El anestesista que decidió sedar a los niños de la cueva de Tailandia: "parecía una eutanasia"
- El tenso y absorbente documental Rescate en las profundidades llega a RTVE Play
- La historia real sobre el rescate de los 12 niños atrapados en una cueva de Tailandia en 2018
Debajo de la cadena montañosa que separa a Tailandia de Myanmar está Tham Luang, un profundo y laberíntico sistema de cuevas de más 10 km de túneles. Se trata del cuarto más grande del país asiático. Para los niños de la zona, adentrarse en sus sinuosos y oscuros canales eran toda una aventura. Un juego de exploradores que, sin embargo, el 23 de junio de 2018 terminó convirtiéndose en una auténtica pesadilla. Aquel día, doce jóvenes decidieron entrar en sus profundidades, ajenos a que estaban en plena temporada de lluvias del monzón, una época de inundaciones en su interior que convertían la cueva en un lugar extremadamente peligroso.
Durante más de dos semanas, el mundo entero estuvo pendiente de la vida de estos chavales. Atrapados a 4 kilómetros de distancia de la entrada de Tham Luang, la subida del agua les sorprendió en plena noche y su vida pendía de un hilo. Y una vez que la cueva se inunda, es muy peligroso incluso para los buzos experimentados. Pasadas las primeras horas de desaparición y sin noticias de los jóvenes, muchos empezaron a dar por hecho que dentro solo iban a encontrarse sus cuerpos sin vida.
Rescate en las profundidades, el documental de National Geographic llega a RTVE Play
Recate en las profundidades, el documental sobre su verdadera historia
El documental Rescate en las profundidades, disponible en RTVE Play, recupera esta conmovedora historia. Una experiencia sobrecogedora, tensa y claustrofóbica, llena de momentos absorbentes, que recupera las imágenes, en primera persona y desde dentro, del dramático rescate que tuvo lugar hace siete años. Los directores y productores (bajo el sello de National Geographic), ganadores del Óscar, E. Chai Vasarhelyi y Jimmy Chin ponen al descubierto el peligroso mundo del buceo en cuevas, la valentía de los rescatadores y la dedicación de una comunidad entera que hizo grandes sacrificios para salvar a estos jóvenes.
La clave del rescate: una idea imposible nunca hecha
Una incursión que no hubiese resultado exitosa sin la participación del anestesista australiano Richard Harris, quien además de médico era experto en exploración de cuevas submarinas. Harris ofreció la clave del rescate con una propuesta nunca realizada antes y que, a todas luces, era imposible. Los doce chicos y el entrenador fueron localizados vivos el 2 de julio, pero pasarían 8 días hasta que dieron con la forma de sacarles de la cueva.
Uno de los handicaps que tenían que barajar era cómo trasladar a los chicos, sin que sufrieran ningún ataque de pánico. Bucear sin haberlo hecho nunca, durante tanto tiempo y en plena oscuridad era un detonante altísimo. Mientras discutían cuál era el método más efectivo para poder sacarles con vida, siete buzos expertos hicieron un recorrido para llevar al grupo alimentos, mantas térmicas y medicamentos.
Richard Harris, anestesista y buzo profesinal
¿Se puede bucear mientras se está sedado?
Esta era la pregunta que rondó a Harris por la cabeza durante los 4 kilómetros de recorrido que hizo buceando por las angostas grutas de la cueva tailandesa. Inicialmente, se pensó en suministrar ansiolíticos, pero el Dr. Richard Harris, decidió ir más allá: habría que sedarlos. La idea suponía enfrentarse a un dilema a vida o muerte: ¿se podía bucear sedado? ¿Y si no hacía efecto? "Pase todo el tiempo nadando y pensando en lo que íbamos a hacer", cuenta Harris en el documental. "La noche anterior dormí muy mal, me preguntaba: ¿quién soy yo para correr el riesgo de sacar a estos chicos de esta manera?". Pero la respuesta a esa pregunta era clara. "Lo que es imposible era irse y dejarlos allí", recuerda.
Decididos a hacerlo, Harris se sumergió en la profundidad de las cuevas. Llevaban varios suministros de analgésicos dado que existía el riesgo de que, a lo largo de todo el trayecto, los jóvenes se despertasen. En tiempo récord, Harris tuvo que formar al resto de buzos a readministrar las dosis de anestesia en jeringas. "Tardaríamos dos horas en sacarlos buceando y el sedante perdería efecto. Les dije que la administrasen en la pierna. Les dije que no pasaba nada si daban con hueso, que nada podría salir mal. Una vez más estaba mintiendo, pero solo era para darles el coraje necesario para hacerlo", cuenta Harris.
El doctor Harris a punto de sumergirse en la cueva Tham Luang de Tailandia en 2018
15 bolsas para cadáveres: "Me pareció una eutanasia"
Cuando se adentraron y comenzaron la misión de rescate, contaban con la posibilidad de que todo saliese mal. Prepararon 15 bolsas para transportar cadáveres por si se torcían las cosas. El Dr. Harris, con la venia del gobierno y un certificado de inmunidad diplomática, ideó un combinado de medicamentos: "uno tenía un efecto ansiolítico, otro, la antropina, era para evitar la salivación y que se ahoguen en su propia saliva y después estaba la ketamina, para sedarles". Según explica Harris, una vez inconscientes, "era como tratar de ponerle una máscara a una muñeca de trapo".
"No podía pensar en una forma más segura de sentenciar a muerte a esos niños que dándoles un anestésico y luego tratar de sacarlos bajo el agua 2,5 kilómetros. No me sentía cómodo en absoluto con lo que estábamos haciendo. Sumergir la cara de alguien inconsciente y atarle las manos a alguien te hace sentir muy mal. Me pareció una eutanasia", sentencia. Un viaje de "solo ida", sin precedentes, que; sin embargo, fue determinante para salvar la vida a los 12 muchachos y hacer historia.
Su historia al completo puede verse ya en el documental Rescate en las profundidades disponible en RTVE Play.