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Alaska: "Fernando Vijande supo ver que cuatro punkis y las marquesas podían convivir, y ese es mi lema también"

  • El documental Warhol-Vijande: Más que pistolas, cuchillos y cruces, redescubre al galerista, clave en los 70 y 80
  • La película, narrada por Alaska, indaga en la visita de Andy Warhol a España en 1983 para su célebre exposición
Alaska, en la presentación del documental 'Warhol-Vijande: más que pistolas, cuchillos y cruces'.
Alaska, en la presentación del documental 'Warhol-Vijande: más que pistolas, cuchillos y cruces'. EFE/ Victor Lerena
ESTEBAN RAMÓN

El camino de la modernidad a veces está empedrado de héroes improbables. El galerista Fernando Vijande nació en la alta sociedad y conservó siempre un porte distinguido. Alto e impecablemente elegante, poseía también una mentalidad abierta y hedonista que fue clave de la renovación cultural más radical, enlazando a los artistas emergentes del tardofranquismo con la movida. El documental Warhol-Vijande: Más que pistolas, cuchillos y cruces recuerda su figura a través de la histórica visita de Andy Warhol a España en 1983, hito cultural que Ágatha Ruiz de la Prada define en la película como “el momento más impactante de mi vida”.

Alaska, la niña prodigio de aquellos años, y amiga de Vijande hasta que el galerista falleció en 1986, es la narradora del documental, dirigido por Sebastián Galán. “Con 14 años, a los que empezábamos a tocar en Kaka de Luxe nos interesaba mucho el mundo del arte y solo había un par de galerías donde no nos sentíamos rechazados al cruzar la puerta con nuestras cazadoras de cuero”, explica la cantante en una entrevista con RTVE.es.

Una de esas galerías era Vandrés, que regentaba Vijande en los 70, que sufrió la censura durante el franquismo, y que se convirtió en un punto de ebullición donde cabían jóvenes como Miquel Navarro, Jordi Teixidor o Antoni Muntadas con esos jóvenes premovida. “Fernando Vijande supo ver que cuatro punkis y las marquesas podían convivir, y ese es mi lema también”, dice Alaska. “No tenía prejuicios y unió a dos generaciones”.

El documental filma un viaje de Alaska a Nueva York, 40 años después de la exposición de Warhol, para entrevistar a los colaboradores del artista, entonces casi tan jóvenes como la cantante, para revisitar lo que significó la visita a Madrid para el propio rey del pop art. Tanto el escritor Bob Colacello como el fotógrafo Christopher Makos coinciden en algo: la España que en los 80 tenía algo del Nueva York de los años 60 en el sentido de ser una sociedad conservadora que estaba siendo reventada por el undergorund.

“Vijande quería mostrar el cambio que está percibiendo en España”, desarrolla su hijo, Rodrigo Navia-Osorio Vijande. “Él había visto en Nueva York que el underground podía cambiar el mundo: allí surgen ideas que luego se vuelven mainstream. En el fondo está viendo cómo el nivel individual –cómo me expreso, como me visto- llega a nivel país –a dónde queremos llegar en la modernidad-. No es que sea un precursor de la movida, pero entiende que el país está cambiando”.

Colacello y Makos recuerdan cómo Warhol pensó en dos ideas que le transmitía España para la exposición: la Guerra Civil y la Iglesia. Lo primero se tradujo en pistolas y cuchillos; lo segundo, en cruces. Vijande había abierto su mítica galería Vijande en el corazón del Barrio de Salamanca con un concepto neoyorquino: se bajaba literalmente la rampa de un párking para acceder a un espacio diáfano con algunas columnas.

La locura, sin ventas, por ver a Warhol

La expectación por ver la obra de Warhol se desbordó y Vijande –con visión warholiana- decidió vender las entradas a 100 pesetas. Se vendieron miles, pero solo una obra, adquirida por siete millones de pesetas. “Teníamos las 100 pesetas para la entrada, pero no para el cuadro”, recuerda riendo Alaska.

Warhol, a comienzos de los años 80, era ya casi una moda pasada para el mercado del arte neoyorquino. Siempre fue víctima de su propia fama, pero el tiempo ha terminado por fijar su importancia. “Nunca ha dejado de crecer”, opina Rodrigo Navia-Osorio Vijande. “Si piensas en los grandes artistas del siglo XX, es uno de los dos que puedo pensar y su influencia es cada vez más importante”.

Alaska -lo recuerda al comienzo del documental- descubrió 30 años después de la exposición que Warhol había expuesto unas fotografías suyas bajo el título de Mujer desconocida. En el rodaje del documental, la cantante descubre otras imágenes: las que Christopher Makos le tomó en la galería Vijande.

“Cuando hablamos de Warhol, hablamos de un filósofo, de una persona adelantada a su tiempo para lo bueno y para lo malo”, describe Alaska. “El mundo digital en el que vivimos lo inventó, al menos mentalmente, en su cabeza. Este mundo de redes sociales, que a mí no me gusta especialmente, lo inventó él. Le veo como un artista global. Y por su falta de prejuicios, me siento más cercana a él que los puristas que no quieren reconocerle”, concluye.