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El sueño radiofónico de Pepe Domingo Castaño

  • El locutor de radio de Padrón ha presentado sus memorias
  • Ha hablado sobre sus orígenes radiofónicos que se sitúan en la escuela

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Las mañanas de RNE con Pepa Fernández - Pepe Domingo Castaño pasea por su vida

Feliz o felicidad son dos palabras que han dado protagonismo a la vida del presentador de radio y televisión Pepe Domingo Castaño. Lo ha contado en De pe a pa donde ha presentado sus memorias Hasta que se me acaben las palabras. Sobre las palabras que más aparecen en el libro ha destacado felicidad, amor y vida, y por encima de todas ellas radio, “porque mi vida es la radio”.

“Romper platos es romper un poco la monotonía de la vida. Yo creo que si en un momento dado de tu vida te cansas de algo, te aburres de algo que estás haciendo y eres capaz de dejar eso que no te gusta y buscar lo que realmente te gusta, es que has roto un plato. Entonces, yo he roto muchísimos platos en mi vida. Afortunadamente siempre encontré otro plato para reponer el que había roto, porque si no tienes el otro plato es complicado”.

El presentador de radio nació en el municipio coruñés de Padrón de donde son los famosos pimientos, pero también de donde nacieron la poeta Rosalía de Castro o el escritor Camilo José Cela. “Hay un montón de gente importantísima en Padrón, que yo a su lado soy una porquería”.

El cariño de una madre

“Yo creo que cuando uno es niño y no es el último, yo era el segundo, y siempre había varios detrás de mí que se llevaban todos los cariños. Mi hermano mayor, Antonio, que en paz descanse, y yo éramos lo que menos cariño llevábamos. Eso se nota. La única que se preocupaba de que no notase esa falta de cariño era mi madre. Era un encanto de persona”, ha contado sobre por qué habla mucho más de su madre que de su padre en las memorias.

El tímido con una bolsa de azúcar

Cuando en un pueblo hay una familia o dos que mueven los hilos y el mundo gira a su alrededor, el presentador les llama “aristocráticos”. “Yo era muy rebelde. A mí no me gustaba girar alrededor de nadie, me revelaba y me peleaba. Era un niño muy peleón y me fastidiaba mucho ver cómo vestían. Yo iba con unos trajes, que hacía mi madre, con las bolsas de azúcar, que eran unas bolsas de una tela muy lavada que daba la apariencia de que era una tela nueva”.

“Yo me sentía que aquello que tenía puesto era una bolsa de azúcar. No era el traje bonito que llevaba fulanito. Eso va creando un complejo. Me ponía colorado y todavía alguna vez me pongo colorado cuando entro en los sitios solo. A mi me da miedo entrar solo en una cafetería. Soy incapaz porque soy muy tímido. La gente me oye en tiempo de juego así con desparpajo y con alegría y no pueden creer que yo soy básicamente un tímido”.

La voz de la radio de la escuela

El paso por el colegio de frailes reconoce que le dejó un poso de desesperanza y tristeza, pero también fue donde entró en contacto con la radio. Uno de los padres que ha definido como “divertido” y ha explicado que “le gustaba hacer cosas raras”, les dijo que tenían que montar una emisora y pidió voluntarios.

“La verdad es que lo hice bastante bien. Nos mandó leer una cosa e inventar algo y a mí siempre me gustó inventar. Todo lo inventé muy bien y dijo 'tú eres la voz de la emisora y hay que buscar dos más'. Yo era el que decía 'Radio Cauriense de Corias emitiendo en directo'. Transmitíamos rezos, hacíamos obras de teatro. Fíjate ahí con nueve o diez años empezaba a asomar el hombre de radio que luego hipotecó toda su vida, incluso los éxitos en otras facetas, por la radio. No me arrepiento nunca de haberlo hecho”.

“La estoy armando”

Pepe Domingo Castaño escuchó un anuncio en la radio de que se necesitaban locutores para Radio Galicia y “sabía que si no tomaba la decisión en ese momento, nunca sería locutor de radio”. “Pedí la baja en la empresa antes de ir a hacer la prueba. Si me aceptaban en la prueba, ya tenía el camino; si no me aceptaban, buscaría otro camino, pero lo intentaría por todos los medios”.

Le preguntaron a dónde iba. Le dijeron que si le iba mal, siempre podía volver porque había dejado buen recuerdo. “Fui a hacer la prueba con tal seguridad de que iba a ganar, que al empezar a hablar cuando empecé a ver que en la pecera del técnico empezaba a llegar gente y digo 'la estoy armando' y me vine arriba”.

El sueño madrileño

Cuando Pepe Domingo Castaño era joven y escuchaba la radio deseaba ir a Madrid para presentar programas como El gran musical porque “me acordaba de Tomás Martín Blanco, que era un genio de la radio, y dije algún día yo haré este programa” o Carrusel deportivo “con el gran dios de la radio Joaquín Prat y Vicente Marco. Digo 'esos dos programas los tengo que presentar yo' y fíjate lo que es la vida. Cuando culminas un sueño, das por sentado que has conseguido la felicidad. Por eso yo soy un hombre feliz, totalmente feliz porque he conseguido hacer lo que yo quería hacer y para mí eso es la base de mi vida”.

Ganarse la vida imitando a Franco

Llegó a Madrid el último día del año 66. Sobrevivió en la capital haciendo pequeños trabajos o imitando a Franco ya de mayor. “Empecé a ir a los mesones y a fuerza de ir varios días nos fuimos enterando de cómo se podía uno meter en los mesones y comer y beber gratis, que era cantando, había acordeonistas que estaban por allí, cantaba con ellos y un día se me ocurrió imitar a Franco. Todo el mundo empezó a aplaudir. Solo sé imitar a Franco.

Entre la cabeza y el corazón

“Yo siempre tomé las decisiones. Nunca obligado por nada. Digo 'dejo esto, porque si no dejo esto me voy a adocenar, voy a parecer monótono, voy a hacer las cosas mal, sin ilusión'. Otras veces te obligan a tomar la decisión. Ahí me obligaron porque trataron muy mal a Paco González hasta que lo echaron y yo no permití eso”.

“Digo 'en la lucha entre cabeza y corazón, la cabeza me decía quédate, llevas 37 años aquí, tienes tu vida hecha aquí. ¿A dónde vas ahora?’ El corazón me decía ‘vete, que es un amigo tuyo, vete, que sin ti el binomio se rompe'. Dije 'pues me voy'. Tomé la decisión de irme con todas las consecuencias para empezar de nuevo y nunca mejor dicho, porque empezamos. Eso me vino muy bien por dentro. Me revolucionó todos mis esquemas por dentro y me obligó a recapacitar y a fraguarme un trocito de futuro”.

“Me pareció obsceno cobrar por esos recuerdos”

“Yo creo que la vida me ha dado más de lo que le he dado la vida. Pensé que si yo publico un libro con mis cosas, no debo cobrar por mis cosas. No es una novela que me invento. Son recuerdos míos y me pareció obsceno cobrar por esos recuerdos. Dije '¿qué forma de pagarle a la vida todo lo que me ha dado? Lo voy a dar a quien más lo necesita: Cáritas y una asociación para el estudio de la médula espinal. Irán a partes iguales. Todo lo que cobre va para ellos. No voy a ganar ni un céntimo y además la misma cantidad que le voy a dar, voy a doblarla. Se lo merece la gente que lo necesita”.