David Cantero: "Todavía tengo muchas ganas y mucha guerra que dar"
- Tras su salida de Telecinco después de 15 años, el periodista asegura "estar con una gran satisfacción en su nueva vida"
- En Las tardes de RNE, hace balance de su pasado y habla de su presente, futuro y sus aficiones más allá del periodismo
La entrevista con David Cantero (Madrid, 1961) estaba prevista para este lunes. Pero la muerte del papa Francisco (1936-2025) trastocó la agenda. La actualidad manda. No hizo falta explicarle cómo funciona esto. Lo entendió y lo asumió perfectamente. Lleva más de cuatro décadas navegando entre lo programado y lo inesperado, adaptándose al ritmo de las noticias e improvisando sobre la marcha. Reinventándose cada vez que el directo lo exige y la escaleta, como él dice, "se va al garete".
"Me encanta esa sensación de que "digan diez segundos para entrar" y no saber cómo vamos a empezar ni con qué vamos a abrir", confiesa en Las tardes de RNE. "Lo más emocionante de este trabajo –añade– es la emoción de la última hora. Ese cambio repentino y ese vacío que hay que ir rellenando sobre la marcha mientras estás en el plató".
Habla con conocimiento de causa. Le ha pasado decenas, cientos de veces. Solo, tras la cámara y con millones de personas atentas, observándole. Pero también cuando nadie mira.
Porque antes de convertirse en uno de los rostros más reconocibles de la televisión, lo aprendió desde abajo. Cámara al hombro y bata blanca recorriendo los pasillos de Prado del Rey. Empezó como auxiliar de operador de cámara en programas de RTVE como Si yo fuera presidente, La edad de oro, Barrio sésamo o La clave. Luego, llegaron sus periodos de realizador, montador, reportero, corresponsal de Italia-Vaticano entre 1988 y 1991, y también presentador.
Del Canal 24 horas a Informe Semanal, pasando por el Telediario hasta desembarcar en Informativos Telecinco, donde estuvo durante los últimos 15 años, David Cantero ha sabido ajustarse sin perder el tono. Ni el aplomo, ni el porte. Siempre firme. Siempre templado, dentro o fuera de la noticia.
“Irme de RTVE en 2010 fue uno de los momentos profesionales más difíciles de mi vida“
Porque no solo se ha enfrentado a modificaciones en las escaletas. También la vida, fuera del foco, le ha obligado, le obliga y le seguirá obligando a improvisar. Ya lo hizo una vez, en 2010, cuando dejó RTVE tras 28 años, para aceptar el reto de Mediaset. "Fue uno de mis momentos profesionales más difíciles. Lo supe disimular muy bien, pero estaba muy emocionado. Me vine muy abajo", admite.
Aunque se fue por elección propia–"me hicieron una gran oferta y me apetecía probar algo nuevo"–, dejar atrás su "casa, familia y recuerdos", no fue sencillo. Menos aún cuando se filtró su marcha y tuvo que seguir presentando el Telediario en prime time mientras todo el mundo ya sabía que, en septiembre, comenzaba en otra cadena.
Aún así, lo asumió con valentía. Como lo hace ahora, quince años después, al cerrar otra etapa. Esta vez, inesperada, pero una vez más sin hacer ruido. Tomándoselo como un reto. Aceptándolo como una oportunidad nueva.
"Nunca me han asustado los cambios. Este lo he llevado con entusiasmo", releva. Y también con cierta nostalgia. "Me acuerdo de la noche que salí de Torrespaña. Era agosto, no había nadie y no me dio tiempo a despedirme. Solo le di un abrazo a Lorenzo Milá y a un par de compañeros que quedaban por ahí. En marzo, me fui de Mediaset casi sin poder decirle adiós nadie, como me pasó en RTVE", compara.
Hay vida más allá del periodismo
Ese 20 de agosto de 2010 regresó a casa caminando y pensando "¿dónde voy?". El 7 de marzo de 2025, le volvió a surgir la misma pregunta. Lugares diferentes, momentos distintos, pero la misma incertidumbre y, también, una respuesta idéntica: "La vida siempre te sorprende, y los cambios son muy vivificantes", dice. "Si acepto alguna oferta que me están haciendo y empiezo algo nuevo, fantástico. Y si esas oportunidades vienen cuanto más mayor eres, mejor, porque el reto y la ilusión son más grandes", reflexiona.
Al final, cada etapa tiene su interés. De todo se aprende y de todo, por qué no, se puede disfrutar. El vértigo nunca se va, simplemente se amolda. "Tras el shock inicial que me duró una semana, estoy disfrutando. Estoy bastante contento. Me encuentro con una gran satisfacción en esta nueva vida", reconoce Cantero. "Voy a otro ritmo. Cuando estás trabajando, no eres consciente de que existe otra forma de vivir", asegura.
““
Una nueva vida que le ha llevado, por ejemplo, a ser "amo de casa a tiempo completo, a aprovechar el tiempo libre o a estar más con mis hijos". También, a centrarse en sus pasiones: las guitarras, la música, la literatura y la pintura.
"Desde pequeño he tenido una pasión artística que no puedo refrenar. Soy muy creativo. Necesito pintar, dibujar, esculpir, tocar… Necesito crear", sostiene. Por eso, sin ir más lejos, ya tiene una exposición organizada, y una segunda a punto de confirmarse. "Una será en la galería La Central, en Donosti. La otra estoy cerrándola en una galería de Talavera de la Reina. Nunca me he dedicado a exponer mis cuadros, solía vender mis obras a través de casas de subastas, pero estoy entrado en el circuito artístico poco a poco".
Eso sí, a lo mejor, más pronto que tarde, tendrá que compaginarlo, de nuevo, con la actualidad informativa. Quién sabe. "No sé cuánto tiempo estaré así, de descanso, porque ya me han llegado algunas ofertas. Puede que esto sean unas vacaciones, aunque me estoy acostumbrando a no trabajar y es muy raro".
Y lo es porque su vida está ligada al periodismo desde que era un crío. Desde que piso por primera vez, casi por casualidad y medio obligado por el colegio, Prado del Rey.
"En estas instalaciones se produjo mi primer flechazo", confiesa. "Era la primera vez que tenía contacto con la radio y con la televisión. Se produjo gracias a un profesor que trabajaba en RNE y que nos trajo de excursión. Nos enseñó primero la Casa de la Radio y luego nos llevó por los platós", relata. Y, ahí, añade, se enamoró.
"Vi las cámaras, los cables, los focos, el ambiente, los decorados, el olor a serrín, el olor a foco, el olor a humillo que echaban los focos… Ese episodio determinó mi vocación", subraya. Y todavía continúa: "Aún tengo muchas ganas y mucha guerra que dar".