Las mujeres del equipo Trump: el poder de la política y la estética
- Cada presidente se rodea de personas afines política e, incluso, estéticamente: Donald Trump destaca por un prototipo de mujer
- Algunos analistas ven una correlación entre la estética exagerada, extrema, especialmente entre las mujeres, y sus políticas
"Dime con quién andas y te diré quién eres", dice un refrán español. Veamos si puede aplicarse al presidente Donald Trump y a las mujeres que ha elegido para su Gobierno. Es pertinente porque la relación del magnate con las mujeres ha sido más que polémica a lo largo de su carrera, sobre todo en su faceta política.
Las mujeres críticas con su gestión y su liderazgo no dudan en considerarlo misógino; para las progresistas, su determinación para acabar con el amparo federal y la restricción del derecho al aborto es un atentado contra la libertad de las mujeres. Veamos los perfiles políticos y, a riesgo de parecer sexista, también el prototipo estético de las mujeres más visibles del entorno del presidente de los Estados Unidos.
Un tercio del Gobierno
Ocho de los 24 miembros del segundo Gobierno del presidente Trump son mujeres, según el análisis de Business Insider. Entre ellas destacan dos, Susie Wiles y Karoline Leavitt. La primera, por su poder y la segunda, por su visibilidad.
Susie Wiles fue la jefa de campaña de Donald Trump en 2024 y antes se bregó en batallas electorales desde Ronald Reagan, especialmente en el estado de Florida. Susan Wiles es ahora su jefa de gabinete en la Casa Blanca. Dicen de ella que, aunque desconocida del gran público, en los ambientes políticos saben de ella y la temen y, ojo, que es la única persona capaz de llevarle la contraria a Trump y frenar alguno de sus impulsos. Si es cierto, realmente merece el título de mujer más poderosa en el Washington actual. Pero eso no quiere decir que se prodigue delante de las cámaras, su poder lo ejerce en la sombra, a veces se la puede adivinar, más que ver, sentada en el sofá del despacho oval cuando el presidente da alguna rueda de prensa. O en esas reuniones de gabinete que ruborizan por el empalago de halagos al jefe, no por parte de Wiles, ella observa y calla cuando hay micrófonos. Como iremos viendo en este artículo, sus 68 años de edad y su aspecto físico la sitúan en la minoría dentro de los cargos femeninos que sí aparecen en las televisiones. El punto fuerte de Wiles no es su imagen.
La jefa de gabinete de la Casa Blanca, Susie Wiles, mira a Donald Trump en una reunión. AFP / SAUL LOEB
En el perfil opuesto está la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt. Joven, muy joven, la más joven en su cargo, 27 años. En la primera presidencia de Trump trabajó como becaria en el equipo de prensa, hoy es la titular. Comparece a diario detrás del atril en la sala de prensa luciendo su melena rubia, notablemente maquillada, y a menudo con un crucifijo por medalla. Como en el caso de portavoces anteriores, Leavitt no desentonaría como presentadora de la cadena Fox News, ni por contenido ni por estética. Además de su juventud, Karoline Leavitt llama la atención por los elogios al presidente y la disciplina con que repite una y otra vez el argumentario del presidente Trump. Un talento portentoso para no apartarse del discurso y el lenguaje oficial y hacerlo con vehemencia.
Si hay un departamento (el equivalente a ministerio) que Donald Trump ha rehecho a su medida este es el de Justicia. Ha despedido a los fiscales y abogados que lo investigaron y en su lugar ha nombrado a abogados de su equipo de defensa en los varios pleitos que ha tenido (recordemos que es el primer presidente condenado penalmente, por 34 delitos). En la cúpula de la Justica de los Estados Unidos, de fiscal general (y ministra de Justicia), Donald Trump ha puesto a Pam Bondi, ex fiscal general de Florida, el estado de la segunda residencia Trump (Mar-a-Lago) y, más importante probablemente, de total confianza del presidente, ya que lo defendió en uno de sus impeachments, procesos -fallidos- de destitución en 2020. Antes de ser la responsable de Justicia en Florida, Bondi ejerció como fiscal. Además de su trayectoria profesional, Bondi destaca también por el cuidado que pone en su aspecto y un perfil común que va apareciendo en torno a Trump: melena rubia (o morena) y maquillaje abundante.
