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Krump, el baile urbano que transforma a quien lo practica

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KRUMP
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¿Conocías el Krump? ¿Sabes de qué va y de dónde surge este baile? A Arias Joker le ha cambiado la vida y le ha enseñado lo que es la autodisciplina y el sacrificio. Ahora afirma que no lo cambiaría por nada del mundo. Al hablar de ello se le llena la boca, por lo que no queríamos perdernos ningún detalle sobre este tipo de danza urbana que, como el freestyle, surgió en las calles.

[Mira ya "Krump", el séptimo capítulo de Danz]

El bailarín considera que hay mucha más escena en Barcelona que en Madrid, donde el Krump todavía no termina de despegar. Hace relativamente poco que llegó a España, y de momento, son pocas las competiciones oficiales de Krump en nuestro país. El máximo referente de esta disciplina en la capital es Maddpredator. Taylor, su nombre real, reconoce que gracias al Krump ha descubierto su verdadero yo. En su día a día es una persona contenida, pero con el baile es otro. "He descubierto que todo lo que tengo dentro puedo sacarlo realmente", destaca.

Actitud que comparte con Duende, la bailarina que ha marcado un antes y un después en la escena Krump. Se dice que a pesar de su personalidad tímida, cuando baila es otra. Un rasgo que ella misma reconoce: "Cuando empecé a bailar era muy tímida, era una persona que no aguantaba más de 15 segundos bailando". Ahora ve en el Krump una liberación, una forma de ser ella misma sin importarle lo que piense el resto, como una especie de "terapia".

Los orígenes del Krump están en Estados Unidos, más concretamente en Los Ángeles. Fue un movimiento que se inició durante las protestas que se dieron en 1992. Roots lo explica con estas palabras: "Hubo una persona, que se llamaba Tommy The Clown, que dijo: 'yo no quiero esto en mi vida y se pintó la cara de payaso.' Luego hubo un grupo de personas que le siguió, y dentro de eso, una gente que sentía la necesidad de expresar algo más."

Maddpredator continúa su relato: "Vamos a inventar un baile más crudo, más callejero, más animal, más oscuro e inventaron el Krump. " El movimiento surge de la pobreza y la marginación de los barrios pobres y obreros de América. En el Krump se refleja la frustración que genera el racismo y la marginalidad. "Al ser un baile de protesta y reivindicación, son golpes fuertes, secos y duros. Expresión del dolor y el sufrimiento", aclara el bailarín.

Para Duende es un estilo libre, pero también es el hardcore del contemporáneo. Una definición que lo desbanca de otros muchos estilos. Los krumper se distingen por cómo visten. "Siempre van de negro, siempre oscuros." Cuentan que de lo eventos de esta disciplina se sale ronco y con alguna que otra herida de guerra. "La energía te posee", subraya Maddpredator. Hay zarandeos, hay golpes... Sin duda es un baile duro y solo apto para valientes.

Se aprende en la calle

En esto se parece mucho al freestyle. Son como una pequeña familia, que se nace y se crea en las calles y los parques. Además, existe una jerarquía establecida y muy clara, que viene de las bandas criminales americanas. Esto se ha trasladado al Krump, pero en el buen sentido. "Está el Big Homie y los Lil Homie", explica Duende. Según el nivel que tengas y lo que vayas evolucionando, puedes ir subiendo en el escalafón. Ella se dió cuenta de que aprendía mucho más enseñando y en las sessions que se hacen en la calle.

Técnicamente también tiene su aquel. Hay mucha jerga como stomps (pisotones), cheest pop (desfribrilador), arm swings (lanzamientos). Se baila siempre de pie, pero desde diferentes posiciones, estas también tienen nombre propio. Por eso, como bien señala Madpredator, "antes de bailarlo, tienes que entenderlo." Después puede, solo puede, que estés preparado para marcar tu propio estilo.

Joker es uno de los pocos Big Homie en España. Él lo ha conseguido gracias a la experiencia y la perseverancia. Ahora forma a chavales y ya tiene su pequeña familia dentro del Krump. Por otra parte, ya hay un movimiento femenino muy potente que se llama 'Las damas' y que están despuntando con fuerza en redes. "Es una hermandad", concluye Duende.