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¿Qué órdenes debemos mandar al cerebro para evitar los atracones?

  • Boticaria García presenta su libro Tu cerebro tiene hambre en Entre dos luces
  • La farmacéutica te explica cómo puedes controlar el hambre

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¿Qué tipo de hambre sentimos?
¿Qué tipo de hambre sentimos? PonyWang - iStock

Tu cerebro tiene hambre, pero, ¿qué tipo de hambre?. Marián García, también conocida como Boticaria García, ha escrito este libro cuyo nombre viene de la importancia que tiene para la farmacéutica identificar el tipo de hambre que sentimos: si es porque es la hora de comer o si es el deseo de comer algo dulce. Esta pregunta no sirve nada más que para, posteriormente, responder a otra de ellas: ¿Cómo me voy a sentir después de comer?: "Yo de comer lentejas no me arrepentiré en la vida, pero de comer bollos alguna vez que otra". En Entre dos luces han tocado junto a la autora algunos de los temas expuestos en el ejemplar:

El cortisol produce hambre

El cortisol es una hormona del estrés que activa en el cuerpo del ser humano unos mecanismos ancestrales de cuando las personas eran perseguidas por los leones en la selva. Ese estrés que producía la persecución provocaba la necesidad de tomar nutrientes y azúcar, cuenta Boticaria García. Actualmente, las situaciones que producen estrés no ponen, en la gran mayoría de casos, nuestra vida en peligro y, por lo tanto, no necesitamos ese azúcar para gestionar dicho acontecimiento. Sin embargo, según cuenta la farmacéutica, la hormona del estrés libera una mayor cantidad de grelina, es decir, la hormona del hambre, y una menor cantidad de leptina, hormona de la saciedad, que procede de los adipocitos de las células grasas: "Es decir, tú tienes estrés y tienes más hormonas de hambre, menos hormonas de saciedad, con lo cual se junta el hambre con las ganas de comer literalmente".

Las bacterias del intestino influyen en cómo procesamos la comida

"Lo de las gallinas que entran por las que salen ha cambiado", afirma Marián García en cuanto al tema de gastar las calorías que consumimos. Y es que durante la época de Grande Covián se desconocía que la flora era la microbiota y que existen millones de bacterias vivas en nuestro intestino, tanto buenas como malas, que influyen en cómo procesamos la comida. La farmacéutica lo ejemplifica con la enfermedad de la que tanto se habla hoy en día, el SIBO, también conocido como el sobrecrecimiento bacterial intestinal: "Tú imagínate que tú tienes más bacterias buenas que yo, y yo más malas. Nos tomamos el mismo trozo de pan y yo soy capaz de extraer más energía que tú comiendo el mismo pan, a mí me va a engordar más que a ti. Eso va a depender de las bacterias. No son sólo las calorías que entran por las que salen, las bacterias que tenemos en el instituto influyen también".

Boticaria García aconseja a través de su libro seguir los pilares de la dieta, es decir, las cuatro columnas de los alimentos potenciando, limitando y evitando los productos que corresponda, además de tener especial cuidado con los fermentados.

¿Cómo damos las órdenes correctas al cerebro para evitar los atracones?

Una de las causas por las que el cerebro siente hambre es porque le falta dopamina, un neurotransmisor del placer, del deseo. ¿Cómo controlamos ese impulso? Marián García cuenta algunas de las maneras que incluye en su libro: "Tienes que darle la orden a tu cerebro de que busque esa dopamina en otras fuentes naturales que son, por ejemplo, una conversación mirándonos a los ojos, un mensaje que le mandas a alguien y te da un feedback, el amor, el afecto, el cariño, pasear al aire libre, también es escuchar música, tocar un instrumento. De hecho hay gente que tiene trastornos de la conducta alimentaria por atracón que cuando tienen la necesidad imperiosa de comer tocan un instrumento y eso hace que segreguen dopamina y liberen ese impulso". La relajación, la meditación, el sexo, aprender mediante podcast o con un libro son otras de las estrategias que señala la farmacéutica. En resumen, es distraer nuestra mente con algo que nos satisfaga, como ocurre en el caso de los bebés: cuando un bebé empieza a llorar lo coges y te pones a jugar con él, le haces mirar por la ventana, lo entretienes.

Para sentirnos saciados hay que tener la microbiota contenta

Los "bichos" de la microbiota trabajan para generar compuestos, como son las vitaminas o que sirven para la saciedad. "La señal de saciedad la manda el adipocito y la manda los Fraggle Rock desde el colón, generan un compuesto, el ácido butírico, otro palabro que lo que hace es hacer que estés más o menos saciado en función de cómo lo tengas.", afirma la autora del libro. Por lo tanto, para sentirnos saciados debemos tener a la microbiota contenta, concretamente a sus bacterias buenas, mediante fibra, fermentados, semillas o frutos secos, y evitar el azúcar, que es el producto favorito de las bacterias malas.

"Los genes cargan el arma, pero los hábitos disparan el gatillo"

Carlos Santos, presentador del programa, hace una pregunta que lleva rondando por su cabeza un tiempo a la autora del libro: ¿Es cierto que el metabolismo cambia con el tiempo?. Algunos dicen que sí, otros lo niegan... Sin embargo, la farmacéutica aclara: "Realmente hay gente que tiene más tendencia genética a engordar que otros, entre un 40 y un 70%, pero no es una profecía autocumplida. Los genes cargan el arma, pero los hábitos disparan el gatillo".