Ángel Schlesser se eleva con una colección tan potente como rotunda: así es 'Autopsía', una disección de la costura
- Así termina la 81º edición de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid
- Jaime Álvarez, director creativo de Mans, gana el premio a la mejor colección
Agatha Ruiz de la Prada es sinónimo de color y alegría, pero desde hace tiempo lo es también de sostenibilidad. Anteriormente ha hecho colecciones con restos que yacían en el almacén y tejidos de archivo, y ahora pone el foco en el drama de la contaminación: ha utilizado desechos tirados en el desierto chileno de Atacama, piezas vintage y cosas que tenía "arrinconadas en los armarios de casa" para hacer su desfile.
Este trabajo, realizado en colaboración con Humana (dedicada a promover la protección del medio ambiente mediante la reutilización de textil), destaca por el mensaje que nos lanza: recicla, repara, reutiliza y redecora tu vida. "Cuando visité su planta no vi desperdicio, vi una oportunidad, un nuevo comienzo que con creatividad, color y mucha imaginación he transformado en una nueva colección".
Diseño de Ágatha Ruiz de la Prada EFE/ Juanjo Martín
Diseño de Ágatha Ruiz de la Prada, que ha cerrado esta edición de MBFWM EFE/ Juanjo Martín
El bailarín Guille Castillo en el desfile de Ágatha Ruiz de la Prada EFE/ Juanjo Martín
Un vestido de novia con camisetas
Sobre la pasarela, para la que ha contado con el bailarín Guille Castillo, lanza prendas que llevan cremalleras como si fueran flecos y botones que parecen flores. Hay un vestido de palomitas de colores y su icónico vestido gusano está realizado ahora con un sinfín de retales. Bocamangas y cuellos de camisetas viejas le sirven para coser algunas piezas y ha hecho un vestido de novia con un centenar de camisas blancas.
Después de tres días de desfiles nos van quedado claras algunas cosas y ya sabemos cómo nos vestiremos en el otoño e invierno de 2025. El abrigo es la pieza estrella, siempre en lana de calidad, con un buen patrón que marque los hombros, largo y con solapas de esmoquin. El negro es el color que más hemos visto sobre la pasarela, tanto para el día como para la noche, liso o con texturas, mate o brillante, opaco o transparente. Los marrones claros también saltan a escena, desde los nudes al beige. Y todo esto lo vemos también en la colección de Ángel Schlesser.
Diseño de Ángel Schlesser EFE/ Juanjo Martín
Diseño de Ángel Schlesser EFE/ Juanjo Martín
Ángel Schlesser, costura con arte
La firma, ahora en manos de Alfonso Pérez, fue bandera del minimalismo y la sencillez y ha abierto el desfile con abrigos y vestidos en tonos cálidos, preciosos, bien hechos y fáciles de llevar. Su costura es minuciosa y su buen gusto le permite hacer sublime el 'menos es más'. Quitar lo que sobra y reducir la intensidad estética da valor al patrón, a la costura, ambos potenciados por el tejido y el color.
La sastrería se explora hasta límites insospechados y se juega con los códigos de lo masculino y lo femenino para derribar barreras y hacer prendas sin etiquetas. A medida que avanza la colección, se eleva la paleta cromática con tonos más potentes, como granate, rojo y negro y entran esas piezas que mezclan arte y costura que tango le gustan al diseñador: piezas de autor en las que vuelca su creatividad y talento.
Diseños de Ángel Schlesser EFE/ Juanjo Martín
Diseño de Ángel Schlesser EFE/ Juanjo Martín
Los tejidos son nobles y están muy bien escogidos, igual que la paleta de colores. Nada parece ser fruto del azar, y todo se ve bien medido, muy cuidado. Es interesante también el estudio del volumen y las siluetas, y el juego de texturas que provoca el contraste de brillos y mates que llevan algunos vestidos, rebeldes y complejos. Las asimetrías y las formas geométricas que marcan algunas piezas potencian esa rebeldía. El trabajo de Alfonso Pérez es excelente, y su colección es rotunda.
El debut de JNORIG
Javier Girón, director creativo de JNORIG, se estrena en Madrid tras haberse consolidado en 080 Barcelona Fashion. Para su desembarco ha cuidado mucho su nueva colección, titulada Yūgen, que toma referencias de la cultura japonesa. La puesta en escena ha sido muy llamativa, sobre todo por las máscaras que llevaban los modelos, sorprendentes piezas hechas con resina.
Diseño de JNORIG EFE/ Juanjo Martín
Diseño de JNORIG EFE/ Juanjo Martín
El diseñador utiliza mucho el rojo y el negro, dos colores muy vinculados a la estética nipona y se inspira en los patrones de la vestimenta tradicional de los samuráis, como los hakama y kimomo para hacer la colección, un trabajo potente de fuerte carga estética y cierto dramatismo. Girón hace una crítica a la sociedad, reflejar las dos caras que tienen algunos seres humanos y la negrura del alma, algo que refleja en los tejidos tensados y retorcidos en la cintura y cuello, "generando una sensación de contención en contraste con la libertad de movimiento de las partes inferiores", dice.
Muchos looks juegan a mostrar u ocultar la piel, para contar que la moda sirve para reafirmarnos como individuos o para ocultar nuestra auténtica personalidad, para escondernos y protegernos de la agresividad o para descubrirnos ante el mundo. Una propuesta muy urbana, que bebe también de la estética tecno y lo dark, y que conecta presente con pasado, fusionando técnicas digitales con la artesanía.
40 años de pasarela
El cierre de la pasarela lo hacen los jóvenes talentos. Diseñadores y firmas emergentes que son un interesante universo al que asomarse. La 81º edición de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid también fue una pasarela joven y emergió un febrero de 1985 sobre la plaza de Colón. 40 años después parece olvidarse de su pasado, de su historia, de sus hitos y sus polémicas.
21 desfiles en tres días
Esta semana ha sido muy irregular, tanto como el nivel de las colecciones vistas. La clienta y el cliente exigentes tienen poco donde mirar para encontrar calidad. Hay que celebrar y poner en valor la calidad de la costura de Isabel Sanchis y Yolancris, la fuerza con la que ha irrumpido Baro Lucas y el gran espectáculo que hizo Pedro del Hierro, que hubiera quedado de fábula en el histórico Villa Rosa.