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Joshua Oppenheimer: "Me pregunté cómo elegirían los millonarios quién sobreviviría en sus bunkers"

  • El director estrena The End, un musical postapocalíptico que llega a los cines este 25 de abril
  • Sus protagonistas son Tilda Swinton, Michael Shannon, George MacKay y Lennie James
Cena festiva en un comedor elegante: una mujer con sombrero de orejas de gato y un hombre en traje disfrutan de una comida con champán y pastel.
Fotograma de 'The End'

Tras sus dos premiados documentales sobre el genocidio indonesio, The Act of Killing y La mirada del silencio (ambos nominados a los Oscar), Joshua Oppenheimer nos sorprende con The End, un musical sobre el fin del mundo protagonizado por una familia de millonarios que ha sobrevivido al apocalipsis ambiental refugiada en un lujoso búnker construido en una mina de sal.

El padre (Michael Shannon) y la madre (Tilda Swinton), añoran el mundo exterior, mientras que el hijo (George MacKay), es un joven de 20 años que no llegó a conocerlo, ya que ha nacido en el búnker y los únicos humanos que conoce son a sus padres, a su hermana y el servicio. Pero la llegada de una chica del exterior al búnker (Moses Ingram) amenazará la vida familiar. Una película que llega a los cines este 25 de abril y sobre la que pudimos hablar con su director en el último Festival de San Sebastián.

Y lo primero que preguntamos a Joshua Oppenheimer es: ¿Cómo se le ocurrió la idea de hacer un musical clásico ambientado en el fin del mundo?: "Estaba trabajando en un proyecto documental sobre una familia muy rica. El padre trabajaba en el negocio petrolero y visité con ellos un búnker como el de la película, con piscina, bodega, galería de arte... Y me di cuenta de que nunca hablaban de las grandes preguntas: ¿Cómo elegirían los millonarios quién sobreviviría en sus bunkers? ¿Cómo decidirían a quién dejar entrar y a quién no? ¿Cómo vivirían con esa elección el resto de sus vidas? ¿Si tendrían algún sentimiento de culpa?".

"También me pregunté -añade el director-, ¿Qué podría salir mal para que tuvieran que mudarse a ese búnker? y ¿Cómo sería ese abismo sin sentido en el que entrarían?, ya que toda esa riqueza que habían acumulado en el búnker, todo ese arte... ya no servirían para nada. Tampoco significarían nada el estatus y la fama por los que tanto habrían luchado durante toda su vida. Y me atormentaron todas las cosas de las que no podían hablar mientras recorrían este búnker".

"Por eso -concluye el director-, cuando me fui, tenía claro que mi próxima película sería un musical en un búnker y 25 años después del colapso ambiental que habría dejado el mundo inhabitable. También que iba a estar inspirado en los clásicos musicales optimistas de la década los cincuenta, que se iba a titular The End y que iba a estar ambientado en algún lugar bajo Estados Unidos. Eso fue lo que me vino a la mente como una epifanía".

En un salón, dos mujeres examinan un álbum de fotos; una pelirroja ríe mientras la otra la mira.  Ambiente cálido y acogedor.

Fotograma de 'The End'

"No es demasiado tarde"

Preguntamos al director si realmente cree que la humanidad se encamina a la autodestrucción: "Enseguida me di cuenta de que esta sería una película con moraleja -nos comenta-. Sería la historia de una familia para la que es demasiado tarde para cambiar, porque la suerte ya está echada. Pero no es demasiado tarde para nosotros, para la humanidad. Por eso quería que esta película fuera una llamada de atención: "Si no encontramos el coraje para reconocer nuestros errores y arrepentirnos de ellos, no podremos cambiar. Y si no podemos cambiar, especialmente en un momento de grave peligro existencial para nuestro planeta, entonces estamos tomando la decisión colectiva de caminar de cabeza hacia el abismo".

"Y -añade-, a nivel individual, también me di cuenta de que también es fundamental ser honestos con las personas a las que amamos, con nuestras familias con las que intentamos construir una vida, a las que damos amor y nos devuelven amor. Si no somos honestos con quienes más amamos, si no podemos perdonar a quienes amamos ni a nosotros mismos, entonces nuestras familias carecen de sentido. Y nuestras vidas familiares se vuelven amargas y huecas".

"Por eso quería juntar esas dos historias -añade-, hacer una película sobre la humanidad pero también sobre una familia, que fuera a la vez un megalito y una miniatura. Y para ello tuve que realizar el enorme esfuerzo de cambiar mi carrera del documental a la ficción y prender a dirigir actores, a escribir letras de canciones y a dirigir un musical. Pero creo que ha merecido la pena porque esta película es un acto de esperanza".

Hombre con jersey azul marino sostiene carpeta beige, expresión seria, frente a pared de madera con chimenea y trofeo de caza.  Objetos decorativos sobre la repisa.