Modelo estético
Si hay una mujer del Gobierno Trump que ha impactado por su preparada apariencia ante las cámaras es, sin duda, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem. Basta recordar su aparición especialmente diseñada para los medios audiovisuales en la cárcel de El Salvador, adonde han deportado a 200 inmigrantes venezolanos acusándolos de pertenecer a bandas criminales, sin juicio previo.
Su aspecto físico, en especial su rostro, llevó al medio progresista Mother Jones (muy crítico con Trump) a escribir el siguiente párrafo: "Puede que la política antiinmigración de Noem resulte familiar a los ciudadanos de Dakota del Sur, pero ¿reconocieron a su exgobernadora? Noem es una de las varias figuras, la mayoría mujeres, en la órbita de Donald Trump que se ha sometido a una transformación física cuando la frontera entre las celebrities y el poder político se ha esfumado". Es parte de un artículo titulado "La estética brutal de MAGA [el movimiento Make Ameria Great Again]".
Los derechos de la mujer incluyen el de tener el aspecto físico que le venga en gana o la naturaleza le haya dado, pero eso no impide constatar que hay un patrón estético en el entorno femenino de Donald Trump, en el familiar y también en su Gobierno. Señalar también que todas las citas de este artículo son de mujeres.
Por ejemplo, Vanessa Friedman en el diario The New York Times recopila trazos comunes en el look del equipo Trump femenino: "Mucho pelo, a menudo melena en cascada y con unas ondas muy cuidadas, incluye mucha máscara de pestañas o pestañas postizas, brillo en labios abultados y tacones de vértigo. En la vestimenta abundan los colores llamativos. Es una especie de cruce entre Miss América o Miss Universo y presentadora de Fox News".
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, junto a Donald Trump en el 'Air Force One'. AFP / MANDEL NGAN
Esa estética común no ha inspirado sólo a la prensa progresista. En Europa, el suplemento Madame (señora) del periódico conservador Le Figaro dedicó un artículo a la cuestión y lo tituló "La cara de Mar-a-Lago: ¿La cirugía estética ha uniformado los rostros de los trumpistas?". También en Francia, Vanity Fair decidió la semana pasada dedicar un artículo a un asunto político que tiene una vertiente estética: "Donald Trump indulta a una política que se pagó una cirugía estética con dinero destinado a un policía asesinado", un titular idéntico, pero en francés, al de la edición estadounidense del Huffpost en la que todo indica que se ha inspirado.
Se trata del caso Michele Fiore, que en 2014, cuando era concejal municipal de Las Vegas, recaudó más de 70.000 dólares para construir un monumento a dos policías asesinados. En octubre pasado, un tribunal la declaró culpable de varios delitos de fraude por haber dedicado parte de ese dinero a una cirugía estética para ella, la boda de su hija y otros gastos personales. El juez iba a anunciar la condena el 14 de mayo, pero Trump la ha perdonado antes. Teniendo en cuenta la tradición, discutible, de los indultos presidenciales, cabe deducir que Donald Trump la exime de condena por ser una de los suyos. En Nevada la apodaban Lady Trump, no porque malversara para estética, pero es un elemento más que suma.
Trump y su opinión de las mujeres
Trump tiene 78 años y lleva medio siglo siendo un personaje mediático que busca los focos y los micrófonos. Bucear en sus declaraciones sobre mujeres, ya sean comentarios positivos o negativos, es encontrarse con que casi siempre incluyen una consideración sobre su físico. Belleza, si es para alabar; fealdad, si es para descalificar. Al poco de volver Trump a la Casa Blanca, The Week recopiló 73 frases suyas sobre mujeres, la mayoría, figuras públicas. Aquí van algunas muestras:
A Cher le espetó en una ocasión: "Prometo no hablar de tus cirugías estéticas que no funcionaron". De Bette Midler: "A pesar de que es una mujer extremadamente poco atractiva, me niego a decirlo porque siempre insisto en ser políticamente correcto". De su época de conductor de reality show: "No digo nada nuevo al afirmar que cuando las mujeres ganaban en The Apprentice dependía, en gran parte, de su sex appeal".
