Enlaces accesibilidad
arriba Ir arriba

Este verano, por primera vez en siglos, una mujer ha ejecutado la tradicional danza Kxarranka en Lekeitio (Vizcaya). Es uno de los ejemplos de fiestas que van avanzando en igualdad y de las que Objetivo Igualdad hace un repaso. Este año, además, se han establecido Puntos Violeta contra la violencia sexual. 

La secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez, ha afirmado que la aprobación definitiva de la Ley Orgánica de garantía integral de la libertad sexual, conocida como ley del 'sólo sí es sí' este jueves en el Congreso de los Diputados, "cierra un ciclo fundamental para el feminismo". Al ser preguntada por el tiempo que ha tardado en tramitarse la ley en el Congreso, Rodríguez ha recordado que "la primera vuelta de esta ley" fue del 8 de marzo de 2020 y ha señalado que es "triste" la cantidad de "barreras y obstáculos" que "tantos sectores conservadores, reaccionarios, y machistas" han intentado poner a esta norma, pero agrega que "quiere quedarse" con su aprobación. En relación con los "pinchazos" a mujeres que se están detectando en lugares de ocio, ha dicho que son "intentos de sumisión química en los que en algunos casos esté detrás el intento de agredir a mujeres". Por eso, ha dicho que quieren hablar de elementos que permiten proteger la libertad sexual de las mujeres y crear espacios seguros de ocio, por ejemplo con puntos violetas. La ley del 'solo sí es sí', ha agregado, supone "un cambio fundamental", porque hasta ahora aquellas mujeres que habían sido drogadas con sustancias químicas "como no podían dar su consentimiento se consideraba abuso sexual en lugar de agresión sexual". Esta ley "cierra un ciclo fundamental para el feminismo de nuestro país, que es que las mujeres necesitan ser creídas y que no fue un abuso, fue una agresión sexual".

Foto: EFE/Rodrigo Jiménez.

En los medios de comunicación, cada vez son más habituales las noticias sobre agresiones sexuales. Sin embargo, siguen persistiendo grandes falacias en torno a las violencias machistas: se habla de casos aislados, se patologiza al agresor o se culpa a la víctima. Conversamos conElisa García Mingo, doctora en antropología sociocultural y profesora investigadora de la Universidad Complutense de Madrid. Junto a un grupo de colegas de varias universidades españolas, forma parte lared de investigación científico sobre violencias sexuales (SEXVIOL).

Uno de sus principales estudios pretende desmontar el mito la agresión sexual, "demostrar a través de datos y del estudio científico que la violencia sexual es sistemática, que no son hecho aislados que les ocurren a algunas mujeres". Además, mediante el análisis de sentencias judiciales, han elaborado el perfil más común del perpetrador, que no es el de un enfermo mental o un monstruo desconocido, sino el de una persona cercana.

Aunque reconoce que el discurso de losmedios de comunicación ha mejorado con el paso del tiempo, cree que en ocasiones aún se cae en ese estereotipo: "En esa necesidad de informar de lo nuevo y de lo sorprendente, a veces informan con una aproximación que espectaculariza algunas formas de violencia". Como ejemplo, menciona las violaciones grupales o la reciente proliferación de pinchazos en discotecas.

Reconoce el importante papel que, en los últimos años, han ejercido las redes sociales. Para García Mingo, el uso masivo de etiquetas como #MeToo o #YoSíTeCreo es un "verdadero movimiento social". Sin embargo, también pone el foco en una "regresión misógina", muy presente y accesible para los jóvenes en las plataformas digitales.

Por último, destaca el bajo porcentaje de denuncias: "Solo un 7-8% de los delitos son denunciados". Para revertir esta tendencia, incide en la necesidad de educar a la juventud, para incrementar la conciencia de las mujeres, pero también la de los hombres: "Que sus referentes no sean varones misógisnos, sino que tenganejemplos de masculinidad positiva".

Durante las últimas semanas se han registrado numerosos casos de jóvenes que han denunciado haber sido pinchadas con agujas hipodérmicas despertando las alarmas de cara a los grandes eventos musicales y fiestas locales. Para hablar de este tema entrevistamos a Ada Santana, Presidenta de la Federación de Mujeres Jóvenes, para hablarnos de una campaña de prevención para evitar este tipo de agresiones.

