Las torrijas de María Lo con las que disfrutar de la Semana Santa en cada bocado
- Aunque son típicas de la Semana Santa, las torrijas conquistan paladares en cualquier época del año
- La ganadora de Masterchef 10 comparte en Podría ser peor una receta de torrijas clásica con un toque de miel
La Semana Santa suena a silencio y cánticos, huele a incienso y sabe a torrijas. Porque, además de las procesiones, la fe y la reflexión, esta época del año también se celebra a fuego lento, entre ollas y sartenes.
"La Semana Santa es un momento clave del calendario gastronómico. En muchos lugares del mundo, sobre todo en los países de tradición católica como el nuestro, según el día que sea, se come una cosa u otra. Cada plato tiene su momento", explica la chef María Lo en Podría ser peor.
Y es que, en estas fechas, cada rincón de España desempolva su recetario y revive los sabores de antaño. Platos nacidos del ingenio, del reaprovechamiento y de la necesidad, que hoy son ya pura tradición: potajes, sopas, bacalao... Aunque, si hay un bocado que reina por encima de todos, ese es el de la torrija.
La de siempre, la clásica, la que —como recuerda María Lo— se prepara "con pan del día anterior, leche entera, huevo, azúcar, canela y, si hay suerte, un toque de piel de limón o naranja".
Pero también las variedades más novedosas e ingeniosas. Hay espacio para todo ¿Y si en vez de leche usamos vino tinto, como en Castilla y León? ¿Y si sustituimos el pan duro por uno de especialidad? ¿Y si las hacemos de vainilla, chocolate, caramelo salado… o incluso de horchata? ¿Qué tal si probamos una vegana o hasta salada? Cualquiera de sus variantes es un acierto. Son distintas, sí. Pero igual de irresistibles. Porque hay muchas formas de celebrar… y todas saben a tradición. Y las torrijas de la tía Loli de María Lo, no son una excepción.
| Ingredientes | Preparación |
|---|---|
|
|
Aunque las torrijas pueden eclipsar a otros platos, no son el único dulce tradicional de la Semana Santa. Existen muchos más que merecen atención. Y también hueco en el estómago. Porque, ¿cómo olvidarnos de la leche frita? Es imposible. Este delicioso postre, consistente en "una crema espesa de leche, azúcar y harina, cortada en porciones y frita", se ha ganado con creces el título de majar de la temporada.
Al igual que los buñuelos de viento, que son, sin duda, otro capricho irresistible de estas fechas. Y es que, además los hay para todos los paladares. "Los tenemos rellenos de crema, de nata o de chocolate", apunta la ganadora de Masterchef 10.
Y si buscamos algo más clásico, siempre podemos recurrir al infalible arroz con leche. De hecho, su popularidad es tal que lleva ya años está presente en todo momento por todo el largo y ancho de nuestra geografía. "Lo comemos todo el año, pero en realidad es un postre típico de la época de Cuaresma", aclara Lo.
Y en el caso de que nos adentremos por las comunidades autónomas, el recetario se amplía. Sobran sabores y faltan páginas. Cada región tiene sus propias delicias. En Castilla y León, por ejemplo, no fallan "las rosquillas fritas", señala Lo, mientras que en Andalucía lo indispensable son los pestiños: "Son de origen andalusí. Se trata de una masa frita hecha con una mezcla cocida de leche, azúcar y harina que se enfría, se corta porciones y se fríe para que, una vez frito, se embadurne con miel y ajonjolí o azúcar".
Y en Cataluña y Comunidad Valenciana, la Mona de Pascua, está ya consolidada como el broche de oro de la Semana Santa. "Tradicionalmente, es un dulce similar a un bizcocho que los padrinos regalaban a su ahijado el Domingo de Resurrección o el Lunes de Pascua, como símbolo de amor y de celebración del fin de la Cuaresma".