La prohibición de Leocadia a toda 'La Promesa' que demuestra una vez más su maldad
- La nueva señora del palacio ha hecho saber a todo el servicio que no deben ayudar a su hija
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Vera ha descubierto a la señorita Ángela acampando en los jardines de La Promesa, y hasta allí acude doña Leocadia tras darle el aviso de que su hija no se había marchado. Claro que, la nueva señora del palacio no ha hecho nada por salvaguardar la vida y salud de la joven. Es más, ha hecho una prohibición al servicio sobre ello. ¿Queréis saber de qué se trata? ¡Te contamos todos los detalles!
Leocadia descubre a Ángela en los jardines
"Niña ingrata, terca y manipuladora, pero qué he hecho yo mal contigo". Con estas palabras ha llegado doña Leocadia al lugar donde Ángela se encuentra acampada: "¿Qué haces aquí y no en un tren camino a Suiza?", le pregunta a su hija cuando la tiene delante. La joven simplemente cumple con su palabra de no marcharse de La Promesa, claro que eso está por ver pues Leocadia no la dejará poner un pie en palacio.
"No tengo ninguna prisa en que cambie de opinión. Ya he pasado una noche al raso, aguantaré alguna más", responde con total seguridad Ángela ante la prohibición de su madre. Al descubrir que su hija ha dormido en la calle, Leocadia entra en cólera y empieza a recoger las maletas. Todo parecía que iba a permitir que volviera a La Promesa, pero eso está lejos de suceder.
Leocadia reprocha a su hija que permanezca de esa manera en la calle: "Una reputación cuesta toda una vida en labrarla, y solo cinco minutos bastan para tirarla por tierra". En cambio, Ángela prefiere ser libre en La Promesa que esclava de una reputación. La joven continúa negándose a coger un tren camino a Suiza: "No, madre, y puede repetirlo las veces que quiera, pero no va a obligarme porque yo soy una mujer libre".
Leocadia le hace ver que su libertad le ha llevado a vivir en los jardines de La Promesa, pero Ángela no está dispuesta a cambiar de opinión. Claro que a lo mejor hay otros factores que sí lo pueden provocar, añade su madre: "Yo no, pero el frío y el hambre sí te van a hacer cambiar de parecer. Es muy fácil cuando se vive de prestado".
Ángela vuelve hacer a su madre que no ha estado en los momentos clave: "Llevo toda mi vida sacándome las castañas del fuego solita, o tengo que recordarle que usted nunca ha estado cuando de verdad he necesitado su apoyo". Unas palabras que provocan que la joven reciba una bofetada por parte de Leocadia, pero ella sigue en sus trece y está dispuesta a no marcharse: "Le prometo que no voy a irme de aquí hasta que no me diga quién es mi padre".
El servicio ayuda a la señorita
Tras otra noche al raso, Ángela no está dispuesta a claudicar a pesar del frío y el hambre, pero para eso el servicio tiene una solución: ayudar a la señorita. Vera y María Fernández van hasta donde se encuentra la joven con mantas y comida. Doña Simona y el resto de los criados han estado ayudando a la hija de doña Leocadia.
"Muchas gracias, no os teníais que haber molestado. Os puede caer una buena regañina. Mi madre no es tonta y cuando pase el tiempo y vea que yo sigo aquí se dará cuenta de que me estáis trayendo comida. Y seguramente os lo terminará prohibiendo", le dice agradecida Ángela a las dos doncellas que aseguran que a pesar de todo, seguirán llevándole mantas y demás enseres para poder estar lo mejor posible.
La prohibición de Leocadia: maldad absoluta
Simona y Candela comentan con Vera cómo Ángela se alegró al verles llegar con mantas y comida recién hecha. Una conversación que Leocadia escucha bajando las escaleras cuando se dirigía a las cocinas para dar una nueva orden: "Es un encargo muy sencillo. No quiero que hagan nada en lo que a mi hija respecta. Nada". El señor Pellicer pregunta por qué lo dice en un intento de disimular que no son conocedores de lo ocurrido con su hija.
"Como ya saben todos muy bien, mi hija se encuentra de aventura campestre en los jardines. Prohíbo tajantemente que la ayuden, de ninguna manera: ni ropa, ni comida, ni mantas, ni tan si quiera una simple taza de loza con agua para calmar su sed", continúa explicando la señora del palacio, demostrando no tener piedad ni si quiera con alguien de su propia sangre. Claro que, su maldad absoluta no termina ahí, y amenaza a todo el servicio: "Esta será la única vez que lo repita, así que haga el favor señor Baeza de que todos, hasta el último mozo de cuadra, recibe esta directriz. Y el que se atreva a saltársela, se expondrá a quedarse sin libranzas".
Para terminar, Leocadia quiere saber dónde está Curro, pues quiere hablar urgentemente con él. ¿Cuál será el mensaje que tiene para el lacayo? ¿Le echará de La Promesa por haber querido ayudar a Ángela? ¡No te pierdas los próximos capítulos de La Promesa para descubrirlo!