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Este viernes ha terminado la última jornada de alegatos de defensa de Cristina Fernández de Kirchner en el juicio por presunta corrupción. La vicepresidenta ha dicho que la causa es una fábula y acusa a los fiscales de mentir. "Quiero hacer un formal pedido ante este tribunal para que al finalizar las audiencias se extraiga testimonio de todas y cada una de las mentiras de los fiscales contrastadas con la prueba documental, pericial y testimonial que tuvo este juicio", ha señalado Fernández ante el tribunal, y ha agregado que se está ante "un claro caso de prevaricato (prevaricación)".

La vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández, reapareció en público tras el atentado en su contra y aseguró estar viva "por Dios y por la Virgen", afirmó la vicepresidenta durante un encuentro con el grupo Curas en Opción por los Pobres, sacerdotes que realizan actividades en asentamientos precarios.

Tras dos semanas del intento de magnicidio contra la vicepresidenta y exmandataria de Argentina (2007-2015), cuatro personas se encuentran detenidas y la Justicia continúa investigando si los sospechosos actuaron por iniciativa propia.

"Lo más grave no es lo que me pudo haber pasado a mí, sino que se rompió el acuerdo social que había desde 1983", dijo Fernández en referencia a la fecha en que el país suramericano recuperó la democracia.

El teléfono móvil de la novia del agresor se ha convertido en pieza clave para resolver el atentado fallido contra la vicepresidenta argentina. Ella es Brenda Uliarte, la pareja de Fernando Sabag, el hombre que gatilló en la cara a Cristina Fernández. Ambos están detenidos, pero también han sido arrestados otros dos sospechosos de encubrir el ataque.

El caso está bajo secreto de sumario, pero los mensajes de ese móvil, difundidos por medios argentinos, dan un giro a las investigaciones, que colocan a Brenda Uliarte con un rol central. "Mandé a un tipo para que mate a Cristi", dice en uno de los mensajes intercambiados con una amiga, la tercera detenida. 

FOTO: STRINGER / TELAM / AFP

En Argentina, la policía no logra desbloquear el móvil del detenido por atacar a Cristina Fernandez de Kirchner y temen que se haya perdido información crucial para el caso. Mientras, sigue bajo el foco la labor del equipo de seguridad de la vicepresidenta.

FOTO: Varias personas participan en Buenos Aires en una manifestación en apoyo a la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández. Emiliano Lasalvia / AFP

El escenario del atentado fallido a Cristina Fernández está tranquilo. Algunos aprovechan para hacerse fotos sin la multitud de días pasados a la entrada del edificio donde vive. El intento de asesinato a la vicepresidenta llega en un momento de alta crispación en Argentina y expone la polarización del país. La oposición acusa al Gobierno de utilizar políticamente el ataque.

Foto: La vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, saluda a sus simpatizantes mientras sale de su residencia en Buenos Aires (EFE/ Enrique García Medina)

El atentado contra Cristina Fernández de Kirchner sigue arrojando incógnitas. La principal es el arma con la que apuntaron a la vicepresidenta argentina. Una Bersa calibre 32 que estaba cargada, pero no disparó porque no tenía balas en la recámara cuando el detenido apretó el gatillo. La policía investiga si actuó solo examinando las imágenes de las cámaras de seguridad cercanas a la casa de Fernández. Miles de argentinos se han concentrado en la Plaza de Mayo para protestar contra el atentado.

Foto: Miles de personas se manifiestan en apoyo a la vicepresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner en Buenos Aires (EFE/Juan Ignacio Roncoroni)

Desde que formó tándem con su esposo Néstor Kirchner, ya fallecido, Cristina Fernández ha sido la figura política más poderosa de los últimos años en Argentina. Su personalidad no deja indiferente a nadie, y en su país es tan venerada por la izquierda como odiada por la derecha.

La concentración de seguidores y detractores a las puertas de su casa anoche no era casual. Se repite cada día desde hace dos semanas, cuando un fiscal solicitó 12 años de prisión para ella por haber presuntamente adjudicado a dedo obras públicas cuando era presidenta. Este es uno más de la decena de casos por los que ha sido imputada. De momento, no ha prosperado ninguno.

Gobierno y oposición se acusan mutuamente de alentar a la población al odio y la violencia, hasta el incidente de la pasada noche. Juntos han lanzado un mensaje llamando a "la paz social".

Foto: La vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, saluda a sus simpatizantes mientras sale de su residencia. EFE/ Enrique García Medina