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Donato Ndongo, único africano en la Caja de las Letras, afronta un inminente desahucio en Murcia

  • El desahucio del escritor, previsto para hace unas semanas, se pospuso para este 23 de julio
  • Cree que sus críticas al régimen guineano y la cercanía de este a sectores del poder español han influido en su situación
Donato Ndongo, único africano en la Caja de las Letras, afronta un inminente desahucio en Murcia
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) hace un llamamiento para evitar el desahucio del escritor y periodista Donato Ndongo de su casa de la pedanía murciana de Espinardo EFE/JUAN CARLOS CAVAL
GONZALO GÓMEZ

En junio de 2022, el Instituto Cervantes abrió la Caja de las Letras para recibir el legado del escritor ecuatoguineano Donato Ndongo-Bidyogo.

Con el depósito de ocho primeras ediciones de sus obras más significativas y una carta para abrir tras su muerte, Ndongo se convirtió en el primer africano en ocupar una de las cajas numeradas de esta cámara acorazada en la que reposan también textos y objetos de Gabriel García Márquez, Ana María Matute, Joan Manuel Serrat o del programa Informe Semanal tras sus primeros 50 años.

La Caja de las Letras es una cápsula de tiempo que preserva, como dijo García Montero, «la verdadera riqueza de un país, que es su cultura». Incluir a Ndongo suponía ampliar el legado del español —casi siempre ligado a Hispanoamérica— con una voz esencial en la literatura afro-hispánica.

Tres años más tarde, el autor enfrenta una orden de desahucio prevista para el 23 de julio en Murcia, donde vive desde hace más de dos décadas. «Aquí estoy, esperando a Godot», dice al iniciar la conversación telefónica con RTVE.

Donato Ndongo, autor africano en español

Periodista y escritor, Donato Ndongo ha sido, entre otros, delegado de la Agencia EFE en África Central, director de varias instituciones culturales, entre ellas el Centro de Estudios Africanos en la Universidad de Murcia y profesor en la Universidad de Misuri.

Llegó a España a los 14 años para terminar el bachillerato, apenas tres años antes de que Guinea Ecuatorial dejara de ser colonia española. La literatura le atrapó temprano. Siendo adolescente leyó Things Fall Apart («Todo se desmorona»), del nigeriano Chinua Achebe, lo que para él fue una revelación; reconoció en ese libro parte de su experiencia, ausente en los libros europeos que leía habitualmente. Al poco tiempo escribió su primer relato, El sueño, nacido de una pesadilla, tras leer una noticia, entonces insólita: unos jóvenes senegaleses habían muerto ahogados en el Bidasoa al intentar cruzar a Francia. «Soñé que era yo quien me ahogaba», recuerda. El adolescente Ndongo envió el relato a la revista de Camilo José Cela y fue publicado. Aquel momento marcó el comienzo de su vocación.

Desde entonces, muchos de sus libros han tratado la experiencia poscolonial de Guinea Ecuatorial abordando las tensiones entre tradición y modernidad, entre herencia colonial y cultura propia, o entre memoria y exilio. En títulos como Las tinieblas de tu memoria negra, El metro o ¿Quién mató a Abdoulaye Cissé?, Ndongo ha construido una prosa precisa y profunda, con un apabullante dominio del español, que le permite mezclar tiempos e imaginarios para contar historias de personajes condicionados por su negritud y procedencia.

Del homenaje al desahucio

Donato Ndongo pensó que la entrada en la Caja de las Letras o las dos nominaciones con las que fue propuesto al Premio Princesa de Asturias de las Letras marcarían un punto de inflexión en su situación económica. La realidad ha sido otra.

