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Lecciones de aguja y actitud: lo que Carmen Farala nos ha enseñado en 'Maestros de la Costura Celebrity'

Carmen Farala cosiendo en la gran final de Maestros de la Costur Celebrity 1
Carmen Farala cosiendo en la gran final de Maestros de la Costur Celebrity 1 Rtve.es
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Desde el primer instante en que Carmen Farala apareció en Maestros de la Costura Celebrity, quedó claro que su historia iba más allá de su talento para la costura y sentido de la moda: es un testimonio de superación, autodidactismo y valentía. Carmen aprendió a coser a través de YouTube y siempre soñó con estudiar diseño, e incluso fantaseaba con presentarse a las primeras ediciones del programa. Pero hoy, con aguja en mano y una determinación que trasciende cualquier duda, Carmen ha bordado un camino lleno de inspiración y autenticidad. Repasamos todo lo que hemos aprendido de ella.

Orgullo queer y el valor del autodidactismo

Carmen Farala ha sido, sin lugar a dudas, un faro de visibilidad en el programa. Siempre subida a su tacón y con la peluca bien puesta tiene un enorme compromiso con la alta costura. Más allá de ser una beauty queen Carmen siempre está detrás de cada uno de sus diseños, incluso adaptando sus diseñadores favoritos a su universo. Así lo hemos visto cuando nos ha presentado looks propios como 'Faralina Herrera', 'Farala Couture' o 'Dolce Farala'.

Ese sentido de la moda, no es únicamente un talento, es también una muestra de que dentro del mundo drag también hay mucha moda. Moda que no siempre ha podido desfilar en una pasarela o ha sido entendida. Eduardo Casanova hacía un alegato a esto en su despedida: "¿Sabéis quién ha cosido mucho y a escondidas? Con pistolas de silicona, con lo que había. Sin dinero o sin que tuvieran nada. Es hora de poner en valor todo lo que han hecho las drag queens por la moda".

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Uno de los momentos más memorables de la edición fue su participación en la prueba de teñido natural. Ese día, Carmen no se vistió de Farala: se presentó como Daniel, el artista que da vida a su alter ego. Y allí, sin peluca ni pestaña, compartió con el público lo que significa el drag en su vida y cómo ese arte ha sido un puente hacia la autoaceptación, el empoderamiento y, ahora, también, hacia la alta costura. Su sinceridad emocionó tanto a sus compañeros como al jurado. “Gané en el minuto cero en el que entré al taller”, confesó entre lágrimas en uno de los programas finales.

En cada puntada, Carmen ha reivindicado que el drag no es solo espectáculo, sino una forma de vida, una manera de mirar el mundo con libertad, ironía y belleza. Palomo, que la calificó como su musa esta edición, reconoció que su presencia le había inspirado a diseñar de nuevo para mujeres. Y María Escoté subrayó que pocas personas habían defendido con tanto respeto cada prenda como Carmen lo ha hecho.

Talento, ingenio y emoción: costura con alma

Además de la técnica, Carmen Farala ha bordado algunos de los momentos más conmovedores y brillantes de la temporada. Como cuando, en la prueba dedicada a sus familiares, presentó un kimono inspirado en una foto de su infancia, incorporando un dibujo de la guitarra de su padre. La prenda, con una manga en satén perfectamente rematada, emocionó al jurado y a su madre, que le dijo: “Tu padre estaría tan orgulloso como yo”.

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Pero si algo ha caracterizado su paso por el programa ha sido su capacidad de salir airosa incluso en los momentos de crisis. Como aquella vez en la que, ya avanzada la prueba, se dio cuenta de que no tenía hilo… y resolvió el problema sacándolo, ni más ni menos, de un lazo que encontró en su costurero. Una solución ingeniosa que dejó al jurado entre la risa, el asombro y la admiración. De hecho, Carmen tuvo esa idea porque en su infancia no le querían comprar una muñeca. Entonces deshilachaba un lazo y lo enganchaba a un boli para crearse la suya propia. Un testimonio que relata lo diferente y complicada que puede ser la infancia en realidades no normativas.

Ha cosido volantes imposibles, ha trabajado sin descanso en vestidos con estructuras dignas de pasarela y ha defendido con uñas, tacones y corazón cada una de sus creaciones. Su vestido de novia diseñado por Palomo Spain o su interpretación del abrigo de Norman Norell en el homenaje a Iris Apfel, son solo algunos ejemplos de su dominio técnico y estético.

Una finalista que ya ha hecho historia

Carmen Farala ha dejado claro que no ha venido solo a ganar un concurso: ha venido a abrir caminos. Y lo ha hecho con humor, lágrimas, talento, dignidad y mucha generosidad hacia sus compañeros. Como ella misma dijo: “Una drag ha llegado hasta aquí”. Y no solo ha llegado: ha brillado, ha inspirado y ha reivindicado que el arte de la costura también puede —y debe— ser un espacio para la diversidad.

El taller de Maestros de la Costura Celebrity ya no será el mismo. Porque después de Carmen Farala, queda un mensaje claro: la aguja puede ser también un arma para cambiar el mundo, una puntada a la vez.