'La buena suerte': una película de Gracia Querejeta sobre cómo salir adelante
- La directora Gracia Querejeta y la actriz Megan Montaner presentan en Las mañanas de RNE la película La buena suerte
- La cinta, que adapta la novela de Rosa Montero y que cuenta con la participación de RTVE, llega a los cines el 6 de junio
La suerte es subirse a un tren. Pero también bajarse antes de tiempo, equivocarse de parada, no tener destino o ni siquiera emprender el viaje. A veces es comprar una casa. O no hacerlo. Mudarse. Quedarse. Porque la suerte, la buena suerte, no existe como tal. Se busca, se prueba, se construye, se transforma, se persigue. Y, si aparece, no suele ser por milagro.
"Hay que ir a buscarla", afirman la directora Gracia Querejeta y la actriz Megan Montaner en Las mañanas de RNE con Mamen Asencio. "Dependiendo de la actitud de uno pasan unas cosas o pasan otras. El refrán dice que al perro flaco todo se le vuelven pulgas. Es verdad. No solamente tiene que ver con lo que te ocurre físicamente, sino con la actitud que tengas ante la vida", añade Querejeta.
Y esa es precisamente la filosofía que aplica Raluca (Megan Montaner) en su día a día y que tratará de transmitir a Pablo (Hugo Silva) en la cinta La buena suerte —basada en la novela homónima de Rosa Montero—, que se estrena en cines el 6 de junio.
Porque, ¿qué otra cosa sino la suerte —en su concepto más amplio—, es capaz de impulsar a un exitoso arquitecto a ocultarse en un pueblo en decadencia para empezar de cero?
El tren que lleva a Pablo hasta allí parece una elección arbitraria. El primero que pasa, tal vez. Su decisión de apearse en esa estación, un impulso. Todo da la sensación de haber sido fruto del azar. Sin embargo, en la vida, casi nada lo es.
Pablo huye. Lo deja todo, pero no escapa. Al contrario. Es justo allí, en ese enclave perdido y en el piso destartalado frente a las vías que compra nada más llegar, donde conoce a Raluca, su vecina. Su suerte. Una mujer que limpia, pinta y sobrevive mientras observa el mundo con otra luz. "Está inmersa en una rueda de hámster haciendo lo mismo siempre, sin motivación ni ilusión, pero con esperanza", explica Montaner.
Y así, sin buscarlo ni quererlo y quizá, quién sabe, por fortuna, Raluca se convierte en el último hilo que lo sujeta a la vida. También al presente y, por supuesto, al pasado. "Aunque ella haya terminado en ese lugar, siempre visualiza un futuro", comenta.
"Es una mujer admirable. Pese a la mochila de traumas que arrastra, ve el lado bueno de las cosas. No se regodea en los problemas. Busca soluciones". Y alumbra. "Se convierte en la luz que aparece por delante de Pablo para crearle esperanza", resume la actriz.
Aunque avanzar no sea sencillo. Aunque Pablo nunca pueda apagar su conflicto. Porque su historia es la de un padre que perdió a su hijo. No por la muerte, por la violencia. Por la distancia. Por el miedo. Por la culpabilidad.
¿Cómo se rompe con un hijo? ¿Cómo se le deja atrás, por muy mala persona que sea contigo y con los demás?
"Si tienes un hijo capaz de hacer lo que hace Marcos, el hijo de Pablo, el terror y el espanto que sufres como progenitor deben ser insoportables", apunta Gracia Querejeta. "En algún punto, cualquier padre o madre se culpa, aunque no haya una correlación. En el caso de Pablo, sin embargo, él lo admite: manifiesta claramente que no ha sido un padre cercano", concluye. Y le arrastra, al menos por un tiempo.
La buena suerte es un thriller íntimo y cotidiano sobre el bien y el mal. Habla de lo que somos capaces de hacer —o de perder— cuando el amor se tuerce y de cómo, incluso entre ruinas, puede brotar algo parecido a la vida. Porque tal vez la suerte no exista. Pero hay decisiones que lo cambian todo. Y personas que, sin pretenderlo, llegan justo cuando más se necesitan. Y si no es eso la buena suerte, ¿qué lo es?