Sara Olsvig, presidenta del Consejo Circumpolar Inuit: "Nos reafirmamos en nuestra autodeterminación"
- El creciente interés internacional por Groenlandia ha acelerado el proceso para la convocatoria de un referéndum
- El deshielo abre oportunidades, pero está teniendo consecuencias nefastas para comunidades que viven de la caza y la pesca
El Consejo Circumpolar Inuit (ICC) es un organismo que representa a las comunidades inuit en el Consejo Ártico, un foro intergubernamental que promueve la cooperación entre los ocho estados que tienen territorios en las regiones árticas (Canadá, Rusia, Noruega, Islandia, Estados Unidos, Suecia, Finlandia y Dinamarca con Groenlandia y Feroe).
Su presidenta, Sara Olsvig, nos recibe en la sede del ICC en Nuuk, la capital. Entre 2011 y 2018 lideró el partido Inuit Atagatiqiiq donde milita el actual primer ministro Múte Bourup Egede y fue diputada por Groenlandia en el parlamento danés. Además, durante varios años dirigió el programa de Groenlandia para UNICEF Dinamarca, donde centró sus esfuerzos en defender los derechos de las mujeres y los niños inuit, principales afectados por las políticas coloniales danesas de las últimas décadas. Recordamos que en la isla viven 56.000 personas, de las cuales 50.000 son inuit.
Olsvig nos habla en inglés, pero para referirse a Groenlandia utiliza el término groenlandés: Kalaallit Nunaat, que significa La Tierra de los Groenlandeses.
P: ¿Qué labor desempeña el Consejo Circumpolar Inuit en el Consejo Ártico y cuáles son sus principales batallas?
R: El ICC es la organización de los pueblos inuit de Kalaallit Nunaat, Canadá, Alaska y Chukotka en Rusia. Nos constituimos en 1977 cuando nuestros líderes de entonces se reunieron en Alaska y decidieron formar una organización unificada para alzar nuestras voces internacionalmente. Nuestros miembros de Chukotka se incorporaron en 1992 y desde entonces hemos sido una organización que aúna a inuit de cuatro estados diferentes.
Somos alrededor de 180.000 en el mundo, pero como se puede ver sobre el mapa estamos muy dispersos. Canadá y Alaska tienen más o menos la misma población, mientras que en Chukotka solo hay unas 2.000 personas. Ese mapa de los territorios inuit es lo que llamamos nuestra patria.
Desde que echamos a andar, nuestra organización se ha asegurado de que nuestras voces se escuchen en las negociaciones internacionales sobre el Ártico. La primera vez que el ICC participó en una fue en 1983, cuando se debatió sobre especies en peligro de extinción. Nuestros líderes fueron para reivindicar nuestro derecho a cazar en nuestra tierra especies que otras naciones consideran en peligro, a vivir de nuestros recursos.
El ICC tiene estatus consultivo en la ONU y en la Organización Marítima Mundial (IOM), somos cofundadores del Consejo Ártico y observadores en el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, así que la mayor parte del trabajo que hacemos está dirigido a las negociaciones internacionales donde vamos. Nos aseguramos de estar en la mesa para que ninguna regulación que se apruebe internacionalmente viole nuestros derechos.
Te pongo un ejemplo, la Organización Marítima Internacional está trabajando ahora para regular el transporte marítimo en el Ártico y nosotros estamos pidiendo que nuestro conocimiento sea tenido en cuenta en la toma de decisiones. Kalaallit Nunaat tiene 18 delegados en el ICC que provienen del parlamento, de algunos municipios y de organizaciones de la sociedad civil, por lo que son ellos quienes nos están dando la dirección sobre qué hacer en el ámbito internacional.
P: El Consejo Ártico suspendió sus reuniones con Rusia tras la invasión de Ucrania, pero ahora se está produciendo un acercamiento entre Moscú y Washington. ¿En qué situación está el Consejo, tiene o no tiene actividad?
