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Aquel martes en que Michelle Jenner y Rodolfo Sancho vieron amanecer en La Alhambra

  • La serie Isabel rueda en el Patio de los Leones y otros sitios de La Alhambra
  • Algunos de los miembros principales del reparto han estado en Granada
  • Te contamos el rodaje de Isabel en Granada con detalle

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Rodolfo Sancho y Michelle Jenner en el Patio de Los Leones de la Alhambra, por 'Isabel'
Rodolfo Sancho y Michelle Jenner en el Patio de Los Leones de la Alhambra.

"A la próxima que te equivoques, te voy a despedir". Lo dice seriamente Jordi Frades, el director de Isabel, a un miembro del equipo que se ha dejado el walkie-talkie encendido mientras grababan al mensajero que anuncia el edicto de expulsión de los judíos.

Una carcajada general rebota en las paredes del Paseo de los Tristes de Granada, junto al Camino del Darro. Es una broma recurrente esta tarde soleada de martes cuando alguien mete la pata. El director relaja el ambiente y todos siguen con la grabación de la escena, que incluye a una quincena de figurantes que interpretan a apesadumbrados judíos.

'Isabel' rueda en el Patio de los Leones y otros rincones de La Alhambra

Por la mañana, muy temprano, poco después de las 5.00, los actores empezaban a pasar por peluquería, maquillaje y vestuario en el hotel y se preparan para rodar unos planos en el Patio de los Leones de la Alhambra, que no ha acogido grabaciones de ficción desde hace 25 años.

"Isabel es excepcional y queremos que sea parte de La Alhambra"

"El resultado de Isabel es excepcional y queremos que la serie sea tambien parte de la Alhambra", justifica Mar Villafranca, Directora General del Patronato de la Alhambra y del Generalife, responsable última de dar la aprobación para rodar en este monumento.

No nos engañemos, un rodaje suele ser aburridísimo, especialmente si uno ha tenido que levantarse a horas tan intempestivas. Planos, contraplanos, retocar la orla del traje de un actor, o su maquillaje. Repetir varias veces una escena. Actuar un poco en el vacío.

Pero estar en el Patio de los Leones a las siete de la mañana, cuando apenas un sol obtuso, recién levantado, golpea las paredes del recinto y una bandada de vencejos se agita en círculos, furiosamente, mientras los actores hacen su papel, tiene algo de experiencia sublime.

El peso de la Historia y un beso

Sergio Peris-Mencheta (Gonzalo Fernández de Córdoba), Jordi Díaz (Andrés Cabrera), Andrés Herrera (Cardenal Mendoza) y Pere Ponce (Gutiérrez de Cárdenas) hacen su entrada en el lugar, solemnes, acompañados por un grupo de soldados. Enfrente, Álex Martínez (Boabdil el Chico), humillado, con los suyos. Granada se ha perdido.

Poco más tarde irrumpen Michelle Jenner (Isabel de Castilla) y Rodolfo Sancho (Fernando de Aragón), con sus impresionantes trajes de época, obra del equipo de Pepe Reyes. Los acompaña Lluis Soler, en los hábitos de fray Hernando de Talavera.

Hay algo especial en todo aquello y es difícil distinguir si es el peso de la Historia, el del Patrimonio, el del Glamur (por seguir con grandilocuentes mayúsculas) o el de la Profesionalidad sin Malos Rollos que se percibe. Será su poco de todo.

Tras una hora y pico de rodaje en el Patio de los Leones, nos vamos a El Partal, donde se graban planos con Boabdil y una escena entre Fernando e Isabel en la que se refieren al genovés (Cristóbal Colón), y que incluye un beso apasionado entre ambos. Parece que hoy estamos de suerte.

Ante la Puerta de la Justicia, Hernán, el encargado de caballos de la serie, controla a las bestias que conducirán a los más fieles servidores de Isabel y Fernando, y luego a estos mismos, como si hubiéramos rebobinado una cinta, hacia la puerta que a su vez les abre el paso hacia ese Patio de los Leones que hemos visto previamente, donde harán hincar la rodilla al rey nazarí.

Tras un descanso para el almuerzo, la jornada de rodaje acaba en el Paseo de los Tristes. Un heraldo anuncia el Edicto de expulsión de los judíos. Se nos parte el alma de dolor. Pero Jordi Frades viene al rescate para aliviar la tensión del momento histórico con una broma. "Estás despedido", dice al pertiguista, que aparentemente ha cometido un fallo. Y las risas se confunden con el murmullo del Darro, cuyo curso transcurre unos metros más abajo. "Repetimos".