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Los colonos de los "pueblos de Franco": entre el mito y el olvido

  • Entre los años 40 y 70, la dictadura franquista creó más de 300 nuevas localidades
  • Los habitantes no obtuvieron nada gratis: pagaron sus viviendas y sus parcelas con trabajo y cosechas
Informe semanal - Colonos, entre el mito y el olvido
CARMEN BONET

Para muchos, el primer contacto con los pueblos de colonización se ha reducido durante años a la visión de grupos de construcciones blancas e iguales en los márgenes de algunas carreteras. El nombre de esos lugares, a menudo apellidados "del Caudillo" o "de Franco", no dejaba lugar a dudas en el imaginario de un país que vivió una guerra y después una dictadura caracterizada por el protagonismo de su creador.

"Nosotros buscábamos la arquitectura y nos encontramos con la gente". Esta frase, de la fotógrafa y arquitecta Ana Amado, nos sumerge en la realidad de esos lugares y nos obliga a repensar la historia de las gentes que los poblaron, y de las que hoy se empieza a hablar de otra manera.

La historia podría comenzar con una pareja de jóvenes arquitectos curiosos, que deciden comenzar a viajar para ver de cerca los edificios y diseños para nuevos pueblos que realizó el arquitecto madrileño José Luis Fernández del Amo a partir de los años 50, y de los que especialmente recordaban el cacereño de Vegaviana, fotografiado por Joaquín del Palacio, "Kindel".

De aquellos primeros viajes, que comenzaron allá por 2016 documentando más de treinta pueblos en las diferentes cuencas hidrográficas españolas, surgió en 2021 Habitar el agua, una publicación donde esta pareja de arquitectos, Ana Amado y Andrés Patiño, empezó a compartir con sus nuevas fotografías aquellos espacios y gentes.

Dos años más tarde, una exposición, Pueblos de colonización. Miradas de un paisaje inventado, consiguió acercar un poco al gran público la realidad de aquellos lugares.

Pueblos de colonización en España

Imagen del rodaje del reportaje de Informe Semanal Patricia Ribas

Habitar el agua o inventar paisajes ya no es hablar solo de arquitectura, sino de quienes tuvieron que empezar de cero y crear un espacio común en momentos de miseria en muchas partes, especialmente en el mundo agrario.

Más de 300 pueblos nacieron tras la Guerra Civil

Y es que entre los años 40 y 70, después de finalizada la Guerra Civil, se planificaron y construyeron en España más de 300 nuevos pueblos, auspiciados por la política de regadíos y embalses.

Considerada por algunos como la segunda gran migración interior del siglo XX en España, la idea de construir regadíos en las tierras de secano no la inventó Franco, ni tampoco el Instituto Nacional de Colonización, creado a finales de 1939 para organizar la nueva política agraria franquista.

Ya en el siglo XIX se empezó a plantear la necesidad de cambios en el campo. Y la Segunda República quiso llevar a cabo su propia política hidrológica y de colonización, pero en su caso la tierra estaba en manos de los trabajadores, no del Estado.

Los mal llamados "colonos de Franco" no obtuvieron nada gratis. Muy al contrario, pagaron sus viviendas y sus parcelas con trabajo y cosechas.

Y no siempre lo consiguieron. Algunos de ellos, al no cumplir con las condiciones que imponía el Instituto de Colonización en cosechas y pagos, no tuvieron opción a quedarse. Otras familias ni tan siquiera pudieron formar parte de estos nuevos colonos, porque las condiciones para optar a una vivienda dejaban fuera a todos aquellos que no tuvieran un "expediente limpio", y tenían que ser "avalados" por el cura, el alcalde, el jefe de Falange o la Guardia Civil.

El sueño de la tierra y el trabajo

Entre los más mayores que aún pueblan muchas de estas localidades repartidas por casi toda la geografía española, aunque especialmente en Extremadura y Andalucía, los recuerdos de aquellos primeros años no han podido borrarse.

A pesar del silencio al que estuvieron condenados por la historia oficial, las hijas e hijos de aquellos primeros colonos cuentan con orgullo los duros trabajos de sus padres para conseguir el sueño de la tierra y de un lugar digno para vivir.

Y si el trabajo de las mujeres sigue siendo aún un asunto pendiente para reivindicar en la historia, el papel que tuvieron en la creación y mantenimiento de estos pueblos y comunidades, podría llenar cientos de páginas. Mujeres de campo, anónimas, madres valientes y solidarias, sin cuya contribución probablemente los pueblos de colonización no se hubieran mantenido vivos.

Las imágenes del dictador, repetidas hasta la saciedad en el NODO, entregando títulos de propiedad a los colonos, no son sino otro escenario más de la política de propaganda del Régimen.

Los mal llamados "pueblos de Franco" reivindican ya su propia historia.