R: El Consejo Ártico está vivo, aunque efectivamente los siete estados decidieron paralizar su participación a finales de febrero de 2022 por la invasión rusa de Ucrania. Desde entonces hemos estado trabajando para reactivarlo. Durante la actual presidencia noruega se han reanudado las reuniones de los grupos de trabajo online, y realmente esos grupos son los que mueven la maquinaria de la organización, porque es donde desarrollamos proyectos sobre cambio climático, salud mental, gestión de residuos sólidos, conservación de los ecosistemas, transporte marítimo... Ahora estamos felices porque, en mayo, Dinamarca asumirá presidencia y el presidente será un groenlandés, así que será una buena oportunidad para intentar reactivar la diplomacia ártica.
P: Las últimas declaraciones de Trump haciendo gala de sus pretensiones territoriales sobre Groenlandia han tenido un efecto inmediato. ¿Cómo se plantea Groenlandia la relación con Estados Unidos y con Dinamarca si finalmente alcanza la independencia?
R: El gobierno de Kalaallit Nunaat y el Consejo Circumpolar Inuit no creemos que haya un colonizador mejor que otro, no tienen sentido esos planteamientos sobre si es mejor para nosotros estar integrados en una nación o en otra. Los inuit hemos pasado décadas construyendo nuestros propios sistemas de gobierno y hemos tenido una relación buena y pragmática con los estados que han estado en nuestro territorio desde la colonización, así que para nosotros es importante reafirmarnos en nuestros propios sistemas de gobierno y en nuestra autodeterminación.
P: Groenlandia necesita poder financiarse por cuenta propia para poder alcanzar la independencia. En 2021 el partido Inuit Atagatigiiq (IA) llegó al poder tras prohibir la explotación de la mina de uranio de Kvanefjeld en Narsaq (Sur), una explotación polémica por los riesgos medioambientales, pero que por otro lado implicaba inversiones de 200 millones de euros anuales y la creación de empleo. Si el objetivo de estas legislativas es poner fecha al referéndum, ¿quiere decir que IA estaría dispuesto a reactivar la minería de uranio y tierras raras contra las que siempre se ha posicionado?
R: Mi impresión es que Kalaallit Nunaat quiere ser una nación minera y eso es algo que ya está muy claramente establecido, pero es verdad que el gobierno actual respaldado por el Consejo Circumpolar Inuit adoptó una política de tolerancia cero a la minería de uranio. Lo que hay que observar es el proceso de toma de decisiones; si se quiere explotar un yacimiento minero tiene que ser con el consentimiento libre, previo e informado de las personas que viven allí. Los procesos de toma de decisiones aún se pueden mejorar, deben ser más amplios y exhaustivos.
En mi caso tomé nota de las últimas elecciones, vi cómo la gente de Narsaq estaba en contra de la mina de uranio, así que creo que sea cual sea el gobierno después de las elecciones tendrá la gran responsabilidad de garantizar el consentimiento de la población de Narsaq ante cualquier proyecto minero.
Respecto a las políticas del actual gobierno siguen siendo de tolerancia cero hacia la minería de uranio, pero hay otros muchos yacimientos, así que no creo que esa tolerancia cero impida el desarrollo minero. Desde el Consejo Circumpolar Inuit seguimos diciendo lo mismo que en nuestra declaración de 2011 sobre la explotación de los recursos naturales: que deben garantizarse siempre los derechos humanos de los inuit y que cualquier proyecto tiene que tener el consentimiento previo de las personas que viven en las zonas afectadas.
“Cualquier proyecto minero debe contar con el consentimiento previo e informado de las comunidades afectadas“
P: A pesar de que Groenlandia tiene un régimen de territorio autónomo dentro de Dinamarca y la soberanía de sus propios recursos, desde el punto de vista de la defensa es estadounidense. Copenhague delegó en Estados Unidos la defensa de la isla durante la II Guerra Mundial, para evitar que los nazis la anexionaran y los norteamericanos mantienen abierta la base de Pitufik en el norte. En caso de lograr la independencia y dado que no tiene ejército, ¿debería Groenlandia asociarse con Dinamarca o con Estados Unidos?
