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Para romper el silencio de la violencia de género: mejor acompañada

  • Una de cada tres asociaciones ha suspendido o cerrado programas específicos
  • La negación de la violencia a nivel político dificulta su labor
Primer plano de manos entrelazadas de mujeres, con diferentes tonos de piel, en un gesto de apoyo. Se distinguen un reloj dorado y un tatuaje de rosa, simbolizando la unión y la individualidad.
Mujeres acompañan a una mujer en una asociación de violencia de género Getty Images
Talia Martínez de Marañón

*Objetivo Igualdad se emite los domingos a las 16:30h en el Canal 24 horas y después en RTVE Play

“Estaba en un centro de la mujer” narra Marta López Fuente, directora técnica de la asociación Mujeres Opañel “y se abrió la puerta y entró una mujer semidesnuda, pidiendo ayuda”, explica, “porque su marido se la había llevado al campo, y allí había intentado asesinarla”. Es solo uno de los casos de los miles que a lo largo de sus años de profesión ha tenido que atender.

“Esta pelea la va a ganar quién de los dos quede vivo"

Ana Bella Estévez Jiménez de los Galanes, creadora de la Fundación Ana Bella, explica: “El miedo me paralizaba y yo era cada vez más sumisa”. Ella lo vivió en primera persona: “Sabía que si me enfrentaba a él me iba a matar” y cuenta que en la última paliza se puso a rezar de rodillas y su marido le dijo: "Reza, reza, que te va a hacer falta, porque esta pelea la va a ganar quién de los dos quede vivo".

Dibujo del dolor de una mujer que sufre maltrato

También como víctima habla Rosa María Núñez, presidenta de la asociación “Las Desamparadas” @lasdesamparadas. En su caso, cuenta que aún hoy sigue sintiendo miedo porque tras el juicio celebrado en 2013, “mi ex marido continúa en busca y captura”. Por eso dice que cada vez que sale a la calle tiene que mirar para ver si está él. “Claro que siento miedo porque no se dónde puede estar”, explica. Se queja de que “sigue habiendo asesinatos, y las víctimas de violencia de género salimos a la calle con terror”. La presidenta de la asociación “Las Desamparadas” asegura que no hay aún medidas efectivas para ellas. Además, destaca que también sufren, y mucho, por los niños, que cuando presencian violencia o la sufren “se hacen pis, tienen pesadillas, o se despiertan gritando temiendo que vuelva el maltratador”. Asegura que “todo eso es un sin vivir, y genera mucho dolor”.

Otro aspecto a tener en cuenta es si, además, tiene una cultura diferente, como nos hace ver, Fátima Djarra Sani, cofundadora de la asociación “Flor de África” @flordeafricanavarra, porque algunas aún continúan con miedo años después de que las hayan ayudado: “Siguen con la superstición de que les puedan hacer magia negra”.

Todas comparten una misma motivación, ayudar a las víctimas de violencia de género a salir de la espiral del maltrato y, como dice Marta López de Mujeres Opañel: “Dentro del daño que tienen y su situación de vulnerabilidad total, que puedan tomar decisiones” porque así pueden empoderarse y tomar las riendas de su propia vida cuando estén preparadas. Estas organizaciones también gestionan refugios, asistencia jurídica, apoyo psicosocial y sanitario.

Logotipo asociación Flor de África

“Las mujeres con nivel económico o las jóvenes son más invisibles”

Las mujeres maltratadas “pensamos que nadie nos va a creer”, explica Ana Bella Estévez, porque “ellos son encantadores de cara al exterior y además nos sentimos culpables”. Y destaca un aspecto importante, el de la doble vulnerabilidad: “Si vives en un entorno rural es muy posible que haya familiares de tu maltratador donde vas a denunciar”. Algo que también destaca la cofundadora de "Flor de África”: “Si eres migrante tienes más dificultades, una de ellas es que muchas veces no están empadronadas por no tener papeles”. Explica que “les piden la partida de nacimiento” y para eso hay que enviar dinero a sus países de origen, pero como en España no pueden trabajar, “no tienen dinero para enviar". Eso significa que no puedan acceder por igual a los recursos. Por otro lado, la presidenta de “Las Desamparadas” habla de las mujeres con discapacidad: “Algunas me relatan con horror que, si les dan un guantazo, no pueden hacer nada atadas a la silla de ruedas”.

