Reinas-faraón: cuando ellas tuvieron el poder en el Antiguo Egipto
- Era una sociedad patriarcal pero las mujeres tenían los mismos derechos
- Otras mujeres con poder fueron sacerdotisas, escribas y médicas
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Los egiptólogos han explicado al programa Objetivo Igualdad que reina-faraón es el término correcto para referirnos a las mujeres que ascendieron al poder como un faraón en el periodo del imperio del Antiguo Egipto (entre el 3150 a.C y el año 30 a.C).
Ellas ostentaron ese poder con todo lo que implicaba “a nivel político, social, económico, militar y religioso, porque eran las intermediarias entre los dioses y su pueblo”, como nos explica Esther Pons, conservadora jefe del departamento de Antigüedades Egipcias y Oriente Próximo del Museo Arqueológico Nacional, el MAN.
No obstante, el escritor y divulgador sobre este periodo que duró 3.000 años, Rubén Villalobos, autor del libro Faraonas, Misterios y Curiosidades sobre las grandes Damas del Nilo, defiende el uso divulgativo del término faraona.
“Quien manejaba Egipto y controlaba el poder era la reina Cleopatra”
Solo hubo seis, que se haya descubierto hasta la fecha, que alcanzaran un nivel de influencia tal que las situó en lo más alto de la jerarquía. Otras reinaron, como regentes, mientras sus hijos eran pequeños, pero con apoyo de militares y sacerdotes.
Si hablamos de reinas-faraón, la más conocida, sin duda, es Cleopatra, como nos explica la conservadora jefe del MAN, que además es una prestigiosa arqueóloga con varias excavaciones en Egipto a sus espaldas: “Fue la última reina de Egipto. Ella gobernaba porque le tocaba, pero se tuvo que casar con su hermano. Pero realmente la reina de Egipto era Cleopatra” y añade que “quien manejaba Egipto y quien controlaba el poder de Egipto era la reina Cleopatra”
Imagen de Cleopatra, moneda, Museo Arqueológico Nacional Informativos TVE
Villalobos, como divulgador, nos cuenta sobre Cleopatra que “los historiadores antiguos dicen que ella tenía una belleza de palabra. Normalmente, la vemos representada como alguien muy bella” y aclara que “sin embargo, parece ser que en la vida real no era tan guapa como creemos, pero sí que tenía mucha labia y supo conquistar una influencia muy grande con las personas más poderosas de Roma, como César y Marco Antonio”.
Sobre este curioso detalle, Pons también remarca que en el MAN se pueden ver monedas con su cara y por eso “sabemos que no era agraciada”, pero sí era “una mujer muy culta que tenía don de gentes, que hablaba varios idiomas” y también decían de ella que “era una casquivana por cómo se relacionaba con los hombres”. Añade el escritor que “Cleopatra consiguió mantener ese poder con Roma durante un tiempo” aunque explica que “finalmente no pudo evitar que Egipto pasara a ser una provincia romana, dando por concluida la civilización egipcia”.
Ramses II, Templo Abu Simbel Informativos TVE
“Los atributos de una reina-faraón eran los mismos que para ellos”
Una reina, cuando llegaba a ser faraón, se representaba con los atributos de poder masculinos, “sobre todo la barba postiza, y en la frente llevaban la cobra erguida, como símbolo de poder y de defensa, y la corona del Alto o bajo Egipto, o ya la corona unificada”, explica la conservadora jefe del Museo Arqueológico. Villalobos añade: “Encontramos el nombre de estas mujeres en el interior de un cartucho destinado exclusivamente a contener el nombre de las personas que gobernaban Egipto”.
La otra reina-faraón más célebre, porque fue la que más tiempo gobernó en solitario, es Hatshepsut. Ella era “la hija que el faraón Tumosis I tuvo con la reina principal de su harén, y le tocó casarse con su hermano, que fue el faraón Tumosis II”, nos narra Pons. “Tumosis II murió joven y le hubiera tocado reinar a uno de los hijos que no tuvo con Hatshepsut, sino con otra mujer del harén”. Pero entonces, continúa Pons, “Tumosis III era muy niño, y a ella le tocaba gobernar como regente; sin embargo, ella acaparó todo el poder”.
