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Los problemas para avanzar hacia la movilidad sostenible

Los tres pilares de la movilidad tienen que ver con los lugares donde se encuentran nuestros espacios de trabajo y servicios, los transportes para llegar y la decisión personal de cómo hacerlo

Las organizaciones ecologistas creen que hay que ganar terreno para el peatón

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Más cerca - Oportunidades y dificultades para una movilidad sostenible

Los cambios en la movilidad vienen dados por el desarrollo urbano y la estructura de ciudades y municipios. Para saber cómo nos movemos hay que conocer tres pilares de la movilidad.

El primero, los lugares donde se encuentran los espacios de trabajo o servicios. El responsable de la campaña de movilidad de Greenpeace, Adrián Fernandez, explica que la tendencia es a llevar oficinas o centros comerciales a la periferia obligando a realizar trayectos largos, lo mismo en localidades más pequeñas donde hay que trasladarse hasta las capitales de provincia.

El segundo pilar son los transportes disponibles para llegar a esos servicios o trabajos. “Si solo hay un autobús a la capital de provincia, solo hay dos opciones: un bus que pasa 3 veces al día o ir en coche”.

El tercer pilar es la decisión personal de que método usamos para desplazarnos. Por eso, desde Greenpeace apuntan “No debemos trasladar toda la responsabilidad al usuario, son los organismos, las empresas, las políticas las que deben modificar esos dos primeros pilares sin culpar al usuario, pero sin quitarle peso a la responsabilidad individual”.

Las formas de movernos son diversas y dependen de la ciudad o el municipio. La Red de Ciudades por la Bicicleta trabaja con 141 ayuntamientos, principalmente en las ciudades. Su secretario técnico Nacho Tomás Ruiz argumenta que cada ciudad es distinta: “La idiosincrasia de las ciudades, cada una con sus propias dificultades en movilidad como su orografía o clima, provoca que haya que tomar decisiones especificas y concretas para cada una. Pero, si hay unas líneas generales que todas pueden aplicar con ordenanzas, manuales de buen uso, sistemas de bicicleta pública, etc.”

“La semana europea de la movilidad sirve para que los ayuntamientos tomen acciones valientes, temporales, de cara a la movilidad como quitar un carril, peatonalizar una calle, etc. Es curioso cómo los ciudadanos ven estas medidas y al final muchas de ellas, las que funcionan bien, se convierten en permanentes”, dice Nacho Tomás Ruiz, de la Red de Ciudades por la Bicicleta.

Aunque estábamos caminando en la dirección contraria, Greenpeace argumenta: “Hemos expulsado a los habitantes del centro de las ciudades y alejado los centros de trabajo. Las zonas residenciales son más dispersas y menos densas. Así hemos convertido los desplazamientos comúnes en Madrid o Barcelona a más de una hora. Esto hace que usemos el coche y eso empeora las condiciones de vida”.

El cambio al coche eléctrico

Una de las soluciones es el cambio al vehículo eléctrico. “Hay que potenciar las normativas eléctricas, financiar y subvencionar el traslado a un modelo electrificado y educar sobre ello” nos cuenta Roberto Álvarez, ingeniero eléctrico e investigador sobre vehículo eléctrico. Apunta también que un punto intermedio es el vehículo de hidrógeno, pero que el coste de este combustible verde es alto, “principalmente por el coste de transportarlo, ya que hay que mezclarlo con otras partículas porque la molécula es muy pequeña y se filtra facilmente. El paso tendría que ser producir hidrogeno en el lugar donde se vaya a consumir”.

“Hay que ganar espacio para el peatón"

No es la única solución, nos dice Roberto Álvarez, “no puede ser un cambio de mentalidad al eléctrico tiene que ser un cambio de vehículo, de forma de movernos y usar menos el coche”. Añaden desde Greenpeace que por mucho que cambiemos todos los coches por eléctricos, los atascos, el ruido y otros numerosos problemas van a seguir estando en las ciudades. “Hay que ganar espacio al peatón, no es normal que en una calle haya 5 carriles para los coches y dos personas se choquen en la acera”

Los problemas en el medio rural

En el ámbito rural los problemas son mayores. La mayoría hace uso del vehiculo propio para todo tipo de desplazamientos porque no hay otro medio. A esto, argumentan desde Greenpeace, se suma que “si además cierran los consultorios médicos, escuelas, etc. obligas a que se realicen desplazamientos a las capitales de provincia, normalmente sin acompañarlos de medios de transporte o de forma escasa obligando a moverse en coche.”

Se necesitan trenes para usar la bicicleta, pero recorrer la distancia en tren

La Red de ciudades por la bicicleta comienza a trabajar con diputaciones provinciales y comunidades autonomas para apoyar el transporte interurbano, que comunicar pueblos cercanos, con sendas ciclables y favorecer la intermodalidad. “Se necesitan trenes para usar la bicicleta, pero recorrer la distancia en tren” nos dice Nacho Tomás. Añade Greenpeace que ya hay iniciativas como abrir las rutas escolares que usan los niños a todo el público y favorecer, por ejemplo, que una persona mayor no necesite coger su vehiculo propio y pueda ir a una cita médica en un municipio mayor o la capital de provincia en estas rutas.

Viajes de larga distancia

A una mayor escala estan los viajes de larga distancia. En España, las ciudades comunicadas con la alta velocidad ferroviaria hacen descender de forma brusca el número de vuelos entre las mismas.

La desaparición de los trenes nocturnos que comunicaban grandes ciudades europeas favorece el uso del avión

Por el contrario, la desaparición de los trenes nocturnos que comunicaban grandes ciudades europeas favorece el uso del avión. También ocurre con las mercancias. Alexandra Delgado, profesora de urbanismo de la Universidad de Nebrija asegura que desde los noventa el transporte de largo recorrido ha crecido en el transporte por carretera: un 50% hasta 2019. Mientras, el ferroviario sigue estancado en cifras de hace más de 10 años. “Por un lado, potenciar ese transporte por tren reduciendo así las emisiones. Por otro, cambiar la flota de vehículos a una más sostenible y eléctrica aunque las dificultades de esto último son numerosas. No es ni rápido ni eficaz la conversión total de las flotas”. El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana está trabajando ya en una Ley de Movilidad. Las asociaciones y colectivos como Greenpeace piden que se incluya en esta ley el reconocimiento de la movilidad como un derecho básico al igual que lo es la educación o la sanidad y que la reconozca como un servicio.

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