A la periodista Arianna Huffington la descalificó diciendo que era "poco atractiva interior y exteriormente. Entiendo del todo que su exmarido la dejara por un hombre, hizo bien". En una línea parecida, sobre Hillary Clinton: "Si no puede satisfacer a su marido, ¿qué le hace pensar que puede satisfacer al país?". Sobre otra rival política y de su partido, Carly Fiona: "Mirad su cara. ¿Votaría alguien por eso? ¿Podéis imaginarlo, la cara de nuestro próximo presidente? Que es una mujer, y se supone que no debo decir nada malo, pero, de verdad, chicos, venga, ¿en serio?". En otra ocasión, también en el terreno político: "Creo que la única diferencia entre los otros candidatos y yo es que yo soy sincero y mis mujeres son más guapas".
En 2005 le preguntaron si seguiría con Melania en caso de que quedara desfigurada en un accidente y, siempre según The Week, él respondió: "¿Cómo han quedado los pechos?"
El voto de las mujeres
Según los datos que recopila el CAWP (Centro para Mujeres y Política Americana), desde 1992 el voto de las mujeres va mayoritariamente a la candidatura del Partido Demócrata, y así ha sido en las tres elecciones a las que se ha presentado Donald Trump. Pero el republicano ha mejorado su aceptación entre las votantes, la evolución ha sido de un 41% en 2016 a un 45% del voto femenino en estas últimas de 2024. En noviembre, el diferencial de voto entre hombres y mujeres por Trump fue de diez puntos, 45% entre las mujeres y un 55% de votos entre los hombres. En la campaña de la candidata demócrata, la entonces vicepresidenta Kamala Harris, confiaban en una movilización mayor del voto de las mujeres contra Trump.
Estética y política
A ello dedica un artículo con varias entrevistas el prestigioso medio estadounidense Vox. Recuerda que cada Gobierno, cada presidente, trae consigo una estética, algo que quienes hemos vivido en Washington hemos percibido. "El presidente George W. Bush trajo a la Casa Blanca el modo de vestir del Oeste, trajes con botas, sombreros y hebillas de cowboy. Con Barack Obama fue una era de trajes más estilizados y Michelle Obama ayudó al renacimiento de los diseñadores estadounidenses", contextualiza Vox. Y eso, sin entrar en el color de la piel.
En el artículo, la periodista Gabrielle Berbey señala que hay una vuelta al pasado en el patrón de belleza, masculinidad y feminidad en el universo Trump, lo que la lleva a concluir que "representa una nueva era de extremismos", en lo estético, con cirugías plásticas obvias y exageradas que ya no se llevan, y políticas extremas. La autora del artículo de Mother Jones citado al inicio, Inae Oh, señala en Vox que hay que recordar que Donald Trump viene del mundo de los reality show televisivos, "y que está obsesionado con el mundo de los concursos de belleza en el que participó. [...] Parte de lo que estamos viendo en su círculo es gente que parecen estrellas de realities, tener un determinado look parece ser muy importante para entrar en la órbita Trump".
Y, al igual que Berbey, establece un vínculo entre la estética Trump y sus políticas. Además de extremismo y vuelta al pasado, Oh ve una estrategia de reality show: "Una maniobra de distracción, te atrapa el glam, la exageración, la ridiculez, y no te das cuenta de lo que realmente está pasando. En el caso de las imágenes con los deportados, casi te olvidas de que los que hay detrás de la secretaria de Seguridad Nacional son personas de verdad, con vidas, con familias, porque la estética y la actuación de la enviada de Trump te dejan en estado de shock".
Con las gafas de Anna Bosch