Enlaces accesibilidad

En Portada. "Gibraltar, la llave de Europa"

Por
En Portada - Gibraltar, la llave de Europa

Cuando terminamos de rodar el material para el reportaje sobre Gibraltar en febrero de 2002, mi jefe me dijo que tenía cierta información según la cual habíamos sido seguidos durante nuestra estancia en la Roca por agentes del CESID. Aunque ninguno de los miembros del equipo lo había notado, aquello me reafirmó en la idea de lo delicado y comprometido que es abordar el conflicto de Gibraltar en un reportaje, y durante un par de días me sentí presionado.

El apoyo de mis compañeros, especialmente el del realizador, mi amigo Ángel Navarro, el de mi jefe, Fernando de Giles que siempre confió en mi trabajo, y la convicción de que teníamos un excelente material de enorme interés (grabado magníficamente por Carlos León y Juan Yela), que debía ser conocido por una opinión pública desconocedora en su mayor parte de la realidad gibraltareña, me hicieron sentirme comprometido con el guión y completamente libre.

El asunto de Gibraltar siempre ha sido actualidad y hoy, el reportaje, aunque superado en algún punto por los recientes acuerdos sobre el aeropuerto y otros incidentes, sigue vigente en su gran parte.

Un retrato sin restricciones ni complejos

El reportaje no suscitó protestas ni de Gibraltar ni del gobierno español

El encargo que se me dio en 2002 fue contar sin complejos ni restricciones el pensamiento de los gibraltareños.  Por eso el reportaje (cuyo título La llave de Europa se basa en el que le dio a Gibraltar la reina Isabel de Castilla) explica quiénes son, cuál es su origen, qué siente su juventud, la enorme influencia andaluza en una cultura forzadamente británica, su ventajista posición como paraíso fiscal excluida por tanto de la Unión Aduanera, y, finalmente, las dos principales posiciones sostenidas por los 'llanitos' acerca de la cuestión de la soberanía, tan traída y llevada durante los gobiernos de Aznar. Y todo ello sin dejar de analizar las causas de un conflicto que dura 300 años basado en un trasnochado Tratado que España no pudo negociar.

Con orgullo puedo decir que En Portada consiguió todo esto y que el reportaje no suscitó protestas ni de Gibraltar ni del gobierno español, sino todo lo contrario, algo difícil en un asunto tan enquistado.

Para hacer el reportaje, fuimos testigos durante unos días de su forma de vida (tan idéntica a la nuestra), convivir con muchos de ellos y discutir sobre sus inquietudes y desafíos.  De entre todos los políticos gibraltareños a quienes entrevistamos me interesó mucho la propuesta que hacía en aquel tiempo el parlamentario Peter Cumming, quien pretendía convertir a Gibraltar en un estado independiente asociado libremente a España y al Reino Unido, al estilo de Andorra.

En el interior de 'La Roca'

En una palabra, nos introdujimos en su interior personal y colectivo, y permitidme el comparativo fácil, también logramos meternos dentro de su Roca: un complejo e intrincado laberinto de galerías, jamás filmadas por una televisión internacional (ni siquiera por la BBC británica), tan amplias que podían circular camiones de gran tonelaje y en las que había construidos comedores, barracones, estaciones de generación eléctrica, un hospital y dos enormes estanques, tan grandes como campos de futbol, para almacenar el agua. También supimos que aquí se halló el primer esqueleto de un (en este caso era una mujer) Neandertal antes incluso que el descubierto en Neandertal.

Lo más sorprendente fue conseguir entrar y rodar una de las galerías secretas preparadas para que seis militares británicos se encerrasen a cal y canto durante un año entero para informar a Londres, en caso de una posible ocupación de la roca por los alemanes, del tráfico marítimo en el estrecho y de las eventuales maniobras nazis.

Mi impresión es que Londres no sabe qué hacer con esa Roca en su zapato

Mostrar este complejo laberinto militar era importante porque refleja el interés estratégico que siempre ha tenido Gran Bretaña por el Peñón, aunque a sus ciudadanos no les haya reconocido la completa ciudadanía británica. Hoy, perdido ese interés estratégico, mi impresión es que Londres no sabe qué hacer con esa Roca en su zapato sin que para quitársela se enemiste con buena parte de la opinión pública inglesa que todavía añora su pasado imperial.