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Benjamin Lacombe ilustra 'El gran Gastby': "Para el protagonista me inspiro en un joven Marlon Brando"

  • También ilustra La pequeña cerillera, de Andersen, por el 150 aniversario de su muerte
  • Y, junto a Sébastien Perez, imagina La infancia de Papá Noel
Una pareja vestida con elegancia, ella con un vestido dorado y él con esmoquin, brinda con copas de champán en una ilustración que evoca los años 20, con un fondo de motivos geométricos y fuegos artificiales.
Detalle de una ilustración de 'El gran Gatsby', de Benjamin Lacombe (Edelvives) 5

Una Navidad más, el ilustrador Benjamin Lacombe ha estado en Madrid para presentarnos sus nuevos libros ilustrados con los que podremos celebrar la Navidad. Empezando por su adaptación de El gran Gastby, la gran novela americana de F. Scott Fitzgerald, que coincide con su centenario (1925). También celebra el 150 aniversario de la muerte de Hans Christian Andersen (1875) con La pequeña cerillera. Y, junto a Sébastien Perez, imagina La infancia de Papá Noel en un precioso cuento inspirado en los calendarios de adviento. Todos ellos publicados por Edelvives.

‘El gran Gatsby’

El oro y las sombras danzan al ritmo del jazz en las estupendas ilustraciones que Labombe ha realizado para esta edición de El gran Gastby, de F. Scott Fitzgerald, con motivo de su centenario (1925). “Leí la novela por primera vez en el Bachillerato y nunca habría imaginado que la ilustraría -nos confiesa-. Creo que es una historia que está muy de actualidad porque estamos reviviendo los mismos problemas de esos años 20 y 30”.

En cuanto a si se ha inspirado en las adaptaciones cinematográficas, sobre todo en las de 1974 (dirigida por Jack Clayton y protagonizada por Robert Redford) y la de 2013 (realizada por Baz Luhrmann y protagonizada por Leonardo DiCaprio), Lacombe nos comenta: “Ví las tres adaptaciones antes de empezar el libro, también la de 1926, que no estaba nada mal. La de Redford planteaba cuestiones muy interesantes para la época y la de DiCaprio me parece extraordinaria”.

“No me he inspirado en ellas -añade-, pero sí hay pequeños homenajes a esas dos últimas versiones en el libro. Un anuncio que homenajea a esas famosas gafas J. Echleburg, de la versión de Redford, y el garaje de los villanos que aparecía en la película de DiCaprio”.

Ilustración de 'El gran Gatsby', de Benjamin Lacombe (Edelvives)

Lacombe tampoco se ha inspirado en Redford y DiCaprio para el protagonista, pero sí en otro famoso actor: “Me suelo inspirar en actores de cine, pero en esta ocasión no, porque para mí el personaje combina varios aspectos: por un lado, una belleza espectacular que ofrece una especie de masculinidad indispensable. Y por otro, transmite esa elegancia sublime de clase, pero, a la vez, también como una ruptura de esas clases. Es decir, es alguien que ha ido ascendiendo en la escala social a base de trabajar, de ser un poco serpientilla. Y quería reflejar eso también”.

“Redford -añade-, es alguien excepcionalmente bello, pero también tiene ese aire aristocrático en los genes. No parece alguien que haya tenido que ir superando dificultades para conseguir esa clase, sino que ha nacido con ella. Mientras que Leonardo DiCaprio tiene esos rasgos juveniles que le hacen parecer un eterno adolescente, lo que tampoco me pegaba para el personaje”.

“Por eso para el protagonista me inspiro en Marlon Brando -añade-. Él sería el que yo hubiera elegido si hubiera hecho el casting para el cine. Sin ninguna duda”.

Ilustración de 'El gran Gatsby', de Benjamin Lacombe (Edelvives)

La luz y la oscuridad

El libro juega mucho con la idea de la luz y la oscuridad. “Fitzgerald decía: “Siempre creo personajes magníficos, pero con un lado catastrófico” –nos explica Lacombe-. Todas esas luces, ese ambiente millonario, está ahí para esconder el desastre que está por llegar. Para mí esa es la temática del libro: esos personajes que viven en una burbuja social, con una riqueza sin límites, y que realmente se deleitan en los placeres, el alcohol, las fiestas… Eso les impide ver lo que hay fuera de la burbuja, esa pobreza proletaria que describe Fitzgerald. Para ellos es como si el resto del mundo, los más desafortunados que ellos, no existieran. Pero ese descontento, esa cólera va creciendo, bajo esa capa de superficialidad. Para mí esa es la temática de la novela”.