Donato NDongo

Donato NDongo

Sus problemas económicos se agravaron tras la jubilación. Durante más de una década, Ndongo trabajó para organismos del Estado español: dirigió el Centro Cultural Hispano-Guineano en Malabo, una institución dependiente de la Agencia Española de Cooperación Internacional y fue delegado de la Agencia EFE para África Central, pero esos años no fueron cotizados a la Seguridad Social. «Llevé todos los papeles para acreditar que hice esos trabajos. Me dijeron que si no había sentencia judicial no me los podrían reconocer», dice a RTVE. Intentó contratar abogados para defender su caso, pero, según relata, ninguno aceptó litigar contra la administración. Tras nueve meses de retraso para cobrar, un período superior al habitual, comenzó a cobrar una pensión de 1.030 euros, que no le ha permitido afrontar sus gastos, que incluyen los estudios de sus dos hijos en la universidad.

Durante los últimos años, Ndongo ha obtenido ingresos de conferencias, colaboraciones y libros, unos trabajos marcados por la irregularidad y cada vez peor remunerados. «Nunca he pedido ayuda social. He trabajado toda mi vida. No soy un indigente», afirma.

Un intelectual comprometido

La obra de Ndongo y su trayectoria se definen en gran parte por una actitud crítica hacia el poder, tanto en su país de origen como en España, lo que el escritor relaciona con su momento actual. Rechazó cargos ofrecidos por el régimen de Teodoro Obiang, fue amenazado de muerte en 1994 y se exilió.

Ha denunciado en innumerables ocasiones la represión en Guinea Ecuatorial y la proximidad de sectores del poder político y económico en España. «Me han estado presionando durante veinte años para que me convierta en un acólito de Obiang. Nunca he querido, porque mi conciencia no me lo permite», dice Ndongo, que menciona a figuras como José Bono o Miguel Ángel Moratinos como responsables de presiones indirectas para que rebajara las críticas al gobierno de Teodoro Obiang.

También vincula su situación a un episodio poco recordado: en los años setenta, elaboró un dossier crítico sobre Antonio García-Trevijano, una de las figuras más visibles del sector rupturista durante la Transición; según Ndongo, el abogado estaba ligado al régimen de Francisco Macías, primer presidente de Guinea Ecuatorial tras la independencia. «Todo eso forma parte de mi biografía, y mi biografía es lo que me ha llevado a la situación que estoy padeciendo», afirma.

Un olvido selectivo

Según datos del Consejo General del Poder Judicial, en 2024 se registraron en España 27.564 desahucios, tres cuartas partes de ellos por impagos de alquiler, y 5.073 por ejecuciones hipotecarias. El caso de Donato Ndongo no es, por tanto, excepcional. Sin embargo, sirve para mostrar la distancia entre el reconocimiento cultural y la desprotección material. El escritor ha desempeñado un papel central en la recuperación de la memoria guineana —autor de la primera antología de literatura de Guinea Ecuatorial, publicada en los años ochenta— y en la transmisión de los lazos culturales entre el continente africano y la lengua española, pero su nombre sigue siendo desconocido para muchos fuera del ámbito académico. «Me invitan a una conferencia y alguien me dice: “¡Qué bien habla usted español!”», relata con ironía.

Además, la obra de Ndongo no solo recupera voces y relatos ecuatoguineanos, sino que los sitúa dentro de una temática, aún pendiente, sobre el pasado imperial español y sus huellas. A su juicio, esta desmemoria no es accidental. El escritor recuerda que en 1971 se declaró materia reservada la información sobre Guinea Ecuatorial. El silencio se prolongó tras la caída de Franco. La historia oficial en España exaltó misiones religiosas y monumentos, pero evitó hablar de esclavitud o corrupción. «Si empezamos con mentiras, cuando llega el fiasco nadie asume la responsabilidad», dice.

El posible desahucio de un autor como Ndongo, reconocido por las instituciones y, al mismo tiempo, sin su respaldo, deja al descubierto la falta de apoyo político a la cultura, bien por descuido o por escalas de prioridad. «Cuando acabó el acto en el Cervantes, nos despedimos y hasta hoy», dice Ndongo.

Su legado y su carta, escrita para el futuro, aguardan en la Caja 708 del Instituto Cervantes con instrucciones de no abrirse hasta después de su muerte. Mientras, el escritor espera que no sea abierta, a la fuerza, la puerta de la casa donde vive.