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El noir sureño de Chris Offutt y 'La ley de los cerros'

  • Chris Offutt, nacido en Kentucky, presenta la entrega final de la trilogía de novela negra dedicada al investigador Mick Hardin
  • En La ley de los cerros, el protagonista se ha retirado, visita a su hermana y se ve envuelto en un asesinato y peleas ilegales

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Página Dos - La nueva novela negra de Chris Offutt

Pueblos polvorientos, las Apalaches de fondo, porches con mecedoras, caballos y música bluegrass, hayedos, nogales, álamos, familias con camisa de cuadros, silbidos, vecinos que se ayudan y vecinos que desconfían. Para la mirada europea, la vida sureña de Kentucky es tan llamativa como desconocida. El escritor Chris Offutt (Lexington, 1958) acerca al lector a un mundo de nobleza, violencia, venganza y peleas ilegales de gallos. Página Dos habla con él de La ley de los cerros, editada por Sajalín.

Esta novela cierra la trilogía de novela negra protagonizada por el investigador Mick Hardin; las anteriores entregas fueron Los cerros de la muerte y Los hijos de Shifty. Tras veinte años como agente de la División de Investigación Criminal del ejército, Hardin se retira. Antes, viaja a su Kentucky natal para pasar unos días con su hermana Linda, la sheriff del condado, que está investigando un asesinato. Cuando ella es herida en un tiroteo, Hardin ejercerá de ayudante improvisado del departamento.

Del autostop en Kentucky a la literatura

La biografía de Chris Offutt es tan accidentada como la de sus protagonistas. Creció en una pequeña antigua comunidad minera del condado de Rowan, al lado de las Apalaches. Dejó la secundaria para unirse al ejército, pero fracasó en el examen físico. Estudió Literatura en la universidad, hizo autostop por todo el país, trabajó en más de cincuenta empleos al mismo tiempo que esbozaba sus primeras ideas. «Crecí preguntándome», cuenta Offutt en 'Página Dos', «por qué no había libros que hablasen de los míos. ¿Dónde estábamos? ¿Existíamos?».

Asistió al famoso Taller de Escritores de Iowa, donde tuvo como profesores, entre otros, al autor James Salter. En 1992 publicó su primera colección de cuentos; más tarde, un libro de memorias sobre su infancia sureña. Fue nombrado uno de los mejores jóvenes talentos por la prestigiosa revista Granta. Ya consagrado, ha escrito artículos de no ficción para Oxford American o The New York Times, además de capítulos para series como Treme o True Blood.

La mayoría de escritores norteamericanos son de clase media alta

El escritor se ha mostrado crítico con el aburguesamiento de la literatura. A pesar de ser una vocación universal —todo ser humano tiene necesidad de contar su historia—, la realidad es que pocas personas pueden dedicarse a la escritura. Después de trabajar toda la jornada, las migas de energía que quedan no dan de sí para el esfuerzo que requiere un libro.

«La mayoría de escritores norteamericanos», afirma Offutt, «son de clase media alta. No tienen ni idea de lo que es alistarte a los diecisiete años pensando que al menos en el ejército tendrás tres comidas al día y una cama.» Los protagonistas de sus novelas son como él: tozudos, vivos, audaces, improvisadores. Donde a veces no ayudan las circunstancias, empuja el talento.