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El último pasaje al exilio, 85 años de la fuga del buque Stanbrook: "Subimos empujados por la masa"

  • A bordo llevaba cerca de 3.000 refugiados republicanos que huían de los estragos de la Guerra Civil a través del mar
  • El presidente del Gobierno ha puesto en valor este miércoles el "deber de recordar" a las víctimas y los exiliados

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El buque Stanbook antes de zarpar del puerto de Alicante en 1939
El buque Stanbook antes de zarpar del puerto de Alicante en 1939

En la noche del 28 de marzo de 1939, cuando el sol ya se había puesto, el buque carbonero inglés Stanbrook soltó amarras y salió del puerto de Alicante camino de las costas argelinas. A bordo llevaba cerca de 3.000 refugiados republicanos que huían de los estragos de la Guerra Civil a través del mar, protagonistas de un viaje que 85 años después sigue siendo recordado.

Convertida en una de las pocas puertas de salida que quedaban, Alicante fue testigo de cómo una gran multitud de hasta 15.000 personas se concentró en el muelle de la ciudad a pocos días de que se diera por acabada la guerra.

La noticia de que había barcos zarpando corría de boca en boca. Mujeres, hombres, niños, mutilados y heridos de guerra de distintos puntos de España llegaron a esperar varias jornadas a la intemperie con la esperanza de poder recibir una oportunidad de subir a bordo, fuera a donde fueras las naves.

Aunque el Stanbrook solo estaba preparado para 24 personas, su capitán, el galés Archibald Dickson, se dejó llevar —como él mismo reconoció más tarde— y finalmente tomó la decisión de abrir las puertas a la avalancha de refugiados.

"Subimos empujadas por la masa"

Tan solo una pequeña parte de esos españoles pudo emprender la huida. "Mi padre presenta los salvoconductos en la aduana y esperamos turnos para subir al barco. Uno por uno nos recibía el capitán", contaba en 2019 a RNE Alicia González, una de las afortunadas, que vio en Dickson un hombre "guapo, amable y cariñoso, un salvador".

"Hay rostros que no se me han borrado de la memoria. ¿Cómo es posible que pueda contar algo de ese viaje? Hay cosas que no se pueden olvidar", explicó, por su parte, su hermana Helia.

No éramos dueños de nosotros mismos

Al igual que ellas, Teresa Bailón logró encontrar un hueco en el pasaje. "Subimos empujados por la masa, todo lo que venía detrás. No éramos dueños de nosotros mismos", recuerda en un testimonio recogido por Documentos RNE en el que narra cómo vivió esos momentos de angustia. Ángeles Espi también fue arrastrada al interior del barco. "Lo recordaré toda mi vida: quien daba la mano, tiraba para dentro. Nos quedamos en proa, hacinados", explica al programa con la voz temblorosa.

80 años de exilio: Stanbrook, el barco de la vida - Escuchar ahora

El barco se llenó rápidamente de punta a punta, apretadas en cada rincón de la nave, y a las 23 horas se lanzó a una dura travesía de casi un día hasta Orán, navegando con agua por encima de la línea de flotación y esquivando los bombarderos de las flotas enemigas.

Una vez allí, Argelia se convirtió en el primer capítulo del inclemente exilio. Los hombres fueron llevados a campos de concentración y las mujeres y niños a una antigua cárcel.

"Tenía miedo de aquellos hombres con las caras todas marcadas y con bayonetas", narra Teresa en el archivo documental al rememorar su llegada a la prisión en Orán junto al resto de mujeres. "Aquello era inmensamente grande, había un váter en el centro y unas ventanitas pequeñas", describe.

Muchos de ellos fueron, además, obligados a construir en condiciones de esclavitud un ferrocarril durante la Segunda Guerra Mundial.

Un homenaje a las víctimas del exilio: "Recordar es una obligación"

Ahora, 85 años más tarde, un acto en la Casa Mediterráneo en Alicante, con motivo del Día de homenaje a las víctimas del exilio, ha recordado a esos miles de españoles que tuvieron que dejar todo atrás por la guerra.

Bajo una cúpula turquesa, un cuarteto de viento ha tocado La vida breve, de Manuel de Falla, El cant dels ocells, de Pau Casals, y A galopar, de Paco Ibáñez y Rafael Alberti. También se han leído fragmentos de Campo de los almendros, de Max Aub, y de Anda Jaleo, de Federico García Lorca.

El cantante Paco Ibáñez actúa durante el acto institucional con motivo del Día de homenaje a las víctimas del exilio

El cantante Paco Ibáñez actúa durante el acto institucional con motivo del Día de homenaje a las víctimas del exilio Roberto Plaza / Europa Press

Durante la ceremonia, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha intervenido para dar un discurso y poner en valor el "deber de recordar" a las víctimas y los exiliados, como los del Stanbrook.

"Recordar es una obligación. Sabemos que, con todos ellos, España habría sido, sin duda alguna, un país mejor", ha resaltado, al tiempo que ha hecho hincapié en la importancia de rendir tributo a "aquellos españoles y españolas privados de patria, exiliados y a quienes, en tiempos de violencia, se arriesgan para poner a salvo a los demás". "El dolor no prescribe nunca. Por tanto, defender nuestra memoria es una obligación", ha subrayado.

Asimismo, ha señalado que, en tiempos de "negacionismo y desmemoria" en Europa y algunos territorios de España, "esas personas anónimas que luchan contra la tiranía y la barbarie son ejemplo de dignidad y de resistencia". Así, ha censurado las que ha llamado "leyes antimemoria" por considerar que son "un ataque al derecho internacional". "Nunca se puede llamar concordia. Se llama revisionismo histórico", ha aseverado.