Enlaces accesibilidad
arriba Ir arriba

Esther Solano, socióloga, profesora de la Universidad federal de Sao Paulo, ha analizado la situación por la que atraviesa Brasil, que solo ayer registró más de 4.000 muertes por la COVID. Tras los problemas del presidente Bolsonaro con su ya ex ministro de Defensa, Solano dice que se ha podido distorsionar la imagen real, porque el Gobierno sigue siendo el más militarizado de la historia y sus miembros siguen apoyándolo. La profesora solano dice que la población brasileña se encuentra completamente desconcertada y paralizada por tres cosas: el número de muertos, el miedo al hambre y el descontento con el Gobierno. El problema, añade, es que no hay una alternativa. Lula no ha conseguido recuperar la confianza de la mayoría y no hay una tercera opción alternativa. “La población no sabe dónde agarrarse” ha dicho Esther Solano en ’14 horas’.

En Brasil, mueren casi 4.000 personas con COVID-19 al día. En marzo hubo 66.000 muertos, el doble que en febrero. Los entierros nocturnos ya son cotidianos en São Paulo y los sepultureros no dan abasto. En Río de Janeiro, vacían las tumbas más antiguas para hacer hueco. Pero el presidente Bolsonaro, contrario a confinamientos y medidas duras, cree que la vacunación va bien y asegura que será el último en vacunarse, si es que lo hace. Enfrente tiene a buena parte de alcaldes y gobernadores, que acusan al presidente de ser el responsable del desastre y ahora solicitan ayuda internacional.

Brasil se mueve entre el desastre sanitario y la crisis política. Por primera vez desde la democracia renuncian en bloque los tres comandantes de las Fuerzas Armadas, un día después de la dimisión del ministro de Defensa. Jair Bolsonaro lleva meses intentando que los militares le apoyen en su plan para evitar que los gobernadores impongan cierres y cuarentenas por la pandemia. El cambio en Defensa desencadenó también que se lanzara a hacer su mayor reforma ministerial. La crisis política llega cuando Brasil registra récord de víctimas: 3.780 fallecidos en 24 horas.

Julimar da Silva, profesor del departamento de Estructuras Económica y Economía del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Madrid, ha explicado que Brasil enfrenta una situación “bastante compleja”: “Es un país en desarrollo, con un sistema de salud precario, una estructura económica y social difícil que favorece el contacto, grandes urbes con un transporte deficiente… Todo ello catalizado por una gestión política nefasta de la crisis”. El profesor ha comentado que no existe una política única en el país para gestionar la crisis sanitaria por los conflictos entre administraciones.

Da Silva ha lamentado las cifras que registra Brasil, que considera consecuencia de que la clase política “solo busque rédito político” de la pandemia. “3.000 muertos diarios hacen que la gente reaccione”, ha sostenido en 24 horas de RNE.  “La opinión pública está dividida, el 30% apoya a Bolsonaro y sus propuestas, pero se ha incrementado en las últimas semanas el rechazo directo al Presidente, supera el 50%”, ha indicado.

El Tribunal Supremo de Brasil ha dicho que el expresidente Lula da Silva no tuvo un juicio imparcial, y además ha tumbado la pretensión del actual presidente Bolsonaro de acabar con los confinamientos regionales. Con Lula subiendo en popularidad, y Brasil a punto de superar los 300.000 muertos, Bolsonaro modera su discurso y ahora pide un pacto nacional contra la pandemia. En un mensaje de poco más de tres minutos aseguró que en breve recuperarán la vida normal y que Brasil tendrá este año 500 millones de dosis. La realidad parece otra: Poco más del 5% de los 210 millones de brasileños han recibido alguna dosis mientras que el país se ahoga. Ayer rompió todas sus marcas: 3.251 muertos en 24 horas, su cifra más alta en esta pandemia y hoy podría superar los 300.000 fallecidos. Un nueva cepa más letal y contagiosa desborda los hospitales. Apenas quedan camas de terapia intensiva y hay largas listas de espera, además escasean materiales básicos para intubar y en breve habrá problemas con sedantes, no sólo aquí sino en todos los hospitales, afirma Flavia Machado. [Última hora coronavirus]

Foto: REUTERS/Ueslei Marcelino

En Sudamerica preocupa, especialmente, la situación de Brasil. El país se ha convertido en una bomba virológica, con la pandemia descontrolada, el sistema sanitario desbordado y un último reporte de muertos que supera los 3.200 fallecidos en un solo día.

Su situación es crítica y al sistema hospitalario le queda muy poco para colapsar. Además de la falta de camas en los hospitales (como Sao Paulo que roza el 92% de ocupación en las UCI), se suma el desabastecimiento de oxígeno y medicamentos imprescindibles para los casos más graves, como los sedantes. Muchos pacientes aseguran, además, haber recibido tratamientos de ineficacia probada contra el virus.

El país está en jaque y preocupa, sobre todo, la inacción de su presidente. Bolsonaro niega la gravedad de la situación, promueve la ausencia de medidas y arremete contra los que si las toman. ,La Corte Suprema ha rechazado su petición para impedir que gobiernos regionales y municipales puedan aplicar restricciones.

Hace unas horas Bolsonaro se dirigía a la nación. Sin mencionar el récord de fallecidos, pide tranquilidad y dice garantizar la vacunación de los brasileños, aunque solo el 5% ha tenido acceso a una de las dosis.

La pandemia de coronavirus sigue descontrolada en Brasil, que ha registrado 69.609 casos y 1.555 muertes en las últimas 24 horas. Desde el primer contagio, el 26 de febrero, y de la primera muerte, el 12 de marzo, ambos en Sao Paulo, el país suma 10.938.836 casos confirmados y 264.325 fallecidos. [Última hora del coronavirus]

Foto: Locales comerciales cerrados en la calle 25 de marzo, el mayor centro del comercio popular de Sao Paulo, Brasil (EFE/Sebastião Moreira)