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'Cartas para la libertad', lo nuevo de RNE Solo en Podcast

  • Este trabajo da voz a los presos que escriben cartas durante su condena en un taller impartido por la colaboradora de RNE Sandra Camps
  • En el primer episodio de este podcast escuchamos al Orejas leyendo la carta que le escribe a su mujer

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Cartas para la libertad - Un altavoz para los presos

Cartas para la libertad pretende ser el altavoz de los presos que escriben misivas durante su condena en un taller que imparte semanalmente en la cárcel de Sevilla la colaboradora de Radio Nacional de España Sandra Camps, conductora del espacio de Radio 5 En primera persona(Lunes, 21.30 h).

En esas cartas escribe el padre, el hijo, el amigo, el marido o el hermano. La persona, y no el condenado, que está en la cárcel.

Este nuevo podcast de la plataforma de audio nativo original de RNE es una idea y guión original de Sandra Camps, que ha contado en la realización con el director de Ficción sonora de RNE, Benigno Moreno, y se estrena este jueves en RNE Solo en Podcast.

A modo de diario. Firmado: Sandra

Hoy también he vivido la misma sensación. Cada vez que entro en la cárcel para ir al módulo 102 del centro penitenciario en Sevilla 1 tengo la incertidumbre de quien vendrá y si se acordarán de llevar alguna carta. Es complicado contar siempre con los mismos porque hay quien está de permiso, otros acaban de salir en libertad, algunos que no están de humor o están trabajando en el economato, limpiando o cortando el pelo. Pero casi siempre llegan presos de la mano de otro que ya es habitual en el taller. Hay también quien viene pero no le gusta escribir, aunque ayuda cuando me hablan de la jerga taleguera, por ejemplo.

Mientras avanzo por los pasillos, presento la acreditación y me voy adentrando en la glorieta común dónde están los funcionarios, se me pasan un montón de historias por la cabeza. Siempre me acompaña Francisco de la ONG Solidarios para el Desarrollo que se enganchó al taller desde el primer día.

Llevo siempre mi libreta y mi bolígrafo y desde hace poco también la grabadora. El primer día que entré con la grabadora los presos estaban expectantes. Los asistentes habituales al taller no se sorprendieron porque ya les había comentado la posibilidad de hacer un programa algún día con sus cartas. De hecho, están encantados de leerlas.

En la biblioteca donde nos reunimos las emociones están a flor de piel muchas veces. Porque leer una carta en la que te has expuesto y te has abierto de corazón, emociona al que la lee y a los que escuchamos. Es fácil hacerse una idea de cómo se vive privados de libertad durante meses o años sin poder ver a sus familiares o sin despedirse de algún familiar que ha fallecido. No todos tienen permisos para salir de vez en cuando a la calle, muchos llevan años sin pisarla.

Hay momentos en los que se dan abrazos, se cruzan miradas cómplices entre ellos o se les humedecen los ojos leyendo las cartas. Son momentos intensos para todos pero muy liberadores al mismo tiempo. Los presos agradecen mucho ese rato de charla y de escucha relajada, donde ellos son los protagonistas, no por sus delitos y sí porque son padres, hijos, hermanos o amigos de sus amigos que sienten, lloran, ríen y sufren.

Son cartas para la libertad porque las cartas son libres, pueden escribir sin ser juzgados, sin que les reprochen o les contesten sobre la marcha. Sus palabras y sus pensamientos son libres. Además, las cartas pueden entrar y salir de la cárcel, ellos no.

Primera carta: El Orejas quiere reconquistar a su mujer

Hoy es el primer día que grabo una carta y le ha tocado al Orejas. Es uno de los presos que más ha cambiado desde que asiste al taller y ha querido leer una carta para su mujer. Le ha costado mucho porque le cuesta escribir y también leer. Casi rompe a llorar mientras lee pero ha aguantado hasta el final.

Desde que el Orejas entró en el taller, hace bastantes meses ya, ha cambiado por completo. Tenía la mirada perdida, ahora me mira a los ojos, ha engordado y puede mantener una conversación. Lleva más de 5 años en prisión sin un solo permiso.

Las primeras cuatro líneas que escribió en su vida fueron en el taller y se las dedicó a su madre. Me pidió que las leyera en voz alta y se nos puso el vello de punta a todos los presentes. Uno de los presos se levantó y le dio un abrazo.

Han pasado los meses desde aquel día y parece otra persona. Escribe cartas a diario a su mujer, ha dejado el pastilleo y el trapicheo dentro de la cárcel y ha empezado a ir al gimnasio. Hace tiempo que el psicólogo de la cárcel le decía que escribiera pero él no lo veía. Ahora está muy agradecido porque escribir esas cartas le ha devuelto a la vida y a darse cuenta de muchas cosas que igual antes no quería ver. Está, incluso, reconquistando a su mujer. Aunque ella está muy dolida. Me dio su teléfono para darle una de esas cartas en persona pero ella no quiso. Han sido muchos años de sufrimiento.

El Orejas es hijo del narcotráfico y ese ha sido su mundo desde niño. Llegó a encañonar a su mujer y sus hijos vieron cosas que jamás debieron haber visto. Le va a costar recuperar la confianza de su familia pero lo está intentando o eso parece. Historias como esta son las que dan sentido a Cartas para la libertad.

Contenidos exclusivos

Esta nueva apuesta para el espacio web RNE Solo en Podcast se suma a los podcast que ya están disponibles en la plataforma como ¡Coño, un podcast!, Ramón Aragngüena: ¡Por increíble que parezca!, Un bonito cadáver, Mi vida es un cliffhanger, Soy mujer... Soy autista, Vivir Gaza, LiterCast o Soñadores.

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