¿Quién es la persona que espía a Manuel en 'La Promesa'?
- Manuel ha descubierto por sorpresa quién está detrás del misterioso espía
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Un papel colocado donde no debería. Objetos que no se encuentran. Está claro: alguien está entrando en el hangar. Manuel y Toño sospechaban que una persona entraba en el taller cuando ellos no están, pero tras la trampa que le han preparado, lo han confirmado. Un intruso se cuela todas las noches, y no es para robar ¡si no para espiar! pero, ¿quién será? Manuel sospechaba de un espionaje industrial pero la fiesta de La Promesa le ha revelado quién se esconde tras este misterioso individuo. ¡Y nadie se lo esperaba! ¿No te has enterado? ¡Te contamos todos los detalles!
Manuel sospecha que le están espiando
Manuel y Toño han confirmado lo que sospechaban: alguien se mete en el hangar cuando ellos no están. Por la mañana, los dos regresan al taller y encuentran todos los objetos descolocados, no están en el mismo sitio que anotaron en el papel. Pero hay algo raro: solo entran, no roban nada y eso que allí tienen materiales por los que podrían sacar mucho dinero.
La primera sospecha de Toño es que los hombres a los que debía dinero y Manuel saldó la deuda han vuelto para sacar más 'cuartos'. En cambio, el heredero de los Luján no cree que sean ellos: "No tiene sentido. Ellos habrían venido de frente desde el principio y nos habrían desvalijado el taller".
El hijo de Simona no entiende nada, pero el piloto lo tiene claro. "Si no quieren nada material, por eso no se han llevado nada, quieren algo inmaterial. Mucho me temo que se trata de un caso de espionaje industrial. La persona que viene no quiere cosas, si no ideas, como las que estamos plasmando en nuestros prototipos de motor. Esas personas vienen aquí, copian nuestras ideas y se las llevan a otra persona que está haciendo lo mismo que nosotros", le explica Manuel a Toño, y solo se le ocurre una cosa para atrapar a ese fisgón: ponerle una trampa y cogerlo con las manos en la masa.
Un intruso entra en el hangar de Manuel
Manuel convence a Toño para que se reúna con él en el hangar, y así esconderse por la noche para descubrir al intruso. Ambos pasan la noche en el taller, a oscuras. Existe la posibilidad de que no apareciera, pero el supuesto espía no tarda en aparecer. El hijo del marqués intenta tranquilizar a su amigo: "Sé que es tedioso, pero también es la única forma que tenemos de encontrar a quién se esté colando a hurtadillas en el hangar".
En ese momento, un ruido les hace ponerse en alerta, y efectivamente, un encapuchado entra en el taller. No hace nada, solo ojea los papeles y dibujos de los diseños de Manuel, confirmando así las sospechas del piloto: le están espiando. Manuel y Toño corren tras él, pero no consiguen darle caza. El espía ha conseguido escapar y no solo eso, también llevarse unas anotaciones que había hecho el heredero de los Luján.
La solución de Manuel para proteger sus ideas
Las anotaciones que el espía se llevó no eran tan importantes como para robarlas, de ahí que a Manuel le extrañe que se las haya llevado. Lo que está claro, es que quién les esté espiando tiene conocimientos de aeronáutica. Por ello, el piloto se pone en contacto con Pedro Farré, que le dice que la única persona que se ha interesado en los motores es la persona que les encargó los tres motores, Esteban Méndez. En cambio, él no cree que el ladrón tenga algo que ver con quien les hizo el pedido: "¿Por qué iba a robarnos algo cuando ya nos ha hecho el encargo? En unos meses iba a tener los motores y todo lo que necesita".
"Lo que tenemos que hacer es proteger mejor el hangar, para que no vuelva a entrar nadie. Toño, debemos salvaguardar nuestro trabajo, y hemos pecado de confiados. Hemos dejado nuestros bocetos y diseños a la vista de todo el mundo. No podemos fiarnos de nadie", continúa diciendo Manuel, que ya tiene una idea para proteger sus ideas: "Deberíamos dejar bajo llave los documentos más importantes". Ambos están de acuerdo de que tienen que controlar el acceso al hangar y cerrarlo con llave. El siguiente paso, es hablar con el señor Baeza para que les pueda proporcionar una caja fuerte: "Toda precaución es poca, no podemos seguir permitiendo que esta persona siga entrando con total impunidad en el hangar".
Enora era la espía del hangar
A pesar de que en un principio dijo que no iba a asistir a la fiesta, finalmente, Manuel se ha puesto sus mejores galas y ha bajado al salón de La Promesa para estar con su familia. Y como era de esperar, todas las jovencitas casaderas han acosado al futuro marqués de Luján, siguiéndole allá donde iba. En cambio, se fija en una chica pelirroja que le retiene. "Señorita, discúlpeme, se me ha acabado la fuerza para continuar esta noche", le dice Manuel intentando evitarla, pero ella insiste revelándole de quién se trata: "Seré breve, no le quitaré mucho tiempo. Soy la persona que le escribió días atrás para encargarle la fabricación de tres motores de avión: Enora Méndez".
La joven ha dejado totalmente sorprendido a Manuel, pues él pensaba que se trataba de un hombre, Esteban Méndez, y no una mujer quien estaba detrás del encargo, pero la chica aún tenía algo más que decirle: "Y también soy la misma persona que ha estado entrando en su hangar a escondidas", dejando sin palabras al heredero de los Luján.