La expansión de la inteligencia artificial no solo genera beneficios, sino que tiene también un precio: generar la cantidad de energía suficiente para almacenar millones de datos en la nube. Con esta idea en mente, los gigantes tecnológicos apuestan por la energía nuclear.
Google quiere abrir una central en Estados Unidos para abastecerse de energía y Microsoft quiere hacer lo mismo levantando otra planta en el Estado de Pensilvania. Por su parte, Meta y Amazon apuestan por pequeños reactores modulares que todavía están en fase de experimentación.
Algunos estudios calculan que en 2028 los centros de datos de Estados Unidos consumirán la misma energía que toda España o Italia. Se trata de un uso masivo que puede provocar cuellos de botella y obligará a ampliar las redes. Pese a ello, los expertos creen que no amenaza el suministro global.
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