Escultura de la reina-faraón Hapshepsut Informativos TVE
“La historia de Hatshepsut es de las primeras campañas de marketing"
¿Cómo lo hizo? La respuesta nos la da Villalobos: “Su historia es realmente apasionante porque llevó a cabo lo que me gusta llamar como una de las primeras campañas de marketing de la historia [...] Hizo creer a la sociedad de su época que ella era la hija directa del dios Amón”. Pons añade: “Ella decía que su madre, que era la esposa principal de Tutmosis I, había sido por el dios Amón en representación de Tutmosis I” así continúa, “por lo tanto, a Hatshepsut le correspondía ser la reina porque era hija del dios Amón”. “Claro, ante un argumento así era difícil que la gente de su época se pusiera en contra, tenía la justificación perfecta para gobernar como reina-faraón”, resalta Villalobos.
Gobernó durante más de 20 años: “Aunque al final lo hizo con su hijastro, Tutmosis III, repartiendo el poder: ella ostentaba el político y religioso, y él, el militar”, termina la conservadora del Museo Arqueológico. Está todo descrito en “el interior del impresionante templo de Deir el-Bahari que la reina-faraón construyó en el Valle de las Reinas”, como nos cuenta el escritor, que señala “que es uno de los más visitados de Egipto hoy en día”.
Busto de Nefertiti, Neues Museum de Berlín Neues Museum de Berlín
Hay otras reinas que no llegaron a ser faraón, o no se ha podido demostrar, como es el caso de Nefertiti, la gran esposa real de Akenatón, muy conocida por el famoso busto que está en el Museo de Berlín. “Fue muy importante, pero no gobernó nunca sola. Y de hecho, cuando muere Akenatón, la reina Nefertiti prácticamente desaparece” nos explica Pons.
La conservadora del MAN destaca que Nefertiti “tuvo mucha importancia, lo vemos sobre todo en las representaciones de las tumbas y de los templos”. En estos espacios, destaca Villalobos, "podemos verla representada junto al faraón en infinidad de relieves con el mismo tamaño que el faraón, y esto es algo muy significativo” y añade que “tuvo una influencia muy grande durante el reinado de su esposo y llegó a tomar decisiones en el gobierno”.
La madre de Akenatón, la gran esposa real Tyi, también tuvo bastante influencia, y consiguió “que sus padres, que no ostentaron poder alguno, estén enterrados en el Valle de los Reyes”, como nos explica la conservadora jefe del MAN. Nefertari, esposa de Ramses II, también tuvo una gran influencia política y el faraón construyó el templo de Abu Simbel comparándola con las diosas.
Sacerdotisa y música del Templo al dios Amón, Museo Arqueológico Nacional Informativos TVE
“La sociedad egipcia era muy machista pero las mujeres tenían los mismos derechos”
Hubo mujeres también con poder, aunque no tanto como una reina-faraón o una gran esposa real. Las sacerdotisas “solían ser hijas de faraones”, explica Pons: “Tenían casi el mismo poder que el gran sacerdote” y añade que "controlaban el templo de Amón". Ahora el MAN ha restaurado el ataúd de una de ellas. No es la única en este museo, que merece realmente una visita, aprovechando que hasta el 5 de octubre de 2025 tienen además una exposición temporal gratuita: “El Egipto de Eduard Toda, un viaje al coleccionismo del s. XIX”.
Para terminar, la conservadora jefe de este Museo Arqueológico explica: “Hay que decir que la egipcia era la única sociedad de su entorno y de su época en la que las mujeres tenían por ley los mismos derechos que los hombres”. Continúa el escritor y divulgador: “Podían heredar, tener propiedades, divorciarse y tener su propia empresa”. Pons añade: “Hay papiros que hablan de mujeres que ejercían la medicina o eran escribas”, pero destaca que aun así “la sociedad egipcia era muy machista, porque las mujeres tenían por escrito los mismos derechos, pero muy pocas lo sabían, y los ejercían”. “Era fundamentalmente una sociedad agraria y analfabeta, y en realidad quien gobernaba era el hombre”, aclara.
Objetivo Igualdad