro en Turquía han golpeado el norte de Siria, un país y una región que sufre una guerra civil de casi 12 años con miles de muertos, millones de desplazados y destrucción de viviendas e infraestructuras.

La situación de la población ya era vulnerable antes del seísmo: en la zona hay más de cuatro millones de desplazados, según la ONU, más de un millón de ellos malviviendo en campos de refugiados. Las estructuras de muchos edificios ya estaban debilitadas por los continuos bombardeos y ahora se han venido abajo. Muchos sirios se han quedado sin hogar y buscan refugio a la intemperie, en vehículos o en parques.

Mientras los equipos de rescate y los voluntarios continúan trabajando las 24 horas del día para localizar a los que aún pueden estar atrapados, Naciones Unidas proporciona comida, ropa de invierno y apoyo psicológico a las víctimas del desastre.

El presidente turco, el islamista conservador Recep Tayyip Erdogan, ha admitido "algunos problemas" para rescatar a los afectados por el terremoto del pasado lunes tras las críticas por su gestión de la crisis. Algunos afectados denuncian que la ayuda ha llegado demasiado tarde y que los equipos de rescate ni siquiera han hecho acto de presencia en algunas zonas devastadas.

El gobierno turco ha restringido el movimiento de periodistas en ciertas zonas y el acceso a la red social Twitter, que está sirviendo a muchos de los afectados para alzar la voz y reclamar ayuda. En el pasado las autoridades turcas habían cortado el acceso a las redes sociales después de catástrofes, atentados terroristas o protestas sociales y políticas.

Tras el terremoto que ha asolado la frontera entre Turquía y Siria, la ayuda humanitaria es lo más importante para tratar de superar este hecho, sin embargo, esta llega a cuenta gotas y en muchos casos queda en manos de voluntarios como Mateo Colmenares.

Moisés Belloch, jefe del grupo de la ONG valenciana Intervención, Ayuda y Emergencia, nos cuenta desde una de las zonas afectadas por el terremoto cómo son las labores de rescate. "Cada minuto cuenta", ha relatado en Las Mañanas de RNE, y ha explicado que debido a que no se pueden utilizar herramientas pesadas para la retirada de escombros, las tareas se retrasan mucho más. Han pasado ya 72h desde que ocurrió el seismo y, por tanto, las posibilidades de encontrar supervivientes se reducen, pero Belloch asegura que ellos van a completar la zona de trabajo con el mismo ritmo con el que han venido trabajando hasta ahora: "Los minutos son importantes y no podemos perder el tiempo", ha subrayado.

La ayuda humanitaria llegada de países opositores al régimen de Bashar al Assad no entra en Siria. Sin embargo, estos días estamos viendo a los llamadoscascos blancos rescatar a muchos atrapados. Es una organización financiada por países occidentales, que se dio a conocer en la guerra y a la que el Gobierno sirio y sus aliados acusan de terrorismo.

Sus rescates de supervivientes del terremoto en Siria han vuelto a colocarlos en portadas. Con un país en ruinas por la guerra han aprendido a moverse entre escombros como pez en el agua.

Foto: EFE/EPA/YAHYA NEMAH

La situación es especialmente preocupante en Siria por ser un escenario de guerra. El norte del país está muy dañado y esta es la zona afectada por los temblores de los últimos días. El problema es que si ponemos la lupa sobre Siria, veremos que el norte es un mosaico de zonas controladas por diferentes facciones. En torno a Idlib y Aleppo viven unos 4 millones de personas son algunas de las zonas afectadas. Y ya se necesitaba ayuda antes de los terremotos, que dejan en Siria al menos 3.000 muertos.

Los equipos de rescate siguen buscando contrarreloj supervivientes dos días después de que dos terremotos devastaran el norte de Siria y el sur de Turquía. Según los datos facilitados hasta el momento, el número de muertos supera los 12.000.

A los afortunados que han escapado de la muerte, les espera ahora una vida difícil. Muchos pasan las noches, gélidas en esta época del año, al calor de pequeñas fogatas o refugiados en los coches. Tras la imagen de edificios completamente destruidos está la de muchos turcos y sirios que se han quedado sin casa.

Foto: EFE/EPA/ABIR SULTAN