Condenado a más de dos años y medio de cárcel un exagente de Policía por la muerte de Breonna Taylor en 2020
- Brett Hankison cumplirá además tres años de libertad condicional supervisada una vez termine su condena en prisión
- Taylor fue asesinada en marzo de 2020 en su apartamento de Louisville, Kentucky, durante una redada policial nocturna
El exagente de la Policía de Louisville Brett Hankison ha sido condenado este lunes a 33 meses de prisión por su participación en la redada que terminó con la muerte de Breonna Taylor en marzo de 2020. El suceso generó protestas masivas y renovó el debate sobre la violencia policial en Estados Unidos.
La abogada de la familia de Taylor, Lonita Baker, ha confirmado la sentencia a NBC News, detallando que Hankison cumplirá además tres años de libertad condicional supervisada una vez termine su condena en prisión.
Con esta decisión, el tribunal ha rechazado la solicitud previa del Departamento de Justicia, que había pedido una pena más leve consistente en "un solo día de prisión seguido de tres años de libertad condicional". En su momento, la familia de Taylor calificó esa propuesta como "un insulto a la vida de Breonna Taylor y una flagrante traición a la decisión del jurado".
Hankison había sido declarado culpable en noviembre de 2024 de violar los derechos civiles de Taylor, después de disparar hasta diez veces contra su apartamento durante la redada. Aunque sus balas no alcanzaron a Taylor, fue otro de los agentes quien efectuó el disparo mortal.
Murió durante una redada nocturna tras recibir más de 20 disparos
Breonna Taylor, una mujer afroamericana de 26 años, fue asesinada el 13 de marzo de 2020 en su apartamento de Louisville, Kentucky, cuando la policía realizó una redada nocturna como parte de una investigación de narcóticos. Los agentes entraron sin anunciarse, usando una orden de no-knock warrant que les permitía irrumpir sin avisar.
Taylor se encontraba en casa durmiendo con su novio, Kenneth Walker. Al escuchar a los agentes irrumpir, Walker pensó que se trataba de intrusos y disparó un tiro con su arma legal, hiriendo a un policía en la pierna. En respuesta, los agentes dispararon más de 20 veces; una de esas balas impactó a Taylor en el pecho, causándole la muerte casi instantánea. La orden de registro buscaba drogas vinculadas a un exnovio de Taylor, pero no se encontró nada ilegal en su vivienda.
Su muerte, junto con la de George Floyd en mayo de 2020, impulsó un movimiento nacional contra la violencia policial y el racismo estructural, bajo el lema #SayHerName para visibilizar la violencia contra mujeres negras. Las protestas se intensificaron tras la decisión inicial de no imputar a los agentes por su muerte directa, sino solo por los disparos que pusieron en peligro a vecinos.
Además de Brett Hankison, otros agentes enfrentaron cargos por la muerte de Breonna Taylor. Joshua Jaynes, detective, fue acusado de falsificar la orden de registro al incluir información falsa que justificó la redada; se declaró culpable de conspiración para violar derechos civiles y espera su sentencia.
Kelly Goodlett también admitió haber conspirado para falsificar esa orden junto a Jaynes y acordó colaborar con la investigación. Myles Cosgrove, quien disparó la bala que mató a Taylor, fue despedido por no seguir el protocolo, aunque no enfrentó cargos penales federales por su muerte.