La feria de libros de Cuesta de Moyano ya es centenaria: "Vamos a durar otros 100 años mínimo"
- La calle "más leída de Madrid" celebra su centenario este domingo 11 de mayo
- Entre las 30 casetas, solo hay cuatro mujeres al frente de estas librerías
La Cuesta de Moyano llega a su centenario y para celebrarlo sus libreros se acaban de hermanar con los bouquinistes de las orillas del Sena. Las de Madrid y París son las dos únicas ferias permanentes de libros al aire libre en Europa. La presidenta de la Asociación Soy de la Cuesta, Carolina Méndez, se muestra optimista y asegura a RTVE.es: "Creo que vamos a durar otros 100 años mínimo".
Entre los ilustres padrinos que tuvo esta concentración de librerías se cuentan escritores como Pío Baroja, cuya firma aparece en el escrito remitido al Ayuntamiento de Madrid para instaurarla con recomendaciones sobre su ubicación:"En un sitio visible y de fácil acceso, tanto a los que, en los referidos puestos, vamos a pasar las mejores horas de nuestra vida, como aquellos otros que sin pensar van aficionándose a guardar y tratar con todo cariño un libro".
"La cuesta del boquerón", según Gómez de la Serna, o "la calle más leída de Madrid" en palabras de Francisco Umbral, cumple cien años. Antes de los libros, en la cuesta hubo animales exóticos. Carlos III fundó allí en 1774 el primer zoológico de España, luego Carlos IV y Godoy lo trasladó a la Casa de Fieras del Retiro. En 1919 los libreros instalaron la Feria de Libros junto a la verja del Jardín Botánico y el 11 de mayo de 1925 quedó establecida la Cuesta de Moyano.
Treinta casetas de madera
Treinta casetas de madera adosadas, pintadas de gris y diseñadas por el arquitecto municipal Luis Bellido, de las que ya no queda rastro. El tiempo fue deteriorando los refugios de los libros y en 1986 se demolieron. De forma provisional, los libreros se trasladaron al Paseo del Prado. No fue la única mudanza: en 2004 la construcción y soterramiento de una subestación eléctrica obligó a trasladar algunas casetas y causó daños a otras.
Carmen Rivas, encargada de la Caseta de la Música, en solitario de 2009 a 2024 y en compañía de su pareja desde 1971, sufrió en primera persona las consecuencias de la central eléctrica de Fenosa. Cuenta a RTVE.es que la noche de Reyes de 2005 "nos ardió la caseta" y además el vallado de las obras disuadía a los compradores de acercarse, aunque los libreros siguieran al pie del cañón.
En una vida dedicada a los libros especializados en la música, muchos visitantes ilustres dejan huella, como la cantante Patti Smith, que compró cinco ejemplares en la caseta 25 de una biografía dedicada a su trabajo para regalar a los amigos y dejó estampado su autógrafo el Día del Libro de 2008. En la dedicatoria puede leerse en inglés: "La gente tiene el poder"
Autógrafo de Patti Smith. CARMEN RIVAS
Rivas detalla que su marido, el documentalista de TVE Enrique Espinosa, quiso regalarle los libros a la compositora estadounidense, pero Patti Smith dijo que "bajo ningún concepto". La cantante, que estaba alojada en el Hotel Ritz, abonó religiosamente los 12 euros que costaba cada libro y se llevó cinco.
Esta librera confiesa que cuando murió su esposo tomó las riendas de la caseta "por amor" porque "meterse en la aventura de la música en este país era bastante arriesgado". Antes, las madres iban a buscar biografías breves de Handel o Mozart para que los niños hicieran trabajos para el colegio, pero "ahora lo tienes todo en internet".
Solo cuatro mujeres
De las 30 casetas, solo cuatro tienen mujeres al frente, precisa a RTVE.es Carolina Méndez, presidenta desde 2019 de la Asociación que agrupa a estos libreros y titular desde hace 30 años del puesto más cercano al Retiro.
La presencia femenina puede reducirse en breve, ya que Paloma Grimaldos está a punto de jubilarse y poco a poco va liquidando los fondos de la caseta número 24, Canales, especializada en cine y cocina. Completan el cuarteto de mujeres Isabel en la caseta número 6 y Ángela, la más joven de las titulares, con 47 años, en la 26.
Como la mayoría de las librerías de la cuesta, Méndez es la heredera de una tradición familiar, rememora la figura de su abuelo que "empezó cambiando novelas en la calle Gran Vía con la calle Montera" y acabó fundando "un imperio de librerías" que arrancó con una librería de la calle Tres Peces y una caseta. Asegura que los años ochenta fueron "una buena época" y se recuerda como una niña traviesa leyendo tebeos los domingos dentro de la caseta, mientras su padre trabajaba.
Entre los malos momentos, menciona la dureza de la crisis del 2008, el cierre durante la pandemia o el peor día, el 11-M, tan cerca de Atocha: "Lo pasé muy mal porque fue horrible ver a toda la gente. El ambiente era plomizo, de tristeza. Fue muy duro no poder ayudar".
"Los jóvenes leen más"
La presidenta de la Asociación Soy de la Cuesta cree que "de dos años para acá, la cosa va un poquito mejor. Noto que los jóvenes leen más, que vienen más. Yo creo que estamos empezando a sacar la cabeza otra vez" y confía en que la Feria siga "indefinidamente" o por lo menos llegue a los doscientos años.
Reducto de nostálgicos que buscar recuperar aquel libro que perdieron o de bibliófilos en busca de tomos raros, los libreros del Paisaje de la Luz están en la primera línea del frente en la recuperación del patrimonio cultural. Cuando encuentran un libro valioso alertan a la Biblioteca Nacional o a Patrimonio para que puedan comprarlo.
Entre los escritores que frecuentan la cuesta de Moyano, Méndez cita a Javier Sierra, Fernando Aramburu o Rosa Montero. El académico de la RAE Arturo Pérez-Reverte suele acudir los jueves después de su reunión semanal siguiendo los pasos de Lorca, Hemingway, Baroja u Ortega y Gasset, que también pasearon arriba y abajo por esta calle peatonal.
Sobre el futuro del libro, Rivas cree que el papel no va a desaparecer y cita el auge de los vinilos. Apunta que ve "muy poca gente con libro electrónico" y se le pone "la piel de gallina" al recordar una anécdota: "Una niña chiquitita de siete años con un cuento y le dice al padre, abriendo las páginas: "Mira papá, mira como huele. ¿A que huele bien?"." La expresión más sincera del placer sensual de la lectura.