R: Ese es un debate abierto en la sociedad groenlandesa. Creo que el gobierno de Kalaallit Nunaat ha sido muy consciente durante décadas de la importancia y el significado que tienen nuestras áreas geográficas para la geopolítica de la región ártica y la geopolítica mundial. Lo sabemos, así que no es de extrañar que haya un mayor interés en medio de la creciente tensión actual en el mundo. La pregunta es si veremos un futuro en el que las grandes potencias y los ocho Estados del Ártico seguirán acatando el orden internacional basado en reglas o no, y creo que no somos los únicos que vemos la importancia de respetar ese orden.
Nosotros firmamos la Declaración de Ilulissat de 2008 para proteger el Ártico, los estados costeros del Ártico acatamos la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, logramos construir el Consejo Ártico como una especie de organismo para la cooperación donde se firman acuerdos vinculantes, pero dentro de los acuerdos internacionales existentes, y creo que es importante que siga siendo así y que se respete la igualdad entre las soberanías. Los inuit estamos siguiendo los acontecimientos con gran preocupación, pero también sabemos que hemos sobrevivido históricamente a la rivalidad entre grandes potencias y hemos pasado por situaciones difíciles, así que vamos a ver qué sucede.
P: En 1985, Groenlandia abandonó la Unión Europea por considerar que permanecer en ella podía poner en peligro el control sobre sus propios recursos, la pesca o las materias primas. También hubo discrepancias en lo que se refiere a la comercialización de los productos derivados de foca. Hace un año, en marzo de 2024, Ursula Von der Leyen inauguró una oficina de la Unión Europea en Nuuk con el objetivo de reforzar la relación entre ambas partes. ¿Qué mensaje quiere enviar a Bruselas?
R: Bueno, en primer lugar me gustaría decir a la Unión Europea que, en lo que se refiere a la cooperación en el Ártico, esperamos su apoyo y su respeto al Consejo Ártico y queremos que comprenda la necesidad de mantener la cooperación dentro de este pequeño grupo a puerta cerrada. Sé que la Unión Europea ha tenido durante mucho tiempo aspiraciones de ser un observador en el Consejo y que quiere participar activamente en él, pero como hemos dicho a todos los demás observadores, tengan paciencia. Los ocho Estados del Ártico, los participantes permanentes y las organizaciones de pueblos indígenas estamos haciendo nuestro trabajo para mantener la cooperación y la actividad.
Por otro lado, acogemos con satisfacción el interés de la Unión Europea en nuestros territorios pero nos preocupan sus políticas sobre la prohibición de productos derivados de foca. Estamos dispuestos a colaborar con la Unión Europea siempre que tenga en cuenta a la población inuit y siempre que no viole nuestros derechos, porque la prohibición de derivados de foca ha dejado sin medios de vida a muchos cazadores y a sus familias. Está bien que Europa esté interesada en el Ártico, pero queremos ver también un compromiso por su parte con el respeto de los derechos de los inuit en cualquier actividad que realice.
“Agradecemos el interés de la UE en el Ártico, pero queremos ver un compromiso con el respeto a los derechos de los inuit“
P: Groenlandia ve en la explotación de sus recursos mineros una oportunidad para financiar su independencia, pero no hay que olvidar que detrás de esta situación hay un problema: el deshielo. En el oeste de la isla cada vez llueve más y el hielo ya no es estable en muchas zonas de la costa. ¿Cómo está afectando esta situación a las comunidades inuit más tradicionales, a los pueblos que viven de la caza y la pesca?
R: Sí es cierto. El cambio climático está afectando directamente a los medios de vida de los inuit, no solo en Kalaallit Nunaat, sino también en Canadá, Alaska y Chukotka porque la falta de hielo marino les impide el acceso para ir a cazar. En los últimos años hemos visto la erosión extrema de las costas de Alaska. Tened en cuenta que hablamos de un paisaje de tundra que está sostenido por el permafrost y cuando el permafrost se mueve, las olas lo devoran.