“Luego –añade-, tenemos esa lucha entre la luz y la oscuridad que es una parte fundamental de mi trabajo. A veces dicen que soy un poco sombrío como ilustrador, pero siempre he dicho que no puede haber luz sin oscuridad.

Ilustración de 'El gran Gatsby', de Benjamin Lacombe (Edelvives)

En cuanto a los colores de sus ilustraciones, Lacombe nos comenta: “Fitzgerald aporta un elemento Narrativo al color de forma consciente. No lo deja al azar sino que, en sus descripciones, se deleita muchísimo en los colores. Describe el blanco, el oro, el lila, el verde. Ese verde de los dólares, pero también de la esperanza que tienen los personajes por ascender en la escala social. Y ese dorado que está ahí para esconder la realidad de los personajes”.

De hecho, el protagonista se esconde durante gran parte de la novela –añade-. Todo el mundo lo menciona constantemente, pero él está siempre como escondido. Hasta su primera aparición en esa escena del baile. Si os fijáis, yo la he reflejado en una gran ilustración desplegable de cuatro páginas llena de gente bailando. Y él es un personaje diminuto en la esquina superior derecha que pasa prácticamente inadvertido. Hasta que se presenta y le doy un primer plano. Es parte de mi puesta en escena”.

Ilustración de 'El gran Gatsby', de Benjamin Lacombe (Edelvives)

Un novela muy autobiográfica

Lacombe ha hecho un gran estudio sobre la novela y su autor, que puede leerse al final del libro. Le preguntamos hasta qué punto cree que es autobiográfica y que Fitzgerald narró su amor por Zelda en la misma. “Los personajes son claramente ellos –asegura-. El escritor se inspira en sí mismo a la hora de describir a ese personaje que lucha para convertirse en una persona rica y acaudalada que esté al mismo nivel social de su amada. Daisy es Zelda, sin duda, y Fitzgerald se convirtió en un autor rico y famoso para vivir la vida que soñaba junto a Zelda, una vida opulenta”.

“Por eso trabajó sin descanso –continúa el ilustrador-. Sus contemporáneos lo percibían como un tipo que siempre estaba de fiesta, pero realmente era un currante. Recientemente ha habido una polémica en internet porque se han encontrado manuscritos de Zelda que contienen términos y vocablos que Daisy usa en la novela, lo que ha llevado a pensar a algunos en que Fitzgerald robó parte de esos manuscritos a su pareja para usarlos en la novela”.

“Todos los creadores nos inspiramos en lo que nos rodea, en personas, en cosas… eso es parte del proceso creativo. Y sí, obviamente Daisy se inspira en Zelda, la pregunta que sigue en el aire es: ¿robó Fitzgerald cosas de esos manuscritos de Zelda o solo fueron una inspiración más? La propia Zelda estaba encantada con la novela y nunca se quejó, por lo que estoy convencido que esos papeles solo fueron una inspiración más para Fitzgerald. Lo curioso es que él la animó para que ella tuviera su propia carrera, pero, en cuanto empezó a despuntar un poco, la frenó”.

Portada de 'El gran Gatsby', de Benjamin Lacombe (Edelvives) 5

‘La pequeña cerillera’

Dentro de la colección de Clásicos Ilustrados dirigida por el propio Lacombe, se publica La pequeña cerillera, su adaptación del clásico de Hans Christian Andersen que coincide con el 150 aniversario del fallecimiento del autor (1875). “Es un cuento que me impactó de niño -nos confiesa-, de los que realmente te conmueven y que más recuerdas. Porque es sorprendente que la protagonista, la niña, muera”.

“Pero creo que esa es, verdaderamente, la fuerza de este libro –añade-. Que no esconde la noción de dificultad, de dolor, de tristeza… pero al mismo tiempo transmite la idea de la esperanza, de trascendencia, de algo que va más allá de las dificultades de la vida. Es una forma de resiliencia, de afrontar esas dificultades de la vida que se pueden cernir sobre nosotros. Porque a veces la mejor forma de darnos cuenta de los problemas es ver cómo los sufren otros”.

Ilustración de 'La pequeña cerillera', de Benjamin Lacombe (Edelvives)

Lacombe también ha realizado una exhaustiva búsqueda de documentación para este libro y mantiene que Andersen se basó en su propia infancia: “Hemos descubierto cómo se gestó esta novela. Su editor le mandó tres imágenes para que, basándose en una de ellas, escribiese un cuento. Y eligió la de una pequeña vendedora ambulante de cerillas”.

