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¿Cómo influyen las palabras en nuestra salud mental?

  • No utilices las palabras absolutas, tienen un efecto negativo en nuestra salud mental
  • ¿Sabías que las palabras malsonantes tienen un poder analgésico en nosotros? Descubre por qué

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Las palabras tienen un gran poder de influencia en nuestra salud mental
Las palabras tienen un gran poder de influencia en nuestra salud mental Micro pixie stock - iStock

Las palabras lo son todo para el ser humano. Son lo que nos diferencia de los animales, por eso la psicolingüista y profesora lingüística general en la Universidad de Zaragoza Mamen Horno decidió explicar dónde se almacenan, se procesan, se adquieren y se pierden en nuestro cerebro en su libro Un cerebro lleno de palabras. Si quieres descubrir cuáles han sido sus conclusiones no dudes en darle al play a su entrevista en El gallo que no cesa. Aquí te dejamos sus interesantes explicaciones sobre la gran influencia que tienen en nuestra salud mental.

El gallo que no cesa - Mamen Horno nos explica cómo el cerebro aprende las palabras - Escuchar ahora

Su gran poder sobre la salud mental

Es importantísimo aprender a hablarse bien a uno mismo. Hay que hacerlo siempre desde el cariño, porque según explica la psicolingüista las palabras tienen un poder fundamental sobre nuestro nivel de ansiedad y nuestro nivel de felicidad, es decir, en la producción de cortisol o de dopamina.

Esto es algo que, según cuenta Mamen Horno, ya decían los estoicos: "Nosotros nos estamos contando constantemente una historia a nosotros mismos. Así que todo lo que nos pasa, toda la experiencia con el mundo extralingüístico, no nos afecta directamente sino que nos afecta mediado por esta historia que nos estamos contando".

Las palabras absolutas generan indefensión

Además, hay estudios que aseguran que las palabras absolutas, como por ejemplo nunca, nadie u odiar, están correlacionadas con problemas de salud mental como son la ansiedad o la depresión. "Yo creo que no tiene tanto que ver con este conjunto cerrado de palabras, sino más bien con no utilizar los extremos de las escalas, es decir, con no ser tan exagerados", aconseja la lingüista. Es decir, cuando somos extremistas no estamos dejando ningún tipo de espacio para mejorar y eso genera un sentimiento de indefensión.

Un ejemplo que da la especialista es que cuando decimos <<todo el mundo me odia>> es una falacia porque es imposible que eso ocurra. "A lo mejor a muchos les caes mal, pero eso se puede arreglar y siempre tienes un poco de espacio para mejorar, para encontrar a alguien que te quiera o para tener una vida mejor", afirma Mamen Horno.

Las palabras tabú sirven de analgésico

En el libro también se habla del sentimiento de liberación que deja pronunciar palabras malsonantes o palabras tabú. Y no, no nos estamos refiriendo a los insultos ya que estos se utilizan para ejercer violencia verbal. Con palabras malsonantes la psicolingüista se refiere a "esas imprecaciones que hacemos, de esas palabras que nos salen y que no van dirigidas a nadie sino que únicamente las hacemos como para liberar". Según Mamen Horno, pronunciarlas nos genera cierta adrenalina ya que son palabras prohibidas.

Este efecto también lo notan aquellas personas que sufren algún tipo de enfermedad o dolencia y que emplean palabras tabú relacionadas con esos males. Sin embargo, la especialista señala que el uso constante de estas palabras o utilizarlas en un entorno que también las utiliza reiteradamente hace que se pierda el efecto. En esta entrevista con Mercedes Milá, Dani Rovira explica exactamente de qué sentimiento estamos hablando: