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HUMOR

La Prados: "Por hablar de temas como La Manada ahora tengo un baneo muy grande"

  • "Empecé a despegar con la viñeta de La Manada y si tengo esta cuenta de Instagram es precisamente para meterme en estos temas"
  • Violeta, conocida como La Prados, es la humorista gráfica a la que deberías seguir

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La Prados
La Prados

Si aún no la tenías localizada en tu radar, coge tu móvil, busca la_prados en Instagram y dale a seguir o te arrepentirás de no haberlo hecho. De lo que no se arrepiente esta joven granadina es de subir todas esas divertidísimas viñetas que remueven conciencias. "Si alguien se ha reído, se ha sentido mucho mejor o le ha dicho al cuñado de su tío que se calle, yo ya con eso me doy por satisfecha", afirma con rotundidad.

Violeta, su verdadero nombre, es de Granada, pero lleva ya cinco años en Barcelona, la ciudad donde se celebra este fin de semana el Festival Woman Z El día 9 se reivindica el talento femenino y habrá conciertos, monólogos y conversaciones con artistas como Diva Deva, Paula Vieco, Lys Duval o La Prados, entre otras.

La Prados ha creado un lenguaje propio a raíz de las viñetas que publica cada día en su cuenta oficial de Instagram. Hoy acumula más de 110.000 seguidores y sus post tienen de media miles de likes y cientos de comentarios. Aparte de la ilustración, es cómica, publicista y guionista. Vamos, una mujer polifacética. Justo el próximo sábado, 9 de octubre, abrirá el Woman Z Fest 

Ella misma nos cuenta como antes del estallido de la pandemia, empezaba a despuntar como monologuista de stand up. Además, trabaja como guionista en el programa 'Hoy no se sale'. Y precisamente de todo esto y de otras muchas cosas (no todo iba a ser trabajo) hemos hablado con ella en esta entrevista. Pasen y lean.

P: A alguien que no te conoce, ¿cómo le explicarías quién eres?

R: Hablo muchísimo con una amiga de esto y digo: 'mira, yo me defino como una persona chulísima.' (Risas) No lo sé, porque además en esto hay muchísimo síndrome de la impostora. Antes, por ejemplo, me dedicaba a la publicidad y llevo ya como un año desvinculada de este sector, pero me sigue siendo más fácil decir que soy publicista o que soy copy a decir que soy ilustradora o cómica, cuando llevo más de tres años dedicándome a esto. Cuando la gente me pregunta: '¿a qué te dedicas?' Es como que mi cabeza explota. Es un trabajo también mío, pero sí al final soy ilustradora y humorista o humorista gráfica en general.

P: ¿Quizás te es más fácil definirte como publicista porque es algo en lo que tienes una formación reglada?

R: Sí, al final nuestro país tiene mucha titulitis. Entonces ese título académico a mí me respalda de cierta manera, mientras la parte de la ilustración como ha sido autodidacta, pues me digo: 'no puedo definirme como ilustradora porque hay gente que "de verdad" lo es.' Como si lo mío fuese de mentira. Además, también estoy haciendo comedia, que lo puede hacer cualquiera con un mínimo de gracia y que lo trabaje como todo... Es curioso como me cuesta. Como por no tener un respaldo académico, un título, o quizás porque no es un trabajo convencional, no lo digo. Cómo voy a decir orgullosa que soy ilustradora, si cada vez que lo digo la gente se asombra como si vivir del arte fuese algo imposible y un ser mitológico. Es algo que te crea una inseguridad. En plan: no soy lo suficientemente buena o digna como para considerarme tal... Y es como no, si tú haces ilustraciones, eres ilustradora y punto.

P. ¿Qué opinas de la polémica de La Chocita con las mujeres y la comedia?

R: Primero, me enfadé muchísimo. No puede ser que estemos otra vez con esto, no me lo puedo creer. Pero luego le di una vuelta y pensé: es que esta gente no tiene ni idea. Esta gente está tan metida en su burbuja que no han visto a una mujer actuar en su vida. Si consumiesen alguna vez comedia de mujeres, se darían cuenta de que realmente les encantaría, se reirían o por lo menos les resultaría fresca y novedosa. Al final hemos estado tan relegadas a un segundo plano durante todo este tiempo, que tienes que hacer el triple que nuestros compañeros hombres para que se te reconozca. Las chicas que se suben a un escenario tienen una valentía, unos ovarios y un texto tan pulido y tan novedoso... Es algo tan novedoso como nuestra propia realidad. Es que no ven la realidad. Por eso digo que primero te enfadas y luego dices: bueno, que más da, si es que yo no quiero que me programes aquí porque el público que yo busco no es el que tú estás buscando, ni la comedia que tú estás ofreciendo. O sea, no puedes decirme a mí victimista o que hago comedia feminista como si eso fuese algo malo. A lo mejor hago ese tipo de comedia porque he sido víctima del machismo toda mi vida y hago comedia feminista porque lo soy. Pero que me llames victimista cuando tú llevas 30 años quejándote de que acompañas a tu mujer a comprar y te aburres, pues yo que se Paco, háztelo mirar.

P: ¿Crees que sigue siendo un mundo de hombres y que las mujeres en el mainstream lo tienen más chungo?

R: Se va moviendo algo, pero sigue siendo muy difícil. Porque al final programas como La Resistencia, que llevan siendo líderes de audiencia años, hasta hoy no habíamos visto a casi ninguna mujer en ellos. Estamos llegando, pero para mí sigue siendo insuficiente.

P: He leído que todo empezó como una broma entre colegas. ¿Cuéntanos cómo y cuándo surge La Prados?

R: Es que todo empezó con cero pretensiones. No me esperaba para nada ni que fuese a formar parte de mi trabajo y me sustento vital, ni mucho menos que iba a tener esta comunidad y esta repercusión. Hice una viñeta por San Valentín porque estaba con una amiga aburrida en una plaza, la subí con un 1% de batería y hasta hoy.

P: Dices que todo comenzó un momento en el que te habías quedado sin curro. ¿Ahora vives de ello o te han salido oportunidades profesionales a raíz de tu Instagram?

R: Pues mira, he estado combinando durante mucho tiempo mi curro en la agencia de publicidad con esto. Pero lo terminé dejando porque no era compatible, ni algo que me llenase realmente. Entonces fue un poco la excusa para apostar más por mi y por mi proyecto. Ahora lo compagino también trabajando de guionista en un programa. Es también un trabajo creativo y no me quita tanto tiempo, me permite hacer mis cosas, me gusta y lo disfruto. Siempre digo que el objetivo es dedicarme solo a La Prados, pero al final también creo que ser autónomo es una mierda. Entonces siempre está el miedo ahí de este mes sí, pero al siguiente qué pasará... No estamos acostumbrados. Creo que tampoco se nos educa en el emprendimiento. Si te están educando en el miedo y en las mil trabas, tienes que pasar las 7 pruebas de Hércules y cada trimestre tiemblas, pues claro que cuesta. Pero sí, sería lo ideal.

P: ¿En qué momento te pones a dibujar? ¿Llevas siempre una libreta y un boli en la mano o cómo?

R: Sí, de hecho cuando empecé era totalmente por gusto y siempre llevaba una libreta y un boli. Si bajas en mi Instagram, verás que las primeras publicaciones son fotos a una libreta o con el scanner del móvil, rollo como súper cutre. Y luego ya cuando me ofrecieron lo del libro, fue como: venga, me pillo el Ipad y así puedo ir más rápido, porque sino era casi imposible. Ahí lo profesionalicé un poco dentro de que mi humor y mis dibujos son cutres, sino no lo haría. Si voy a tardar más de media hora en hacerlo, no lo voy a hacer, porque me conozco y porque siento que pierde frescura si no lo subo al momento. Hay veces que subo cosas a las 5 de la mañana, aunque a esa hora no lo vea casi nadie, porque siento que se me va a pudrir como si fuesen truchas (risas). Pero echo bastante de menos lo analógico.

P: Ahora tienes más de 100.000 seguidores en Instagram. Sin duda el punto de inflexión fue la viñeta de La Manada, ¿dudaste si publicarla o no al ser un tema tan sensible?

R: Con lo de La Manada no lo dudé, también no es lo mismo la repercusión que tenía antes que la que tengo ahora. Yo empecé a despegar a raíz de esa publicación y si tengo mi Instagram con mi discurso y mi posicionamiento es precisamente para meterme en estos temas. Porque al final creo que es lo guay de esto. Aunque también es un arma de doble filo, porque al hablar de estos temas ahora tengo un baneo muy grande en la plataforma. No puedo hacer directos. No puedo hacer Instagram TV. Si me buscas como La Prados te muestra mi cuenta personal antes. Y todo fue porque puse la palabra "violadores" en una viñeta. Es muy fuerte. Cuando pasó toda la polémica del Naím Darrechi y Mostopapi, publiqué una viñeta que decía: "No todos los hombres cometen violaciones, algunos solo se ríen de ellas." Entonces me llegó una notificación de Instagram de lenguaje ofensivo y que incitaba al odio. Surrealista. Puse violadores con números para intentar saltarme la censura de Instagram, pero me la volvieron a bloquear. Me bloquearon la cuenta y ya me acojoné. Es súper frustrante y una impotencia enorme. Entonces es como: ya está que cada uno sea consciente de a quién sigue y los discursos que sigue y cada uno con su lucha, pero no podía jugármela y que se cargasen cuatro años de curro. No podía hacer nada. Me decían que mi cuenta estaba en revisión, pero es que a día de hoy mi cuenta es mi curro. Me eliminaron la publicación y no la volví a subir. Es súper frustrante porque a Mosto le quitaron la cuenta, pero el otro sigue ahí en todas las redes sociales. Al final sientes que la cultura de la cancelación solo nos afecta a nosotras.

