Sara Mesa narra la alienación y el sinsentido del funcionariado en "Oposición"
- Sara Mesa presenta en "No es un día cualquiera" su última novela "Oposición"
- Una novela sobre la inutilidad laboral que desvela la cara oculta de la burocracia
¿Qué ocurre cuando el trabajo fijo se convierte en una trampa silenciosa y la rutina en un desgaste? En "Oposición" la escritora Sara Mesa da forma a esta preguntas a través de Sada, una joven interina atrapada entre el absurdo administrativo y su propia necesidad de sentirse útil. Con un tono mordaz e introspectivo y tremendamente lúcido, la autora retrata un universo laboral donde la burocracia devora la identidad.
Mesa no escribe desde la ficción ajena ya que ella misma trabajó en la Administración Pública y volcó en esta novela buena parte de esa vivencia, por lo que la autora comparte cómo "Oposición" nace de su necesidad de contar un sistema que considera fallido, pero que sigue en pie gracias a su propia inercia.
El trabajo como laberinto y la experiencia de Sara Mesa
Sara Mesa tiene una obra caracterizada por abordar con mirada crítica y sutil los mecanismos de poder, la incomunicación y la precariedad emocional o laboral. Mesa ha publicado novelas como "Un amor", llevada al cine o "La familia", donde hay reconocimiento de crítica y público. Por lo que, su experiencia personal en la Administración Pública ha sido la inspiración para crear una crítica contra este sistema: "La vida laboral que ha conseguido no se parece a lo que había imaginado. La mayor parte del tiempo no hace nada. Sada mira el reloj muchas veces a lo largo del día", cuenta Sara.
La novela "Oposición" narra la experiencia de una joven que, tras lograr un puesto como interina en la Administración Pública, comienza a prepararse para unas oposiciones con el objetivo de asegurar su futuro. Sin embargo, su día a día en un edificio burocrático gigantesco y alienante, donde imperan el absurdo, la inactividad y las jerarquías opacas, la lleva a cuestionar el sentido de ese camino: “La vida laboral que ha conseguido no se parece a lo que había imaginado. La mayor parte del tiempo no hace nada. Sada mira el reloj muchas veces a lo largo del día”, explica. Frente a la inercia institucional y la obediencia acrítica de quienes la rodean, la protagonista comienza a registrar su malestar a través de dibujos y pequeñas rebeliones internas.
Sada aunque haya logrado lo que muchos anhelan, se encuentra lejos de encontrar un propósito, porque se ve enfrentada a tareas que la aburren, a jefes ausentes y a reglas que carecen de sentido. A través de sus dibujos y poemas, intenta encontrar algún significado a un entorno que no lo tiene. Sus deseos e imaginario chocan con la realidad en la que se encuentra, un trabajo gris y carente de emoción. Existe en la novela una crítica a la falta de propósito, al desgaste que genera un entorno en el que lo más valorado es la obediencia, no la creatividad ni la implicación: "Trabajar consiste en fingir que se trabaja. Eso es lo que hacen casi todos", escribe Mesa.
¿Tienen pequeños actos de rebelión grandes consecuencias?
En el libro como respuesta a lo que le rodea, Sada empieza a desobedecer, aunque sea en detalles mínimos. No lo hace por rebeldía ideológica, sino por pura necesidad vital. Pero incluso esos gestos minúsculos pueden ser castigados. Frente a esa apatía generalizada, Sada intenta resistir: "Empieza a dibujar en los márgenes del papel, a inventarse ejercicios absurdos, a cambiar pequeñas cosas que no alteran nada". No se trata de una rebelión estructurada, sino de gestos mínimos de alguien que intenta no desaparecer.
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Sara Mesa explora aquí el concepto de vigilancia institucional y cómo las organizaciones tienden a protegerse a sí mismas antes que a sus trabajadores. La protagonista, sin pretenderlo, se convierte en una figura incómoda y en alguien que evidencia las grietas del sistema. Porque incluso esos gestos simbólicos generan incomodidad. El sistema es hostil a todo aquello que no encaje: "Los que sobresalen molestan, incluso si sobresalen por hacer más de lo necesario", explica Sara, ya que su protagonista no busca enfrentarse, pero su actitud crítica se convierte en un problema.
La salud mental, el feminismo y jerarquía
"Oposición" no se limita a ser una crítica del trabajo en la Administración, si no que es el retrato de una mujer con complejidades personales, el feminismo y la salud mental está presente en la novela, como se puede ver en el alimentario que padece el personaje. Ofrece un retrato íntimo de una mujer atravesada por dudas, inseguridades y una frágil estabilidad mental: "A veces deja de comer sin darse cuenta. Se siente pesada, pero también ligera, como si no estuviera del todo", comenta la autora.
Libro "Oposición"
Además, la novela deja entrever un clasismo estructural disfrazado de jerarquía. Aunque todos entran por examen, el trato no es el mismo. Mesa señala la distancia entre quienes gestionan y quienes no hacen nada: "Hay quienes mandan y quienes ocupan una silla. Y todos saben perfectamente quién es quién, aunque no lo diga el organigrama", comenta. En este escenario de jerarquías camufladas y silencios institucionales, "Oposición" revela que la verdadera prueba no es el examen, sino sobrevivir al sistema sin perderse a una misma.