Verano menorquín: un oasis donde los aromas de la cocina tradicional se funden con la brisa del Mediterráneo
- Desde la caldereta de langosta hasta el ceviche mediterráneo, la gastronomía menorquina sabe a tradición e innovación
- RNE ofrece una crónica detallada de un viaje a la más norteña de las islas Pitiusas
Amanece en el suroeste de la isla. Es temprano y el desayuno llega directamente de la huerta menorquina. Antes, cuando el sol todavía no calienta, el día ha comenzado con un baño matinal en el arenal de Son Saura. Pasamos dos días en uno de los paraísos que bebe de la herencia de los abuelos de Lucas García, las casas del Lago, hoy un sofisticado resort menorquín que en su día fue restaurante y casa de huéspedes.
"Mi abuela regalaba la caldereta de langosta a los huéspedes con un vino. Imagínate: antes la langosta no era tan valorada, los pescadores se la regalaban a ella y ella hacía lo mismo con la gente que pasaba unos días por allí", señala a RNE.
Hoy, 25 años después, Lucas, que también cocina, y su equipo siguen tirando de ese espíritu de casa de comidas para embelesar a sus huéspedes, solo que lo hacen desde un gastro hub que acoge nada menos que 14 propuestas diferenciadas. Se puede desayunar en FOC, una brasería que cuenta con huerto ecológico, con cultivo hidropónico (sin tierra) y barca propia desde donde llegan todos los ingredientes desde el puerto de Ciutadella.
El Lago Resort, en Menorca. t
"Somos familia menorquina y eso se nota. Intentamos transmitir toda esa identidad isleña y todo el cariño que ya le ponía mi abuela detrás de la barra”. Fue el padre de Lucas quien continuó el legado de la abuela. "Mi padre fundó el lugar donde estamos ahora. Antes esto era un apartahotel de familias, pero esto ha ido evolucionando hasta convertirse en este paraíso cinco estrellas, siempre tirando de ese espíritu más hostelero que hotelero", dice orgulloso.
Un atardecer mirando al Mediterráneo menorquín
Estamos en Cala'n Bosch: aguas cristalinas por doquier, Baleares en estado puro. Muy cerca está Xon Xoriguer, formado a su vez por pequeñas calitas, perfectas para que la escapada a Baleares sea memorable.
Dentro de esa filosofía, bien merece una visita el faro de Cap d'Artrutx. Construido en el siglo XIX, cuenta con otra buena mesa dentro. "Imaginaos ver cómo se pone el sol mirando al Mediterráneo menorquín, con un vino de la isla". Y es así: un atardecer memorable mientras uno se toma un cóctel lleno de creatividad, acompañado de bocados de autor. No faltan los quesos menorquines (doble guiño al de Mahón), ojo al wagyu de la isla o la gamba roja de Menorca.
Pero, además, uno de los puntos más vibrantes de este proyecto es ese maridaje que han conseguido entre el producto menorquín con conceptos de fuera. La guinda viene de la colaboración con chefs de renombre como Julián Mármol, cocinero tras los fogones de Yugo The Bunker (una estrella Michelin en Madrid) y que en su Godai de Menorca ofrece platos tan sublimes como ese nigiri de gamba roja o un Su mai de langosta.
"Todo con producto de aquí – explica Lucas – para no depender de fuera y que todo quede aquí en la isla", dice orgulloso.
Fotografía del nigiri de gamba roja en Godai. Geometry Love
Entre la tradición y la fusión de sabores
La misma excelencia se respira en Kaipa, orquestado por Omar Malpartida (un Sol Repsol), en este caso siguiendo la estela del chef, tirando de su Perú natal, pero en perfecto ensamblaje con la cocina menorquina. Suyos son platos como el ceviche mediterráneo o el aguacate a la brasa con cítricos de Menorca.
Fotografía del ceviche mediterráneo elaborado por Kaypa.
Pero el lazo a este celofán lo pone el restaurante 100% menorquín, Aquarium: una mesa dentro de una cueva con arroces, pescados y mariscos de la isla. Ubicado en Port Ciutadella, cuenta con su propio vivero de langostas en claro homenaje a la abuela de Lucas.
Un cocinero de Aquarium. Luana Failla
Acaba nuestro viaje, pero comienzan nuestros recuerdos. El mayor lujo: siempre el kilómetro 0.