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Fernando Aramburu publica "Hombre caído", una mirada luminosa y cruel sobre la condición humana

  • El autor de Patria regresa con una colección de relatos que exploran el absurdo, la soledad, la compasión y el humor negro
  • Fernando Aramburu en "No es un día cualquiera"

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Retrato de hombre mayor con barba blanca, gafas y camisa blanca, sobre fondo de pintura abstracta con rojos, amarillos y azules.

Fernando Aramburu, uno de los narradores más destacados de la literatura española contemporánea, vuelve a las librerías con Hombre caído, una colección de cuentos que confirman su maestría para captar las aristas de la condición humana. Lejos del marco épico y coral de Patria, esta nueva obra se sumerge en lo mínimo, lo inesperado, lo cotidiano convertido en revelación.

No es un día cualquiera - Fernando Aramburu en la Feria del Libro de Madrid con "No es un día cualquiera"

Vidas al borde del abismo

Los protagonistas de estos relatos son personajes comunes, casi anónimos, enfrentados a dilemas morales, sentimientos inconfesables o situaciones absurdas. Una mujer que cambia el cuidado de sus padres por la fotografía de ardillas, un padre que va por un peluche y encuentra un secreto, un joven que dice haber vengado a su hermano. Todos ellos habitan un universo donde el drama y el humor coexisten en equilibrio precario.

Aramburu juega con la expectativa del lector: Cada cuento encierra una sorpresa, un desajuste, una sombra o una ternura que emerge donde menos se espera. Y lo hace con una prosa serena y precisa, que sabe detenerse en el gesto, en la pausa, en la palabra justa. "El cuento es como un chiste: como no funcione, se cae totalmente", advierte el autor, consciente del riesgo que implica condensar tanto en pocas páginas.

Aramburu y Pepa Fernández en la Feria del Libro de Madrid

Frente a la amplitud emocional que le permite la novela, Aramburu reconoce que en el relato debe ser más incisivo: "En la novela tengo tiempo para mostrar facetas y desarrollar compasión; en el cuento, no. Todo debe estar desde el principio".

"Toda mi literatura trata de gente común, de vecinos, de familias. No escribo sobre la humanidad en masa, sino sobre personas, una por una", explica Aramburu, reafirmando su atención por los vínculos íntimos y las tensiones cotidianas.

Entre el humor y la tragedia

Hombre caído navega entre registros muy distintos, del absurdo a la tristeza, de la ironía a la angustia, de lo cómico a lo devastador. La caída del título no es solo literal, es también emocional, simbólica. Son caídas de prestigio, de certezas, de dignidad. Pero también hay compasión, lucidez y un humor afilado que disuelve la tragedia sin negarla.

"Mi humor es del impertinente, del que lo pone por obra donde no debiera. Me da placer mostrar a mis semejantes desde sus lados más ridículos", admite, aunque también subraya sus propios límites éticos: "Salvo cuando toco temas de terrorismo o víctimas, ahí echo el freno desde el principio".

La novela "Hombre caído"

Una radiografía del alma

Este nuevo volumen confirma la capacidad de Aramburu para radiografiar la psicología humana con una mezcla de distancia y empatía. Sus cuentos abordan el dolor, la rivalidad, el amor roto, la envidia o la necesidad de ser visto. Pero también la belleza de los momentos menores, la posibilidad de redención o de entendimiento en medio del desconcierto: "Comparo al ser humano con una nuez, ya que la literatura me permite abrirla y mostrar lo que se oculta dentro", dice con una imagen que resume su visión de la escritura como indagación en lo íntimo.

Con Hombre caído, el autor reafirma su lugar como uno de los grandes observadores de nuestro tiempo, capaz de iluminar con delicadeza lo que muchas veces queda oculto bajo la costra de lo cotidiano. Un libro que se lee con placer y desasosiego, y que confirma que Aramburu, incluso desde la brevedad, sigue siendo un narrador imprescindible.