Ramón Arangüena, el periodista que encontró su voz entre fotos, sucesos y mucho humor
- Ramón Arangüena en "No es un día cualquiera"
- De Palencia a Madrid, con una cámara en la mano y muchas historias por contar
Ramón Arangüena ha construido una carrera que va más allá de los medios en los que ha trabajado, ya que ha sido redactor, reportero, presentador, guionista, escritor, locutor y humorista. Nacido en Palencia en 1964, el menor de seis hermanos, ha convertido su recorrido vital en una serie de anécdotas tan insólitas como entrañables, tejidas con humor y oficio. Desde pequeño, quiso ser arquitecto, pero la vida, y especialmente las matemáticas y la física, lo desviaron por otro camino, por lo que entró en Imagen y Sonido en Madrid (hoy Comunicación Audiovisual): "Me gustaba mucho la arquitectura, pero no destacaba en matemáticas o en química, sin embargo sí lo hacía en lengua y comentario de texto", cuenta con nostalgia.
Una vida entre imágenes, palabras y curiosidad
Llegar a Madrid en 1982 fue una experiencia estimulante, tras terminar sus estudios, empezó sus prácticas en el semanario El Caso, una escuela dura pero eficaz donde aprendió la importancia de estar sobre el terreno, hablar con todo el mundo y contar lo que otros no se atrevían a preguntar.
En El Caso trabajó unos tres años, cubriendo crímenes, robos, sucesos impactantes y reportajes que exigían intuición, valentía y algo de sangre fría. A pesar de que le daba cierta vergüenza reconocer que trabajaba allí, porque soñaba con la radio o un diario más serio, hoy reconoce que esa etapa le formó como profesional. De hecho, cuando intentó entrar en la redacción, lo eligieron entre más de cuarenta candidatos gracias a unas buenas fotografías que había presentado en la prueba: "A mí me daba mucha vergüenza decir que trabajaba en El Caso y me di cuenta de que lo importante del periodismo es contar bien las cosas y allí lo hacíamos", explica el periodista.
El salto a la televisión y el descubrimiento del humor
Después de El Caso, pasó por la revista Panorama y por el programa En buenas manos, en el que se recorría quirófanos de todo el país buscando operaciones únicas: "Yo me mareo con la sangre pero el doctor Beltrán quería a un periodista de investigación y entonces me contrató. Me dediqué a grabar operaciones raras para la época", recuerda. El giro a la televisión fue natural, aunque inesperado. El personaje que lo dio a conocer al gran público surgió como una apuesta humorística, un reportero "insoportable" que hacía entrevistas surrealistas a personajes conocidos. Así nació Osados, y así nació también la figura pública de Ramón Arangüena, el periodista capaz de arrancar sonrisas con las preguntas más inesperadas.
Esa etapa le abrió muchas puertas. Se convirtió en colaborador habitual del programa Lo + Plus, primero como parte del equipo y luego como copresentador. También participó en Espejo Público, en RNE y en Onda Cero, donde fue subdirector junto a Isabel Gemio. En radio ha realizado múltiples secciones, desde reflexiones culturales hasta juegos con la historia de los Beatles, su grupo de cabecera.
Escribir, actuar y seguir probando cosas nuevas
La carrera de Arangüena no se ha limitado a los platós, ya que ha escrito varios libros, siempre con un toque humorístico y una mirada aguda sobre lo cotidiano. También se ha subido al escenario con una obra de teatro escrita por él mismo, El placer de fracasar, una parodia de los libros de autoayuda que celebra los errores con ternura e ironía.
En los últimos años ha abrazado también el formato podcast. En ¡Por increíble que parezca!, comparte algunas de las historias más sorprendentes de su paso por El Caso. Y en 20 entrevistas de humor y una más, desesperada, charla con humoristas como Eva Hache, Josema Yuste o El Monaguillo sobre la vida y la profesión: "En 2019 grabé todas esas anécdotas para el podcast Por increíble que parezca, que se puede escuchar en RTVE Audio", dice.
En la actualidad, colabora en Las tardes con Lourdes Maldonado, participa en Aquí la tierra y en la televisión de Castilla y León, además de escribir artículos para ELLE Gourmet y presentar eventos institucionales. También mantiene un vínculo emocional con Palencia, su ciudad natal, aunque ya no tenga casa ni muchos amigos allí. Su infancia entre pan reciente, campo cercano y bromas familiares sigue apareciendo en sus relatos y recuerdos.
Una trayectoria sin mapa, pero llena de historias
Ramón Arangüena es uno de esos periodistas que ha sabido evolucionar sin perder su esencia. Ha vivido el periodismo desde la calle, hospitales, platós y la risa. Hoy, cuando mira hacia atrás, reconoce que no se han cumplido todos sus sueños, pero también que ha sabido aprovechar cada desvío. Entre micrófonos, chistes, fotos y recuerdos, sigue haciendo lo que mejor sabe, contar la vida, tal y como es.
No es un día cualquiera