'Los sin nombre', el thriller donde el miedo no grita, llama
- Los sin nombre, la nueva serie de Movistar Plus que aúna thriller, drama y terror, se estrena el 26 de junio
- El director Pau Freixas y los actores Rodrigo de la Serna, Miren Ibarguren y Milena Smit la presentan en Mañana más
Un solo sonido puede cambiarlo todo. El humor, por ejemplo, cuando te llama una operadora publicitaria en plena siesta. O la vida, si el teléfono suena cuando no debería. Porque hay pocas cosas que den más miedo que una llamada inesperada. Ni monstruos, ni fantasmas, ni sombras extrañas, lo que de verdad hiela la sangre es un politono a deshoras y una voz al otro lado preguntando por ti.
"Mamá, soy yo, Ángela. ¡Por favor, ven a buscarme!". Así arranca Los sin nombre, la nueva serie de seis capítulos de Movistar Plus que se estrena el 26 de junio.
Claudia (Miren Ibarguren) no esperaba volver a oír la voz de su hija. Siete años antes, después de revivir a una mujer gracias a su extraño don—y que todo el país lo viera por televisión—, la perdió en circunstancias devastadoras. Ahora, con su vida más o menos recompuesta y embarazada de nuevo, suena el teléfono. Y al otro lado habla su niña.
No puede ser. Pero lo es. Para Claudia, al menos. Para los demás, no tanto. No obstante, basta un solo sonido imprevisto o una única frase para que, de pronto, todo cambie. Otra vez.
Desesperada, Claudia recurre a Salazar (Rodrigo de la Serna), el inspector que llevó el caso tras la desaparición, y a Laura (Milena Smit), periodista especializada en sucesos paranormales y, casualmente, también la joven a la que, supuestamente, Ángela salvó.
Lo que sigue a partir de ahí es una espiral de misterio, fe, pérdida y vínculos que desafían la lógica. Y también el miedo. Los sin nombre no es del todo una serie de terror, pero asusta. Tampoco encaja en la etiqueta de drama convencional, aunque puede hacer resbalar alguna lágrima, y no es únicamente una historia sobrenatural, pero en sus capítulos se dan situaciones que escapan a toda razón.
"Tiene muchísimos elementos y géneros que van saltando de uno a otro. Abarca un espectro muy amplio de espectadores", explica Milena Smit en Mañana más, junto a sus compañeros Rodrigo de la Serna, Miren Ibarguren y su director Pau Freixas. Por eso, "si hay alguien que va más por la trama del drama y le asusta el terror, que se tape los ojos de vez en cuando", recomienda entre risas la actriz.
O en su defecto, como hizo Miren Ibarguren antes siquiera de aprenderse sus diálogos, que trate de enfrentarse al miedo, que —literalmente— coja el "problema" por los cuernos e intente solucionarlo.
"Cuando me puse a imprimir el guion, en la página 21 del primer capítulo se paró la impresión de golpe. Lo último que salió fue la frase ‘¿dónde está Ángela?’ y el resto del folio estaba en blanco", relata. Hasta entonces nada raro para sospechar. Un simple fallo del sistema en un momento cuanto menos curioso.
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Sin embargo, "le volví a dar al botón y se volvió a parar en el mismo sitio". Dos de dos en intentos, y dos de dos en errores extraños y oportunos. ¿Coincidencia o casualidad?
"A la tercera, directamente, la impresora murió. Se rompió el folio entero dentro, así que la llevé a arreglar porque era seminueva y apenas la usaba. El técnico me dijo que no había nada que hacer porque estaba completamente rota y no sabía por qué", describe.
Sin embargo, la inquietud no se quedó ahí. Aún quedaba empezar el rodaje, todavía podía crecer, más como terminó haciendo. "Una de las localizaciones en la que grabamos era una masía del siglo XVII que estaba tal cual el año 1600. No tenía ni un solo cable, pero uno de los antepasados de su primer dueño la seguía visitando cada fin de semana a sus noventa y tantos años", señala Ibarguren. "Y encima—completa Freixas— el señor estaba medio ciego. Había algo muy inquietante en aquel sitio".
La inquietud de lo "paranormal" en lo humano
Una atmósfera extraña —en el sentido cinematográfico de la palabra— casi, casi a la altura de la que emana la serie final, su tráiler o título. Y mira que es complicado porque, "como siempre", Freixas y su equipo han trabajado para buscar la fórmula "más efectista del mundo": "Hay que llamar la atención para que el espectador conecte desde el principio, pero sin traicionar el tono de la serie que, en este caso, sí que tiene ese espíritu inquietante", subraya.
Porque Los sin nombre no solo juega con lo paranormal, también con lo inexplicablemente humano. Muestra esa necesidad de creer en algo o en alguien, da igual, pues llegado el momento, incluso el mayor de los escépticos se aferra a algún tipo de fe. A veces para avanzar, otras para recordar. En ocasiones, para encontrar sentido cuando la realidad se tambalea.
"En Occidente estamos en una crisis de fe en general", reflexiona Rodrigo de la Serna. "De alguna manera, todos necesitamos una conexión con el más allá. Es algo inherente al ser humano, una necesidad orgánica que tenemos", añade.
Porque, entre el miedo y la duda, puede que no quede otra opción que descolgar el teléfono. Aunque no tengamos el número agregado.