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Más allá de 'Cónclave': lecciones del cine para cardenales papables

  • Ángeles y demonios, El Padrino III o Habemus Papam han abordado distintos cónclaves
Películas sobre cónclaves
Ewan McGregor en 'Angeles y demonios'
ESTEBAN RAMÓN

Tras el fallecimiento del papa Francisco, la casualidad -o la providencia- ha revitalizado a Cónclave en las salas de cine y plataformas de streaming, confirmando que las intrigas de cardenales lo tienen absolutamente todo para seducir al público. Atmósfera suntuosa, vestuario de fantasía de rojo cardenal y la colorida guardia suiza, y los frescos -aunque sean decorados- de Miguel Ángel para enmarcar el drama en la Capilla Sixtina.

La película de Edward Berger, basada en la novela de Robert Harris, es un compendio de razones por las que cualquier cardenal puede ser eliminado del proceso por sus propias faltas y por las zancadillas ajenas. Parte de algo compartido con muchas de las películas que han retratado otros cónclaves: que el papa difunto era una figura positiva y virtuosa, mientras que los favoritos a sucederle (o preferti) no parecen trigo limpio.

'Cónclave' da la llave del Oscar a Ralph Fiennes

Ralph Fiennes caracterizado como el cardenal Lawrence. DeAPlaneta

Sin explicitar del todo los spoilers, los problemas para los cardenales en Cónclave (ya sean progresistas o tremendamente conservadores) surgen por hijos secretos, sobornos a otros cardenales o islamofobia absoluta tras un atentado en la Capilla Sixtina que derrumba parcialmente su techo. Pero, sobre todo, la película desmonta al catolicismo en su pecado original: la masculinidad total del sacerdocio, difícilmente asumible en la actualidad, para representar a un ser humano “creado a imagen y semejanza de Dios” según el Génesis.

Ángeles y demonios: no te fíes del camarlengo

En general, hay que desconfiar de cualquiera que quiera entrar en la Capilla Sixtina en pleno cónclave. En la película de Ron Howard, basada en el superventas de Dan Brown, el camarlengo que dispone del Vaticano mientras dura la sede vacante (un jovencísimo para el cargo Ewan McGregor) parece empeñado en demostrar una conspiración de los Illuminati, con el objetivo real de enmascarar su propia ambición.

La película recuerda que no solo se puede elegir al papa sumando votos de cardenales, sino que puede resultar “por aclamación” y el nuevo papa no tiene ni por qué ser religioso. El camarlengo juega su baza fuerte: con una bomba amenazando con volar la Plaza de San Pedro repleta de fieles, el camarlengo-piloto enjuga dramáticamente la catástrofe subiéndose a un helicóptero para que estallé en los cielos y descender luego en paracaídas. El cónclave se rinde ante lo que parece una gigante señal del Espíritu Santo, pero el escéptico Robert Langdog (Tom Hanks) está alerta y la película termina, al más puro estilo Hollywood, con un plano subjetivo del mismísimo humo ascendiendo por la chimenea y las cortinas del balcón central de la Basílica de San Pedro abriéndose para el nuevo papa.

Habemus Papam: ser papa genera ansiedad

Para el fino humor de Nanni Moretti, el cónclave directamente se inicia con un apagón y con los cardenales tropezando en la oscuridad mientras no pueden ni encender una vela porque “dañan los frescos” de Miguel Ángel.

El cineasta italiano utilizó en el comienzo de Habemus Papam imágenes reales del Vaticano para enlazar con su peculiar cónclave, en el que los cardenales se copian las tarjetas de votación como si fuera un examen, y, sobre todo, rezan a Dios para no ser elegidos. Michel Piccoli interpreta al cardenal electo, al que la mochila de San Pedro le pesa demasiado e, inmediatamente antes de salir al balcón de la Plaza de San Pedro, sufre un enorme ataque de ansiedad y no quiere aceptar en cargo.

Días de cine - 'Habemus Papam' de Nani Moretti

Como el cónclave no termina técnicamente hasta que el sumo pontífice saluda desde el balcón –aunque la fumata blanca ya ha avisado a los fieles- los cardenales no pueden contactar con el exterior y, mientras el nuevo papa se somete a psicoanálisis, llegan incluso a organizar un torneo de voleibol en la residencia de Santa Marta.

El Padrino III: levantar alfombras en el Vaticano se paga

Mafia, banqueros y un papa asesinado. Francis Ford Coppola se inspiró muy libremente en el escándalo del Banco Ambrosiano imbricándolo con el brevísimo papado de Juan Pablo I (33 días de 1978) en la trama de la tercera parte de la saga de los Corleone.

Al Pacino y Raf Vallone, en 'El Padrino III'.

Al Pacino y Raf Vallone, en 'El Padrino III'.

Michael Corleone (Al Pacino), timado por un banquero (trasunto del real Roberto Calvi, conocido como ‘el banquero de Dios’) acude a un cardenal honesto en busca de ayuda. En la película en Raf Vallone interpreta al cardenal Lamberto, que tras ser votado por sus compañeros cardenales implora: “Dios, ilumina tú la decisión que han tomado por mí” antes de elegir como nombre papal el de Juan Pablo I.

Sus deseos de limpiar la casa duran poco: muere, aparentemente, envenenado por una taza de té que le sirve un arzobispo, mientras Michael Corleone, alertado del peligro que corría el nuevo pontífice, se lava las manos asumiendo que su protección no puede llegar tan lejos.