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Judy Garland, la estrella que no conoció otra vida que la del espectáculo

  • Recordamos a la actriz y cantante a través de lo que se ha contado de ella en Radio Nacional de España
  • Su madre marcó toda su vida de su hija y "la privó de adolescencia y de la madurez"
Fotograma de 'El mago de oz'

“La estrella que no conoció otra vida que la del espectáculo. La niña desgarbada transformada en cisne”, así defenían en Mujeres malditas’ de Radio 5 a Judy Garland. Nació el 10 de junio de 1922 en Minnesota y falleció el 22 de junio de 1969 en Londres. “Sus padres y hermanos se dedicaban al teatro musical y se podría decir que comenzó a andar encima del escenario. Con sólo tres años ya apareció en algunas funciones. En 1933, su madre la llevó a Hollywood y tras participar en algunos castings, fue contratada por la Metro-Goldwyn-Mayer. Pero como le ocurre a tantos niños prodigio, la vida de Judy acabaría siendo un infierno”.

“Es uno de los más terribles ejemplos de niñas que han caído en las garras de su madre. Su madre era una pianista, actriz frustrada, que de repente, ve el campo libre, ya sin la resistencia paterna, para convertir a su hija en la actriz que ella nunca ha podido ser”, destacaba Miguel Ángel Barroso, historiador y crítico de cine. “Viendo un poco la trayectoria de la vida de Judy Garland, la conclusión es que yo he visto a pocas madres tan implacables con un hijo. Ella marcó toda la vida de su hija, hasta tal punto que podemos decir que la privó de infancia, la privó de adolescencia y la privó de madurez”.

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En el día de su muerte, recordamos a la actriz y cantante a través de lo que se ha contado de ella en Radio Nacional de España.

Las adicciones

“En 1935, alguien en la Metro-Goldwyn-Mayer se fijó en aquella chica de 13 años que parecía mucho mayor cuando cantaba y le hizo un contrato bastante generoso para la época. Entonces su carrera cinematográfica estaba ya lanzada, pero también las adicciones que la atormentaron durante toda su vida. Y la culpable de ambas cosas fue su madre, porque desde niña la acostumbró, igual que a sus hermanas, a tomar anfetaminas para trabajar a pleno rendimiento durante el día y luego barbitúricos para descansar durante la noche. Y a la Metro le venía bien esa situación para que Judy pudiera soportar las largas jornadas de rodaje. Además, cuando empezó a ganar peso por los cambios hormonales propios de la pubertad, el estudio le dio también pastillas para que no engordase”, contaron en "Algún lugar del tiempo" del informativo 24 horas.

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“Su vida personal acabó afectando a su vida artística. La adicción a las pastillas era cada vez más fuerte, se ponía histérica por todo, llegaba tarde muchos días a los rodajes, otros ni siquiera acudía, se peleaba con los directores porque no le gustaban los guiones. En julio de 1947, intentó suicidarse por primera vez cortándose las muñecas con un vidrio roto. Los responsables de la Metro se negaron varias veces a que ingresara en un hospital para desintoxicarse con la excusa de que debía cumplir sus compromisos, pero tuvo que ser reemplazada en tres películas seguidas. Y luego, en 1950, cuando los problemas eran ya demasiado graves, la Metro simplemente rescindió su contrato. Había hecho ganar millones a la compañía, pero parecía que ya no servía”.

Una voz amarga y visceral

“Con solo 16 años y con un corsé que le disimulaba su naturaleza, Garland logró el papel más recordado de su carrera dando vida a una niña huérfana de Kansas llamada Dorothy Gale, que sueña con huir de su monótona vida en la granja en El Mago de Oz, una película que con el tiempo se convirtió en un clásico del cine musical y que le valió a su protagonista un premio Oscar en febrero de 1940”, contaban en una edición monográfica de El tranvía de Broadway sobre la actriz y cantante.

“La inocente Dorothy conectó con el sistema nervioso central de todos los espectadores porque su voz amarga y visceral sonaba más a Edith Piaf que a la perfección técnica y lírica de las actrices de la época. Pero Hollywood se aseguró de que ella misma nunca fuera consciente del talento sobrenatural que tenía. La necesitaban insegura y dependiente. La sobrecarga de trabajo y las presiones en el estudio la arrojaron en manos de un psiquiatra y de estimulantes, calmantes y alcohol. Así fue como a pesar de ganar dinero, el establishment la convirtió en una estrella infeliz que ansiaba amor, aceptación y adulación”.

“Acababa de cumplir los 47 años”

Judy Garland falleció el domingo 22 de junio 1969 en Londres de “una sobredosis de barbitúricos. No se sabe si se le fue la mano con las pastillas sin querer” o si fue un suicidio “deliberadamente”, contó Nieves Concostrina en su espacio “El acabose” en No es un día cualquiera. “Acababa de cumplir 47 años. Hacía solo tres meses que se había casado con quinto marido. Estaba en su casa de Londres y la encontraron sentada en el váter, con la cara arañada”.

No es un día cualquiera - Judy Garland

La trasladaron de la capital británica a Nueva York. La capilla ardiente se instaló en la funeraria Campbell. “La vistieron con el traje de novia de su última boda y allí empezó a congregarse gente hasta llegar a las 20.000. Aquello desbordó. Muchos admiradores de la actriz, vale, pero es que ni un solo gay dejó de ir a despedirse de Judy Garland y a esperar a que saliera el féretro de la funeraria. No se movieron todos muy discretos y dicen dicen los que saben que aquella fue la primera y multitudinaria concentración gay”. No estaba únicamente por la actriz, “sino por lo que supuso para ellos el personaje del Mago de Oz, iban a enterrar a Dorothy”.