El recado de Buenafuente tras el parón de los jugadores de LaLiga: "Ya es más de lo que han protestado por Gaza"
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Una semana más, Futuro Imperfecto se cuela en La 1 y RTVE Play para hacernos reír con las últimas novedades de la Gürtel, Rosalía o las ocurrencias de Sergio Ramos. Si alguien es capaz de unir estos temas y arrancarnos una sonrisa, sin duda, ese es Buenafuente. Andreu analiza con el mejor sarcasmo la actualidad y nos invita a pasear un futuro imperfecto bastante perfecto para la noche de los jueves.
¿Último cambio de hora?
Andreu ha comenzado el programa recordando dos hitos de la semana. Primero, el juicio de la Gürtel que, a pesar de ser un clásico, después de diecisiete años sigue sorprendiendo; y segundo, el cambio de hora. Buenafuente tiene claro que uno de los dos debe acabar pronto, sin embargo, cree que Pedro Sánchez va a sumar un punto más en su mandato al ponerle fin al cambio de hora.
El cambio de hora que todos los años nos vuelve locos. ¿Una hora más o una hora menos? ¿Duermo más o me quitan horas de sueño? El presentador ha reconocido que le alivia bastante saber que este cambio se produce durante la noche, porque "imagínate que llegas al trabajo un lunes a las 9 de la mañana y a las 10 te dicen: “Vuelven a ser las 9 otra vez”. Eso no hay café que lo levante", ha dicho el cómico. Eso sí, ha tenido un recordatorio para quien no le afecta en absoluto el cambio de horario: “En el único sitio donde no lo notarían sería la Renfe. Los trenes llegarían tarde igual”.
“Me cuadra que Dios sea freelance”
Andreu también se ha acordado de un tema que ha estado en boca de todos esta semana: las cuotas de autónomos. El titular era el siguiente: “El Gobierno rectifica la subida de las cuotas de autónomos y propone congelarlas en 2026”. Una rectificación que llega después de las quejas por proponer subidas de hasta 200 euros al mes. Con el rechazo a esta subida de cuota, Buenafuente ha señalado que el Gobierno ha conseguido algo que parecía increíble: “poner de acuerdo a Junts y Sumar. Y al PP. Bueno, y a todo el mundo”.
Más allá de lo que ha sucedido en España con esta noticia, el cómico también se ha acordado de otros lugares en lo que el trabajo también está sufriendo una revolución, y si no lo creéis solo hay que ver este titular: “Un japonés funda una religión que te obliga a salir del trabajo a tu hora: el nuevo dios freelance”. Andreu no ha dudado de que ese nuevo Dios podría ser freelance, de hecho, cree plenamente que Dios es autónomo. “Quieras que no, es su propio jefe”, ha comentado sobre esta idea. “Además, los autónomos también hacen milagros, como no ponerse enfermos”, ha recordado el cómico sobre los sacrificios que este colectivo tiene que sufrir a diario. Lo único que no le termina de cuadrar en esta teoría, es que “Dios descansó en domingo, algo que muchos autónomos no pueden hacer”.
Buenafuente y Cimas sorprenden a Berto Romero
El público ha notado la ausencia de Berto Romero esta temporada y ha levantado las sospechas de algunos sobre la relación que él y Andreu mantienen en la actualidad. Raúl Cimas ha acusado a Berto de poner una excusa para evitar ir al programa, por eso, Cimas y Buenafuente han hecho una excursión con todo el equipo para pillar a Berto Romero en pleno rodaje.
Atraco exprés en el Louvre
La noticia internacional de la semana ha sido el robo de nueve joyas de Napoleón. El hurto se produjo en tan solo siete minutos por una banda llamada “Los Pantera Rosa”. Un golpe tan preciso que ha sorprendido a todos y que Andreu ha tratado de recrear en el plató. De hecho, ha simulado las dos versiones de lo ocurrido: la que todos nos imaginamos con láseres y acrobacias de por medio, y la real, con una ventana abierta con radial, una escalera y un “hasta luego”.
Y como todo crimen, este robo necesita un sospechoso improbable que, según las imágenes que consigue ver Buenafuente, encuentra una silueta que encajaría con Froilán. Si alguien podía hacer comedia de este drama, ese debía ser Andreu.
Rosalía y Rufián, protagonistas de Dopamina
Tamara ha vuelto a dar un espacio privilegiado a su buena amiga Rosalía, que ha convertido el centro de Madrid en una gincana para presentar la portada de su nuevo álbum. La cantante hizo enloquecer a los madrileños con su retransmisión en directo desde el minuto cero.
Por si fuera poco, otro rostro muy popular ha acaparado todas las miradas esta semana. Gabriel Rufián, el diputado en el Congreso, fue grabado en una discoteca bailando con la actriz Ester Expósito. La filtración hizo saltar todas las alarmas, pero finalmente todo quedó en nada. Lo único que se demostró es que “Rufián, muy de izquierdas, pero se junta con la élite”.
Las habilidades de Ramos se ponen en juego
Andreu ha rescatado otro titular que ha dado mucho que hablar: Pilar Rubio ha comparado a Sergio Ramos con Leonardo da Vinci. “Sergio canta, toca la guitarra, pinta... Es como el Da Vinci del siglo XXI”, decía la esposa del futbolista. Unas afirmaciones que Buenafuente ha querido poner en duda, y es que, “Da Vinci tocaba todas estas artes, sí, pero las tocaba bien. No es solo tocarlas y ya está”, ha comentado el cómico.
Igual que ha recalcado que Sergio no es un hombre de mucho arte, también ha reconocido que “por otro lado, ¿cuántas Champions tenía Da Vinci? Ya quisiera él también...”. Cada uno tiene lo suyo.
Y mientras Ramos suma disciplinas como quien colecciona cromos, el fútbol protesta. Los jugadores hacen una huelga de 15 segundos por el partido Villarreal-Barça en Miami. Un gesto breve pero efectivo: se canceló. Andreu propone extender el modelo con huelga de 15 segundos para regular el precio del alquiler. El público se suma, eso sí, los 15 segundos se ven interrumpidos por alguien muy especial, la Niña de Shrek.
Silvia Abril nos devuelve a la Niña de Shrek
La Niña de Shrek se ha lanzado al escenario para conquistar a Andreu con una ceja depilada y la otra en modo brocha. Ella se ha hecho todos los tratamientos de belleza posible, hasta algo que ella ha llamado skinhead. Y no solo la Niña, porque Huevos Fuertes, como ella llama a Andreu, ha acabado completamente maquillado como si se hubiese caído encima de un tocador.