Este producto valenciano está casi extinguido
- El cacao del collaret es uno de los cultivos más tradicionales de la región.
- Una empresa familiar ha recuperado las semillas de antaño para evitar su desaparición.
Es el entrante rey del esmorzaret valenciano. El mayor aliado para calmar el hambre mientras el bocadillo sale de la cocina para posarse sobre una mesa llena de cáscaras que delatan el ansia viva de los comensales. Este alimento no es otro que el cacao del collaret, el cacahuete insignia de esta región mediterránea, y está prácticamente desaparecido.
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Pero, si casi no se cultiva cacao del collaret ¿qué es lo que le ponen a los esmorzadors como aperitivo cada mañana? “Actualmente todo es importado -casi todo de origen chino o norteamericano-, pero en el empaquetado lo encontramos con el nombre de siempre. Los agricultores valencianos no pudieron hacer frente a los bajos precios del extranjero y fueron abandonando su cultivo”, explica Ana Climent, propietaria de Ca Climent, la única empresa que cría y tuesta cacahuete nacional en todo el país.
Resucitar el sabor de siempre
Desde La Granja de la Costera (València), esta iniciativa familiar recupera la labor y memoria de aquellos tiempos dorados en los que el 80% de la producción de cacahuete en España provenía del campo valenciano. “Nacimos con el objetivo de recuperar las semillas que mis abuelos dejaron de cultivar. No podíamos asumir que este cultivo se perdiera para siempre”, rememora Climent.
Cacaos del collaret recién recolectados @CaCliment
De esta manera, Ca Climent ha conseguido recolectar un cacao del collaret (llamado así porque su forma recuerda a la de las perlas de un collar) que resucita el sabor auténtico del que se criaba hasta los años setenta.
“Nuestro proceso de elaboración es completamente natural y tradicional. No utilizamos ningún tipo de conservante. Y el aporte de grasas saludables de esta variedad es muchísimo mayor que los que encontramos en los lineales del supermercado”, reivindica Ana.
Un pueblo ilusionado
El proyecto ha generado muchísima ilusión entre los vecinos de La Granja de la Costera. “Es un pueblo en el que los vecinos todavía se acuerdan de vivir entre cacahuetes que se secaban a las puertas de casa”, comenta Climent. Ahora, las cosas han vuelto a la normalidad y en cada evento importante y sus fiestas patronales no pueden faltar los cacahuetes locales.
La familia Climent recolecta cacaos del collaret @CaCliment
Para Ana Climent es muy importante conservar los cultivos locales, pues considera que son “los más resilientes”.