P: ¿Qué post te ha sorprendido más su repercusión y de cuál te esperabas más impacto?

R: Me pasa continuamente. Hoy justo me ha pasado. Hay cosas que subo que están super curradas, que le he dado mil vueltas y no se comen una mierda. Y luego otras cosas que subo sobre una tontería y van súper bien. ¿Qué se aprende de esto? A relajarse un poco y hacerlo más de disfrutón. No todo los días puede ser humor mega inteligente y estar súper hilado. A veces también hay que disfrutarlo. Si tú lo disfrutas, la gente seguro que también lo hará. Pero luego hay cosas que no puedes entender. Por ejemplo hoy yo estoy un poco mala porque una publicación, que además ha sido pagada, no me está funcionando como debería. Y no entiendo por qué. Entonces a veces te vuelves un poco loca.

P: ¿A veces te sientes un poco la voz de una generación a través de tus viñetas?

R: Para nada... Si creo que todos los que estamos en redes o tenemos una visibilidad más o menos grande tenemos cierta responsabilidad, pero creo que también hay que darle cierta responsabilidad al usuario, que es quien elige qué consumir y qué no y cómo tomárselo. En el sentido de que tienes que ser consecuente y coherente con el tipo de contenido que haces, pero al final no me siento referente porque soy una persona normal que hace su trabajo en redes y comparte lo que le gusta y lo que siente. Si a alguien le conmueve, le hace reflexionar o si a partir de esto se crean comunidades, como me ha pasado con muchas compañeras, pues genial. Pero llegar al punto de ponerme la presión encima de voz de una generación, pues creo que no.

P: ¿Estás de acuerdo con la expresión "generación de cristal"?

R: No estoy de acuerdo. Que miren las cifras. No somos una generación de cristal cuando hablas con cualquiera de tus amigos y quien no tiene ansiedad, tiene depresión. Todo causado por trabajos precarios, por no poder pagar un alquiler, porque te has preparado toda tu vida una carrera que luego al final no te satisface a nivel personal o no tienes las condiciones necesarias para poder vivir... Luego te dicen que no vas a tener futuro en una ciudad pequeña como Granada, pero luego vienes a Barcelona y no se puede compaginar la vida con los sueldos. Entonces no, no somos una generación de cristal. Somos víctimas de una bola que se ha ido haciendo cada vez más grande. Igual es que no nos estamos quejando, sino que estamos poniendo sobre la mesa cosas de las que antes nadie se atrevía a hablar. Igual es que por fin se está hablando de salud mental y si está hablando de enfermedades. Yo no digo que mis padres o que mis hermanos, que son más mayores, no hayan tenido problemas. Pero claro, es que a lo mejor no han dicho nada porque se han creído que era lo normal o no te dejaban decirlo porque sino eras el raro. Entonces me alegro de que cada vez más gente se "queje", si quieren llamarlo así.

P: De hecho tú en tus viñetas reflejas un poco esta situación. ¿Qué o quién te inspira mucho?

R: Sí, de hecho mi libro se llama precisamente 'La crisis del Millenial', porque al final va sobre esto, sobre que somos la generación perdida porque nos han educado tanto en el éxito y en alcanzar x status, que cuando no llegamos no sabemos que hacer. Porque nos educado para el éxito pero no para el fracaso, que realmente es lo que nos vamos a encontrar en el mundo laboral. Entonces sí, hay que quejarse más.

P: ¿Hay alguna frase de algún seguidor/a que te haya marcado?

R: La verdad que es muy guay porque me llegan un montón de mensajes positivos: "muchísimas gracias", "me inspiras un montón", "eres un referente"... Son cosas que además digo: 'es que me viene grande. Si esta gente me conociese, vería que soy un desastre.' Si alguien se ha reído, se ha sentido mucho mejor o le ha dicho al cuñado de su tío que se calle, yo ya con eso me doy por satisfecha.

P: ¿La clave al final es no complicarse la vida más de lo necesario?

R: Exacto, reírse y entender que lo que tú dices también es importante. Nadie te tiene porque callar, ni porque decir nada. Si para ti supone un problema, da igual lo pequeño que sea, es un problema y ya está. Solo cada uno entiende su lucha. A lo mejor no es que tú seas demasiado victimista, sino que quien te lo está diciendo es demasiado privilegiado.