Fotograma de 'The End'

Un casting estupendo

Destacar el reducido pero estupendo casting de la película: Tilda Swinton, Michael Shannon, George MacKay, Lennie James, Tim McInnerny, Moses Ingram, Bronagh Gallagher, Danielle Ryan y Naomi O'Garro. "Desde el principio quería que Tilda interpretase a la madre -nos confiesa el director-. Y en cuanto se lo propuse me contestó: "Por supuesto, tenemos que hacerlo. Lo haremos", lo que fue muy hermoso".

"Luego estuve barajando varias opciones para el papel del hijo, pero en el momento en que vi a George Mackay en Captain Fantastic (Matt Ross, 2016), en el papel de hijo de Viggo Mortensen, me dije que tenía que ser él, porque interpretaba a un niño bastante aislado, junto a un joven también aislado, que crecen en una familia aislada, sin apenas conocimiento del mundo exterior. Y tras volver a verlo en 1917 (2019), le pedí a Sam Mendes que me lo presentara. George es increíble porque se lee los guiones la misma noche que los recibe. Y, en mi caso, me contestó inmediatamente con una larga carta sobre lo que le había parecido y diciéndome por qué quería hacerlo".

"En cuanto a Michael Shannon, es uno de los artistas más interesantes y brillantes de la actualidad, así que para mí fue una elección obvia".

Persona sentada en un túnel rocoso, iluminada por una luz rojiza, con una gabardina clara y un vehículo oscuro cerca.

Fotograma de 'The End'

La música del fin del mundo

Una vez elegidos los actores faltaba componer las canciones que tenían que interpretar. "Me di cuenta de que, como venía del documental, no tenía ni idea de escribir un guion y mucho menos las canciones. Y para mí fueron dos profundos viajes de investigación personal. Para el guion me ayudaron Rasmus Heisterberg, Shusaku Harada y Nathaniel Philip. Y para las canciones tuve la suerte de conocer a Josh Schmidt. Fue durante la pandemia y él estaba en Estados Unidos y yo en Dinamarca o Noruega. Así que yo le escribía un fragmento de la letra de las canciones y, nunca supe como obraba el milagro, él volvía pocas horas después con alguna pieza musical compleja y hermosa. Aunque yo soy el letrista y él compositor, nunca habría podido escribir esas letras sin él".

"De hecho -añade-, me sentía un poco como un aprendiz de brujo. Alguien de la Escuela de Magia que escribía letras para un hechizo que generaba música. Una de nuestras principales referencias fue el musical clásico de Hollywood y Broadway y, concretamente, el famoso dúo formado por Richard Rodgers y Oscar Hammerstein (Sonrisas y lágrimas, El rey y yo...), especialmente la música y las canciones que crearon para la película Oklahoma (Fred Zinnemann, 1955), porque tiene una gran amplitud que evoca la frontera. Y pensé en el contraste de esa gran frontera estadounidense del western convertida en un pequeño búnker, un lugar diminuto y confinado".

"Otra de nuestras referencias fue la banda sonora que Michel Legrand creó para Los Paraguas de Cherburgo (Jacques Demy, 1964). Queríamos un riff que fuera tan triste y hermoso como el de esa película y que interpretaría la madre (Tilda Swinton). "Manteníamos las distancias, por eso el mundo estaba lleno de desconocidos. Manteníamos las distancias. Tantos peligros. No confiábamos en nadie..." Es lo último que cantan. Así que eso se convirtió en nuestro estándar a alcanzar. Y de hecho, creo que George lo logró".

Tres personas en chaquetas plateadas conversan en una habitación con iluminación azulada.  Una mujer toca el hombro de un hombre que mira a otra mujer.

Fotograma de 'The End'

"Otra referencia clave para nosotros fueron las pinturas románticas de paisajes en la pared -asegura el director-. Son de una escuela llamada el Humanismo Americano. Me obsesionaba la idea de que tuvieran estas imágenes que casi parecen fotografías porque son perfectas para la historia, ya que representan un mundo que se ha ido, que ya no existe. Así reforzamos ese sentimiento de pérdida. Todo lo que queda del mundo son estas imágenes que eran hermosas, romantizadas y nunca exactamente verdaderas. Sin embargo, la música es hermosa, es seductora, hace que nuestros corazones se eleven... Pero está viva".

"Eso es algo que Benedict Cumberbatch (Sherlock Holmes, Dr. Dtrange), me comentó cuando vio la película: "La música es tan hermosa... te dejas llevar por ella, pero está viva". Y eso es lo desgarrador de la historia, que todos terminamos implicados sintiendo que esta podría ser nuestra familia. Porque sentimos su esperanza, su anhelo... y compartimos las historias de las que intentan convencerse, al tararear con ellos estas hermosas melodías. Pero luego, una parte de nosotros sabe inconsciente, y muy conscientemente al final, que, Dios mío, se están mintiendo a sí mismos".

"Esa sensación de algo hermoso que también es un adorno o una mentira se inspiró en esas pinturas -añade el director-. Como comentaba, esa escuela de pintura se llama Humanismo Americano, y aspiraban a mostrar la perspectiva de Dios, que no puedas ver las pinceladas en esas pinturas, que no puedas sentir la labor del pintor ni del artista que las creó. Es como si la luz de Dios las hubiera pintado. E intentamos plasmar esa idea en la música. Pensamos que las mentiras que los personajes se cantan a sí mismos están impregnadas de la luz de Dios, de una luz divina. Entonces, como toda fe, inspirada por las grandes religiones y el fervor religioso, esperamos que los personajes se dejen llevar convincentemente por sus ilusiones y que el público también lo haga".

