Desde su celda en La Haya, el expresidente filipino Rodrigo Duterte gana las elecciones a la alcaldía de Davao
- En marzo, Duterte fue detenido y extraditado por orden de la CPI acusado de crímenes contra la humanidad
- Dos de sus hijos también han ganado cargos: uno como congresista reelegido y otro como vicealcalde de Davao
La dirección de esta página ha sido copiada en su portapapeles
A casi 9.600 kilómetros de Filipinas, el expresidente Rodrigo Duterte se ha alzado como ganador de las elecciones a la alcaldía de su ciudad natal, Davao, consistorio que ya dirigió durante 22 años. El exmandatario, acusado de crímenes de lesa humanidad por su brutal guerra contra las drogas, fue detenido y extraditado por orden de la Corte Penal Internacional (CPI) el pasado marzo y desde entonces está encarcelado en una prisión de La Haya.
Duterte, de 80 años, ha arrasado en los comicios municipales celebrados este lunes, con 662.630 votos frente a los 80.852 logrados por su principal contendiente, Karlo Nograles, mientras que otros tres candidatos no han sumado más de 10.000; una contundente victoria con un respaldo de casi el 88 %, que devuelve el gobierno de la ciudad a la saga familiar, según el escrutinio definitivo que ha culminado este martes.
Además de sus años al frente de la ciudad, su hija Sara Duterte —actual vicepresidenta de Filipinas— fue también su alcaldesa, con sus dos hermanos, Paolo y Sebastian, como vicealcaldes. El expresidente filipino lleva también en esta ocasión a su hijo pequeño, Sebastian, como 'número dos' al consistorio, donde deben tomar posesión el próximo 30 de junio.
“El hecho de que Rodrigo Duterte no haya podido depositar su papeleta es menos significativo que el abrumador apoyo que ha recibido hoy en las urnas”, ha declarado este martes Nicholas Kaufman, abogado de Duterte ante la CPI. “El electorado ha manifestado su claro deseo de que el expresidente regrese a Filipinas y su total rechazo al vano intento del Gobierno de Marcos de borrar su legado”, ha indicado.
La victoria de Duterte refleja la perdurable influencia del octogenario en la ciudad sureña gracias a su reputación como combatiente del crimen, que le valió los apodos de "Duterte Harry" y "El Castigador". Su sangrienta "guerra contra las drogas" se cobró la vida de al menos 7.000 personas, según datos oficiales, aunque organizaciones de derechos humanos elevan la cifra hasta 30.000 víctimas.
En su antigua cuenta de Facebook, sus simpatizantes han celebrado su triunfo con mensajes como: "¡Felicidades, Tatay (padre) D! ¡Que vuelva a casa!".
Primer expresidente asiático en ser juzgado por la CPI
Duterte podría ser el primer exjefe de Estado asiático en ser juzgado por la CPI, que sostiene que tiene jurisdicción por crímenes presuntamente cometidos antes de que Filipinas abandonara su tratado en 2019.
El arresto de Duterte, ejecutado por la Policía filipina a pedido del tribunal, generó indignación entre sus seguidores, que lo consideraron un "secuestro". Él, por su parte, defiende su campaña antidrogas, y su equipo legal alega que la detención fue ilegal.
Aunque el caso incluye acusaciones de asesinatos por un "escuadrón de la muerte" en Davao durante su mandato como alcalde —hechos que él niega—, analistas señalan que su arresto reforzó el apoyo a su familia. De hecho, dos de sus hijos también han ganado cargos: uno como congresista reelegido y otro como vicealcalde de Davao.
El dominio político de los Duterte en Davao sigue siendo clave, especialmente mientras la vicepresidenta Sara Duterte, hija del expresidente, enfrenta un juicio político que podría inhabilitarla de por vida si es condenada, truncando sus aspiraciones presidenciales.
Consultada sobre la victoria de su padre, Sara Duterte ha afirmado que se coordinará su juramentación: "El abogado de la CPI dijo que una vez que recibamos los documentos de proclamación, discutiremos cómo puede prestar juramento".
Disputa de poder
En paralelo, los aliados del presidente Ferdinand Marcos Jr. avanzan hacia la mayoría en el Senado, según recuentos no oficiales, en unas elecciones vistas como un referéndum sobre su liderazgo y una batalla contra su vicepresidenta, Sara Duterte.
Aunque se disputan 18.000 cargos, el foco ha estado en el Senado, donde una mayoría favorable a Marcos podría definir el destino político de Duterte, aspirante a la presidencia en 2028.
La ruptura entre Marcos y Duterte, antes aliados, escaló con acusaciones de malversación y amenazas, que ella niega. El Senado será crucial en un eventual juicio político contra la vicepresidenta, donde se requiere mayoría calificada para condenarla.
"Este no es el final, es un nuevo comienzo", declaró Sara Duterte tras los comicios.
