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Así fue el accidente de avión de los Andes: del cachondeo por las turbulencias a contar muertos

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Accidente de avión de los Andes en 1972
Los supervivientes de la tragedia de los Andes fueron rescatados 72 días después del accidente GTRES/ AP HISTORICO

"¿Sabes lo que no me gusta de esto? Que hoy es viernes 13", le dijo Liliana a su marido, Javier Methol, cuando comenzaron las turbulencias. Viajaban en un Fairchild FH-227D de la Fuerza Aérea Uruguaya junto a otras 43 personas rumbo a Chile, donde el equipo de rugby Old Christians iba a jugar contra los Old Boys. Pero aquel partido no se celebraría. El avión en el que volaban se estrelló en los Andes aquel fatídico 13 de octubre de 1972. 29 personas sobrevivieron al impacto, pero solo 16 seguían vivas cuando lograron rescatarles, 72 días después del accidente. Liliana ya había muerto.

Bromas y diversión antes de la tragedia

Los pasajeros del vuelo se habían subido al avión alegres, exultantes incluso. Veían el viaje como una oportunidad de saborear la independencia, de ver la nieve. Lo que no se imaginaban es que iban a pasar 72 días perdidos en aquel paisaje blanco. "En un momento iba en la cabina del piloto, sacando fotos a esa impresionante cordillera, toda blanca, estaba sumamente nevada. Había sido de los años de más nevadas en Chile. Y de repente se ve venir un frente de tormenta hacia donde se dirigía el avión", recuerda uno de los supervivientes de la tragedia en el documental Náufragos de los Andes.

"Vamos a bailar un rato", dijo alguien que salía de la cabina del piloto. Nadie dio importancia a lo que ocurría. Los pasajeros seguían pasándoselo bien. "Nos volcamos contra un lado. 'A ver si podemos mover el avión', y nos volcamos todos contra un costado y todos contra el otro, tratando de hamacar el avión. La inconsciencia de los 19 años, el primer vuelo…", asegura Roy Harley. Entraron en el frente de tormenta. Liliana se inquietó, pero otros seguían divertidos. "¡Ole!", celebraron unos al sufrir la primera turbulencia. "Por favor, átense los cinturones para que no se desparramen los cadáveres", dijo otro al tomar el micrófono, todavía de broma.

Llegó la segunda turbulencia. El avión caía y las rocas de los Andes, aquellas que antes admiraban desde la seguridad de sus asientos, se acercaban cada vez más. Javier Methol agarró la mano de su mujer y se pusieron a rezar. El avión finalmente se detuvo, una mancha en la inmaculada nieve de los Andes. Se hizo el silencio. Mientras unos continuaban en shock, otros tuvieron que empezar a dar los primeros auxilios. Roberto Canessa, que estaba estudiando medicina, trató las heridas de los que habían sobrevivido al impacto. El piloto pidió que le pegaran un tiro. Solo 29 personas seguían vivas de las 45 que habían embarcado en Uruguay. Muchas otras murieron en los 72 días que siguieron al accidente aéreo, hasta que solo pudieron rescatar a 16. Su historia la recoge Náufragos de los Andes.