Hace dos años los inuit del extremo norte de Kalaallit Nunaat vivieron una situación muy crítica. El hielo marino no se asentó, por lo que no pudieron cruzar los fiordos para ir a las zonas de caza. El gobierno tuvo que ofrecer ayuda a esas familias, así que sí, el cambio climático está afectando profundamente nuestros medios de vida. Por eso como organización inuit participamos en las Cumbres del Clima para defender nuestros derechos y para que se incluyan en los documentos finales. Para nosotros fue muy frustrante la última cumbre de Azerbaiyán, donde los estados no pudieron ponerse de acuerdo sobre el lenguaje y sobre las medidas que se necesitaban para mitigar realmente el cambio climático. Ahora estamos trabajando de cara a la próxima Cumbre de Brasil para asegurarnos de que habrá una alusión clara a los derechos de los indígenas del Ártico.
“Estamos viendo fenómenos extremos, la falta de hielo impide el acceso a los inuit a sus zonas de caza“
P: El deshielo ha dado lugar a que muchas rutas del Ártico sean navegables gran parte del año. ¿Cómo afecta el incremento de la navegación a los groenlandeses?
R: Es evidente que hay un aumento del transporte marítimo en el Ártico, los inuit también son propietarios de barcos y también son gente de negocios, por lo que no nos oponemos a las actividades comerciales como tales, pero estamos presionando a la Organización Marítima Mundial en algunas cuestiones. Le hemos pedido que se revisen los diseños de los barcos para que generen menos ruido, ya que generan ondas y sonidos bajo el agua que están afectando directamente a los mamíferos marinos... Cuando hay ruido en el agua, los cetáceos actúan de manera diferente según las observaciones de nuestra propia gente.
También estamos presionando para que se tomen medidas para que los barcos tengan menos emisiones de carbono. Nos preocupan mucho los buques de carga, que se produzcan vertidos, porque existe el riesgo de que contaminen nuestras aguas o que traigan especies invasoras. Estamos manteniendo reuniones técnicas para alzar nuestra voz. No queremos impedir el desarrollo empresarial pero queremos asegurarnos de que el aumento del transporte marítimo en el Ártico tendrá las menores consecuencias posibles para nuestros ecosistemas.
P: El año pasado, los habitantes de comunidades inuit del este de Groenlandia, como Kulusuk o Sermiligaaq, nos decían que no se sienten representados por el gobierno inuit de Nuuk. Ellos quieren seguir viviendo de la caza y la pesca y no están de acuerdo con las políticas que se proponen desde la capital para concentrar a la población de la isla en la costa oeste para abaratar costes. ¿En qué situación quedarán estas comunidades que no comparten la forma de vida ni las políticas de Nuuk en caso de que veamos una Groenlandia independiente?
R: Estas mismas cuestiones a las que te refieres son las que nos han trasladado nuestros miembros del Consejo Circumpolar Inuit del norte y del este. Yo les digo que tienen razón, que tenemos que comprometernos a respetar su voluntad y sus derechos; el gobierno de Kalaallit Nunaat tiene la gran responsabilidad de no continuar con las prácticas coloniales represivas. El 21 de febrero se conmemoró el 'Día Internacional de la Lengua Materna' y hay una declaración que habla de nuestro idioma. No se trata solo de palabras, nuestras lenguas también contienen nuestro conocimiento indígena, nuestros valores. Si no las usamos todas esas cosas se pueden perder, y me refiero a los dialectos que hablan en estas comunidades, que tienen sus propios valores distintivos y reflejan su visión del mundo.
El sistema ahora no tiene eso en cuenta, así que creo que hay una gran tarea por delante desde la política. Tenemos que garantizar los derechos de todos los pueblos nativos, incluirlos en nuestro sistema y no discriminarlos y eso no está sucediendo plenamente hoy, tenemos que hacerlo mucho mejor.