Las discrepancias del papa con los líderes mundiales: de la política migratoria de Trump a los choques con Milei
A lo largo de su pontificado, no han sido pocos los encontronazos de Francisco con otros líderes mundiales. Desde su elección en 2013, el papa abordó con fuerza temas como la justicia social, la inclusión, la defensa del medioambiente o el papel de la mujer, que le llevaron a discrepar públicamente con gobernantes o representantes religiosos.
Con el comienzo de la guerra en Gaza y los bombardeos israelíes en la Franja, el papa denunció la matanza de civiles y tachó de "crueldad" la muerte de niños. Así, en varias de sus tradicionales bendiciones urbi et orbi le dedicó parte de sus discursos a la "gravísima situación humanitaria" en la región. Sus palabras llevaron a Israel a condenar su mensaje, acusándole de ignorar la crueldad de Hamás.
El papa también alzó la voz y criticó al patriarca Kirill, cabeza de la iglesia ortodoxa rusa, por su apoyo a la guerra en Ucrania. En una videoconferencia con Kirill, le recalcó que "no hay guerras santas ni justas, no se convierta en el monaguillo de Putin" y dejó claro que no volvería a reunirse con el jefe de la Iglesia ortodoxa rusa hasta que no hubiera paz en Ucrania.
No obstante, también recibió críticas del mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, que consideraba que el papa tenía actitud equidistante y se situaba a medio camino "entre quienes quieren vivir y quienes quieren destruir" a los primeros.
El papa recibió a Zelenski el pasado mes de octubre en el Vaticano, en una audiencia en la que el presidente ucraniano le regaló a Francisco un cuadro dedicado a los crímenes de guerra cometidos por las tropas rusas durante la ocupación de Bucha, una ciudad satélite de Kiev que fue invadida al comienzo de esta guerra. Pese a estos desencuentros, Zelenski reconoció en numerosas ocasiones el papel de Francisco por acercar la paz y lograr el retorno de los niños ucranianos deportados a Rusia.
Críticas a las políticas de Trump y Milei
Uno de los últimos enfrentamientos del papa fue con el católico vicepresidente estadounidense J. D. Vance, con quien mantuvo discrepancias teológicas sobre el concepto de caridad cristiana, que en el fondo trataba sobre las deportaciones de la Administración Trump y su política migratoria. Francisco envió una carta pastoral dirigida a los obispos de las diócesis de Estados Unidos en la que señalaba que deportar migrantes hiere la dignidad humana y advirtió que "así no se resuelven las cosas".
Pero sus enfrentamientos más notorios fueron protagonizados por el presidente de su país natal, Argentina. Ya como candidato a la Casa Rosada, Javier Milei le dedicó varios insultos. "El papa, voy a decirlo de frente, es el representante del maligno en la tierra, ocupando el trono de Dios", afirmó en la televisión, donde acusó al pontífice de ser "comunista". Todo ello por defender la justicia social, algo que Francisco consideraba una necesidad moral y Milei una "estafa aberrante".
El último choque entre ambos fue el pasado septiembre, cuando el papa manifestó que Milei, "en vez de pagar la justicia social, pagó el gas pimienta", criticando así la represión policial a manifestantes opositores al Gobierno argentino.
Cinco meses más tarde, el papa le recibió en el Vaticano, concediendo una imagen que parecía poner en pausa la larga lista de encontronazos entre ambos. Este lunes, Milei ha escrito en sus redes que "a pesar de diferencias que hoy resultan menores", haber podido conocerlo "en su bondad y sabiduría fue un verdadero honor para mí".
El papa, contra Cuba, Venezuela y Nicaragua
El pontífice también se mostró especialmente crítico con las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua, a quienes recomendó el diálogo para encontrar la paz que los ciudadanos estaban demandando. "Las dictaduras no sirven y terminan mal tarde o temprano, leyendo la historia", comentó Francisco sobre la situación de Venezuela, sin mencionar directamente a Nicolás Maduro, tras las elecciones celebradas en julio de 2024 y cuyo resultado no reconoce parte de la comunidad internacional.
Del mismo modo, Francisco también llegó a declarar que la política en América Latina estaba "enferma". En el caso de Nicaragua, tras el destierro de varios religiosos y el encarcelamiento durante más de 100 días a un sacerdote ordenados por el presidente, Daniel Ortega, el papa se mostró tajante: "No me queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona que lo dirige", señaló.
Y sobre Cuba, el difunto pontífice recalcó la importancia de trabajar los liderazgos jóvenes. "Un buen líder es aquel que es capaz de generar otros líderes. Si un líder quiere sostener el liderazgo para sí mismo, es un tirano. El verdadero liderazgo es fructífero", declaró.