Mujer con trenzas observa maqueta detallada de paisaje montañoso con tren miniatura; viste camiseta naranja y chaqueta beige; habitación con paredes rojas y cuadros.

Fotograma de 'The End'

"Toda supervivencia es culpa"

Hay una cosa que este musical comparte con los documentales de Joshua Oppenheimer y es que también nos habla sobre esa sensación de culpabilidad de los supervivientes de cualquier tragedia: "Toda supervivencia es culpa -asegura-. Siento que sobrevivir debería ser esperanzador, pero hay culpa en las acciones que hacemos para sobrevivir. La película muestra dos tipos de esperanza: Hay esperanza arraigada en el engaño, en la idea de que todo saldrá bien pase lo que pase. Que de alguna manera se resolverá la crisis climática. No reconozco el dolor de mi esposo que está triste día tras día, tras día, semana tras semana, tras semana, año tras año, tras año. Él está bien, nosotros estamos bien. Esa es una falsa esperanza".

"Y luego -añade-, está la verdadera esperanza arraigada en la idea de que si somos honestos sobre nuestros errores, si somos honestos en nuestros arrepentimientos, si nos perdonamos por cualquier daño que hayamos hecho y perdonamos a las personas que nos han hecho daño, podremos unirnos como una comunidad, antes de que sea demasiado tarde. Esos son dos tipos fundamentalmente diferentes de esperanza y creo que la supervivencia se basa en la honestidad, en no lastimar a otras personas, en una aceptación sincera del privilegio de sobrevivir y la arbitrariedad de haber sobrevivido, en no ser responsable de la muerte de los que no sobrevivieron. Cuando puedes hablar de todo ello, creo que sobrevivir es un acto de esperanza. No creo que allá nada desesperanzador inherente al hecho de sobrevivir".

"También creo -añade-, que contar una historia sobre la última familia humana, culpable en parte de esa caída de la humanidad, que sobrevive sola en un búnker décadas después de que el mundo sucumbiera, no podría tener un final feliz, porque sería una mentira moral. Quizá podríamos esperar ese final feliz como espectadores, pero si la película terminara felizmente para la familia, creo que se nos revolvería el estómago. Quizá el final sea trágico y desgarrador pero, como toda catarsis trágica, es una historia con moraleja. Esa catarsis se basa en la idea de que vimos con horror cómo los héroes trágicos cometían errores para que no tuviéramos que cometerlos en nuestras propias vidas. Y el hecho de que haya tan pocas tragedias en la ficción actual, creo que es una señal peligroso para nuestra cultura".

Actriz concentrada examinando una maqueta de paisaje con la palabra 'Hollywood', en una habitación con paredes rojizas y cuadros.

Fotograma de 'The End'

"La mayoría de nuestras historias ahora son historias de héroes, son historias inspiradoras -continúa el director-. Pero los verdaderos héroes tienen que perder algo para poder recuperar luego su alma, eso es lo realmente inspirador. Por eso creo que lo que necesitamos son invitaciones a mirar nuestros problemas para que podamos resolverlos antes de que sea demasiado tarde. Antes de que sobrevivir se convierta en un acto de culpa. Por ejemplo, la madre siente una tremenda culpa porque ninguna madre debería sobrevivir a un hijo. Eso va en contra de la naturaleza humana. Pero también se encontraba en la terrible situación de tener que hacerlo. Y, probablemente no recuerden esto de la película, pero tuvo que entregar a su hijo al escuadrón de la muerte que lo mató. Y tuvo que hacerlo sin protestar, porque si hubiera protestado, el resto de su familia podría haber sido asesinada. Así que creo que esta familia vive sola en un momento en que es demasiado tarde. Y que todos deben haber hecho cosas que no pueden perdonarse a sí mismos. Excepto, quizás la chica. Si pudieran aceptarla y decirle: "Entendemos lo que has hecho para sobrevivir, nosotros también hemos hecho cosas terribles", quizá pudiesen vivir todos juntos una vida honesta".

En cuanto a su próximo proyecto, Joshua Oppenheimer nos comenta: "Sigo con ganas de explorar cosas nuevas. Me encantaría hacer otro musical porque ha sido lo más maravilloso del mundo. Ha sido algo muy divertido y hacer música ha sido un gran desafío, especialmente porque grabamos los números en largos planos secuencia. Es como tirar un penalti en el fútbol, hay una presión tremenda sobre todos, porque el más mínimo fallo significa tener que volver a empezar. Pero a la vez es muy alegre porque la música es el mayor consuelo para nuestros corazones".

Cartel de 'The End': tres personajes cantan, uno joven en el centro, un hombre mayor a su izquierda y una mujer con blusa roja a su derecha.  Incluye logotipos de festivales de cine.

Cartel de 'The End'