Dos policías que violaron a una chica de 18 años y un empresario que violó a una jornalera evitan la cárcel por 6.000 euros y un curso de educación sexual. Se trata de dos acuerdos de conformidad en los que la víctima colabora, entre otros motivos, para poder olvidar y seguir adelante. Marisa Soleto, jurista y directora de la Fundación Mujeres, asegura que estos acuerdos son más habituales de lo que parece: “Cuando la justicia es demasiado lenta se obliga a las víctimas a volver a recordarlo durante años y esto hace que lleguen a acuerdos de conformidad como estos, lo que quieren es pasar página”.

Sobrelos cursos de educación sexual, la presidenta de la Fundación reconoce su importancia como medida de prevención, antes de que se haya cometido el delito: “En este caso, estos cursos están siendo utilizados para que los condenados no se vayan de rositas y devuelvan algo a la sociedad, pero no sabemos su efectividad cuando el delito ya se ha cometido”. Soleto subraya que estos acuerdos dan una sensación de impunidad y que la condena judicial y social debería ser contundente y compartida:"Se genera una imagen de que violar a una mujer sale muy barato en España".

Desde la Fundación Mujeres esperan que la aprobación de la ley 'solo sí es sí' produzca cambios de carácter judicial y ponga el consentimiento de las mujeres en el centro: “La ley actual presta mucha atención en los medios coercitivos y por lo tanto preguntan mucho sobre cuál fue el comportamiento de la víctima, si se resistió lo suficiente. Esperamos que con esta nueva ley se le pregunte mucho más al agresor, que sean ellos los cuestionados sobre si se cercioraron de que contaban con el consentimiento de la víctima”. Respecto a la oleada de pinchazos en discotecas, asegura queindudablemente son agresiones a mujeres, a pesar de que no exista una sumisión química: “Produce una situación de miedo y clarísimamente lo podemos clasificar como un factor de violencia de género”.

Recientemente hemos conocido tres casos diferentes de violencia sexual que se han visto resueltos de la misma forma: con una multa económica, la asistencia a cursos de educación sexual o de reeducación conductual y, en todo caso, servicios a la comunidad. Un acuerdo al que, como ha explicado la presidenta de la Unión Progresista de Fiscales, Inés Herreros, acceden en muchas ocasiones las víctimas por no tener que sufrir la segunda victimización que supondría tener que someterse a un proceso judicial.

Herreros ha señalado que el problema se encuentra en que, en lugar de revisar cómo reaccionan las víctimas y por qué lo hacen, “deberíamos preguntarnos qué estamos haciendo como sociedad en materia de libertad sexual”. Analizando temas tan relevantes como la educación de las nuevas generaciones, la normalización de las vejaciones hacia las mujeres por sus conductas sexuales o la tolerancia hacia la violentación de las mujeres que se percibe en la pornografía, por ejemplo.

La presidenta de la UPF ha remarcado que debemos dejar de responsabilizar a las víctimas y de juzgarlas por sus decisiones y, sobre todo, “cambiar el foco, que deje de estar en las mujeres y ponerlo en qué está pasando para que haya hombres que cometan este tipo de delitos”.

En los últimos días, se han conocido varios casos de agresiones sexuales a mujeres que se han cerrado sin pena de prisión. La magistrada Concha Roig, de Jueces y Juezas por la Democracia, explica en el Canal 24 Horas que esto ocurre cuando las partes implicadas, esto es, el Ministerio Fiscal, la acusación particular y la defensa, llegan a un acuerdo. Según Roig, entre las razones para esos acuerdos está la "el tener la tranqulidad de que se obtendrá una pena condenatoria, aunque sea inferior y la certeza para la víctima de que nadie dudará de su denuncia y de que no se dilete más el proceso".

FOTO: Gettyimages

Una mujer ha sido liberada en O Porriño, Pontevedra, tras seis días en los que estuvo secuestrada y fue agredida sexualmente. Ella misma lanzó notas pidiendo ayuda a través de la ventana. Ahí informaba de su situación y proporcionaba datos sobre la localización de la vivienda y el nombre de su captor. Fueron encontradas por una vecina, que informó a las autoridades.

Efectivos de la Policía Local y la Guardia Civil se personaron en el domicilio, al que entraron derribando la puerta con un ariete. Dentro encontraron al hombre durmiendo y a la víctima, que se encontraba en estado de shock.