También existe la invisibilidad, por ejemplo de las mujeres “con nivel económico alto o de las jóvenes”. Denuncian menos “porque no reconocen la violencia” explica Ana Bella. Por eso han colaborado con Yves Saint Laurent para crear un programa que enseñe a las chicas ”a ver las señales de alarma de las relaciones abusivas como los celos, la violación de su intimidad, el chantaje emocional, y los castigos de silencio”, y que así puedan ayudar a otras jóvenes. Ana Bella destaca que quien sí puede denunciar es "el entorno". Por eso todos debemos tomar conciencia.

Logotipo asociación Las Desamparadas

“Las acompañamos a todo y les damos ropa, comida y medicinas”

Por eso las asociaciones prestan su ayuda desde el primer momento. Desde que llaman las víctimas se planifica un plan de huida, explica la directora técnica de "Mujeres Opañel", donde “la prioridad son los menores, si los hay” y luego explicar a la mujer que debe recopilar todos los documentos necesarios “para el proceso de ruptura con el agresor”. En ese proceso “Las Desamparadas” están muy presentes: “Las acompañamos a recoger sus cosas de su casa, a poner la denuncia y al juicio. Incluso les damos, si lo necesitan, comida o medicinas”. Algo que también hacen en “Flor de África”, quienes también pone el acento en “la prevención de la mutilación genital femenina y el matrimonio forzado, además de dar apoyo psicológico”. En el caso de la Fundación Ana Bella, han creado el “Programa Amiga” para apoyar a las mujeres que por culpa del maltrato se quedan aisladas sin amistades y sin familia. Así, cuenta su fundadora: “Hemos transformado el sufrimiento en experiencia y en empatía para ayudar a otras mujeres”.

Logotipo asociación Mujeres Opañel

“Tenemos casas de urgencia, de acogida y pisos de autonomía”

Una vez que han salido del entorno del maltrato, queda un camino largo. Además de apoyo psicológico y judicial, muchas necesitan apoyo económico, o huir a una casa de acogida. En el caso de "Mujeres Opañel" gestionan dos refugios, uno en la Comunidad de Madrid y otro en la de Castilla-La Mancha. Allí pueden estar un mes, si es un trámite de urgencia, o en torno a un año, si se quedan en acogimiento. Su directora técnica coincide con la creadora de la Fundación Ana Bella en destacar que piensan que hay suficientes plazas de acogida. Algo en lo que discrepan Fátima de “Flor de África” como Rosa de “Las Desamparadas”, porque dicen que, según su experiencia, “no hay suficientes plazas en estas casas de acogida”.

Tras ese periodo que puede llegar al año, hay otro recurso que no existe en todas las comunidades, el piso de autonomía. Desde "Mujeres Opañel" gestionan este recurso, en este caso en Castilla-La Mancha, porque en Madrid, por ejemplo, no existen. “No hay un tiempo establecido”, cuenta Marta López, “aunque sí se prioriza a las mujeres con hijos”. En este caso, Marta y Ana Bella vuelven a estar de acuerdo: “No hay suficientes plazas de estos pisos de autonomía para la demanda que hay”. Algo que puede ser muy grave, porque pueden acabar volviendo con el maltratador. “Algunas compañeras han tenido que volver con su agresor”, cuenta Rosa Núñez, por “no tener un techo para sus hijos, ni un plato de comida para ellos” .

”las desahucian, eso es un doble maltrato por si no tienes bastante con el primero”

Cuenta, además, que hay ayudas al alquiler para mujeres maltratadas, pero que “como no llega el dinero que tiene que llegar para poder pagar a los propietarios”, las desahucian: “Eso es un doble maltrato por si no tienes bastante con el primero”. Fátima Djarra destaca que han notado “un aumento de mujeres vulnerables que llegan, incluso a vivir en la calle, porque no tienen donde estar”.