“En esa época Andersen volvió a su pueblo natal, donde pasó su infancia, por un tema de herencias –continúa-. Nació en una familia muy pobre y analfabeta, con una madre alcohólica. Y cuando vuelve en invierno a esa aldea comen un ganso, algo muy típico allí, y eso olor le golpeó como la madalena de Proust: De golpe se acordó de su infancia y de los olores de la misma. Y en ese momento en que la cerillera huele ese pavo, creo que Andersen se está acordando de su madre”.

Ilustración de 'La pequeña cerillera', de Benjamin Lacombe (Edelvives)

Lacombe asegura que el mensaje de este cuento, en el que una niña muere de frío en plena calle ante la indiferencia de los viandantes, es, desgraciadamente, muy actual. “Es un sufrimiento que sigue estando ahí, de rabiosa actualidad, que nunca nos ha abandonado: ese sufrimiento de los niños y niñas en muchísimos países del mundo. La verdadera fuerza de este cuento es el paralelismo que trazamos con el momento actual. Con ese sentimiento de indiferencia con el que pasamos las noticias sobre el dolor de otros. Hacemos scroll en el móvil cuando nos topamos con esas noticias de guerras, desgracias o catástrofes, como si no fuera con nosotros”.

En cuanto a la técnica, Lacombe nos comenta que este cuento solo podía ilustrarse con carboncillo: “Primero, por ese carácter duro, sombrío, tan expresionista, del blanco y negro, que se transforma en magia cuando aparece el color, gracias a ese contraste. Y segundo, porque el carbón, el carboncillo, es lo que queda cuando se apaga una cerilla”.

Portada de 'La pequeña cerillera', de Benjamin Lacombe (Edelvives)

‘La infancia de Papá Noel’

El tercer libro que ha presentado Lacombe, esta vez junto a Sébastien Perez, es La infancia de Papá Noel. “Hemos trabajado de la misma forma que con La infancia de los malvados, villanos y maléficos –nos explica Sebastién-. Partimos del Papá Noel adulto para recuperar los elementos que lo fueron convirtiendo en la persona que es, para entender por qué ha acabado dedicando su vida a hacer felices a los demás”.

Lo más original de este cuento ilustrado es que funciona como un calendario de adviento, con páginas que parecen papel de regalo navideño y que se abren para descubrirnos un breve cuento para cada día: “Queríamos que fuese como esos calendarios en que cada día te encuentras una sorpresa de adviento –asegura Sébastien-. Algo que acompañara a los niños durante todas las vacaciones de Navidad. Porque es un momento muy especial para estar juntos y poder leer estos cuentos en familia”.

Esos cuentos nos describen los sueños de ese, todavía, niño pequeño: “Su sueño es entregarse a los otros, ayudar a los demás. Es un niño que viene de una familia acomodada y al que no le falta de nada. Y por eso quiere compartir esa felicidad con los que no son tan afortunados como él”.

Ilustración de 'La infancia de Papá Noel', de Benjamin Lacombe (Edelvives)

En esos cuentos también iremos descubriendo el origen de algunos de los símbolos más conocidos de la Navidad. “La idea era precisamente eso –asegura Sébastien-, recuperar todos los elementos vertebradores de la Navidad sin esa dimensión religiosa. Porque la tradición de Navidad viene mucho antes que la religiosa, ya que se inspiraba en los Saturnales, las fiestas paganas de los antiguos romanos”.

“Esa fiesta –añade Lacombe-, viene del solsticio de invierno, de ese deseo de que volviera el sol. Pero la religión católica lo hizo coincidir con el nacimiento de Jesús y ahora todo el mundo celebra eso. Sea como sea, lo importante es esa noción de compartir momentos con los que quieres, algo que se festeja en casi todo el mundo, hasta China, donde cada vez más es una fiesta de celebrar y compartir en familia”.

Ilustración de 'La infancia de Papá Noel', de Benjamin Lacombe (Edelvives)

“Pero no todos son cuentos, sino que también encontramos poemas. “En la versión original francesa son canciones –nos explica Lacombe-, aunque en la española los hemos convertido en poemas, pero también se pueden cantar. Todo el libro está concebido como un regalo de Navidad, con la ventaja de que los calendarios de Adviento los tiras cuando acaban, mientras que estos cuentos los puedes leer tantas veces como quieras. Para mí esa es la magia de la navidad: la familia, la amistad y las canciones”.

En cuanto a qué siente al saber que la gente regalará sus cuentos esta Navidad, Benjamin Lacombe nos confiesa: “¡Es una pasada! En Francia el libro ha tenido una acogida brutal, porque realmente ha cobrado fuerza ese sentimiento de compartir las historias, de leer un cuento cada día. Y eso me parece realmente mágico”.

Portada de 'La infancia de Papá Noel', de Benjamin Lacombe (Edelvives)