Logotipo Fundación Ana Bella

“La prevención y la formación son claves”

“Falta una solución habitacional para estas mujeres”, señala Ana Bella. Por eso, en su fundación quieren dar autonomía a las mujeres y colaboran con empresas para la inserción laboral, porque estaban cansadas de que las encasillaran laboralmente en trabajos poco remunerados que llevan a la exclusión. Por eso pusieron en marcha “un proyecto como embajadoras de marcas. Porque si hemos sido capaces de superar la violencia es que somos mujeres muy fuertes, capaces de reinventarnos cada día para salir adelante”.

Un aspecto fundamental, destaca la directora técnica de Mujeres Opañel, es la prevención: “Paliar la consecuencia, que es la violencia de género, no es suficiente”. Por eso hay que destacar la importancia de la formación: “Nosotras formamos a las fuerzas de seguridad del Estado, sanitarios y personal de la judicatura”.

Dibujo de mujeres que luchan contra la violencia de género Getty Images

“Las asociaciones llegamos donde no llegan las administraciones”

ONU Mujeres advierte de que en los últimos años hay un retroceso en las ayudas y el apoyo que reciben estas asociaciones que trabajan para erradicar la violencia contra las mujeres. En Objetivo Igualdad hemos querido hacer esta foto de cómo trabajan estas asociaciones para que las víctimas puedan romper el silencio. En el informe de la ONU se destaca que una de cada tres de estas organizaciones en el mundo ha tenido que suspender o cerrar programas específicos por recortes presupuestarios.

"no se puede permitir que estos recortes borren décadas de logros arduamente conseguidos”

De hecho Kalliopi Mingeirou, Jefa de la sección para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas de ONU Mujeres destaca que "no se puede permitir que estos recortes borren décadas de logros arduamente conseguidos”.

Estas asociaciones, dice Fátima Djarra, son importantes “porque son un espacio donde las mujeres se sienten arropadas y se sienten seguras”. Además, destaca Rosa Núñez: “Las asociaciones llegamos donde no llegan las administraciones”. Núñez afirma que sí nota los recortes: “Hay demasiados y no llega lo que tiene que llegar”.

Marta López destaca: “Tenemos la percepción de que está disminuyendo” la financiación frente a la violencia de género. Cree que la base de la violencia de género “es la desigualdad” y es ahí, explica, donde primero hay que trabajar. También asegura que les está afectando que haya en las instituciones “representantes políticos que niegan la violencia de género”. Además, pone el dedo en un aspecto crucial: “La intervención social cada vez se financia menos”, y que además, “las asociaciones compiten con conglomerados empresariales”. Esto se debe a que las instituciones sacan pliegos para gestionar los recursos “desde la ley del mercado, donde la oferta más barata es la que me quedo”, sin reparar en que para gestionar un tema tan delicado hacen falta profesionales formados. En el caso de la Fundación Ana Bella, no pueden optar prácticamente a ninguna subvención, porque no están presentes en todo el territorio. Por eso colaboran con empresas para formar a los trabajadores a detectar y denunciar la violencia de género y para que las víctimas, una vez recuperadas, puedan trabajar.

“Somos una parte crucial de la solución para acabar con esta violencia”

“Somos una parte crucial de la solución para acabar con esta violencia”. Ana Bella Estévez explica que ellas pueden “detectar a las víctimas invisibles y acompañarlas hasta los recursos”. Eso sí, asegura, sigue siendo necesario el apoyo institucional y en su caso al ser fundación, las donaciones. “Las mujeres no somos vulnerables, estamos en situación de vulnerabilidad”, recalca, “porque somos mujeres muy fuertes para resistir un maltrato y salir de él”. Por eso, dice, necesitan “unos recursos, una mano amiga que nos apoye, que con un empujón volamos”.

Este reportaje ha sido posible realizarlo gracias a la galería Ormolú Arte de Pamplona, y el Teatro del Barrio en Madrid, y a Conchín Fernández y Luis Parra del Centro Territorial de Navarra de RTVE, y a Chema Ortiz, Javier Britos y Xabier Berruete de Torrespaña de RTVE en Madrid.