Holocausto, censura soviética y olvido de una ópera "magistral": el azaroso viaje de 'La Pasajera' llega a Madrid
- El Teatro Real estrena la ópera de Mieczysław Weinberg, compuesta en 1968 y no representada hasta 2010
- Silenciado en su época, fue reivindicado después como uno de los compositores más importantes de Rusia
El director de escena David Pountney recibió en 2007 un sobre de un pequeño sello musical, un documento típicamente destinado a su papelera. Pero tenía una inscripción intrigante: Ópera sobre Auschwitz. Weinberg, amigo de Shostakóvich. Al abrir el sobre no sospechaba que iba a rescatar del olvido a un compositor polaco y judío arrinconado en la extinta URSS. Y también a La pasajera, una ópera que Shostakóvich consideraba “magistral" y "una de las mejores del siglo XX”.
Pountney lo cuenta 17 años después desde el Teatro Real: la ópera que "redescubrió" llega a Madrid el 1 de marzo (con 8 funciones), catorce años después de su primera representación completa en Austria, 56 años después de su composición en Moscú. Pountney llevaba años preguntándose qué figuras había en la URSS tras Shostakóvich y Prokófiev y la respuesta resultó ser Mieczysław Weinberg, aunque no era exactamente ruso.
Nacido en Varsovia, con 20 años Weinberg emigró de Polonia a Rusia tras la invasión alemana de 1939, huyendo del destino de sus padres y hermana, asesinados en el campo de concentración de Trawniki. Shostakóvich admiró pronto su talento, entablaron amistad y le ayudó a instalarse en Moscú, pero el polaco nacionalizado ruso, de carácter muy introvertido, fue en vida una figura marginal de la cultura.
La periodista polaca Zofia Posmysz, una superviviente del Holocausto, creyó reconocer en París en 1959 a una oficial de las SS de su campo de concentración. No lo era, pero se preguntó qué sucedería en un encuentro entre víctima y verdugo. ¿Estallaría la ira? ¿La culpa? ¿El perdón? Escribió una radionovela imaginándolo y luego una novela que Weinberg utilizó para componer su ópera en 1968 y saldar cuentas con su doloroso pasado.
“Hay mucha gente haciendo ahora libros y películas sobre Auschwitz, pero lo excepcional de esta obra es que fue creada por gente que vivió esa época y tenían todo el derecho a escribir sobre ella: no lo hacían para crear algo grandilocuente y vender, sino para hacer algo auténtico”, señala Pountney.
La pasajera muestra a Lisa (la mezzosoparano Daveda Karanas) y Walter (el tenor Nikolai Schukoff), una pareja alemana que viaja plácidamente en transatlántico a Brasil, donde él va a ser diplomático. Pero a bordo, Lisa reconoce a Marta (la soprano Amanda Majeski), una prisionera judía de Auschwitz, donde Lisa ejerció como oficial de las SS, un pasado que ha ocultado hasta a su propio marido. Bajo la plataforma del buque se ilumina entonces el escenario y la acción viaja 20 años atrás, al propio campo, donde Marta trata de infundir esperanza a las prisioneras mientras anhela el reencuentro con su novio Tadeusz.
Imagen del escenario de 'La pasajera' en el Teatro Real
Una obra de músoca "deslumbrante" considerada poco útil en la URSS
El destino de La pasajera era ser representada den el Bolshói, donde Weinberg era compositor oficial, pero la URSS no consideraba “útil” para el comunismo “la expresión de emociones en torno a los judíos”, señala Pountney. Incluso se impidió su representación en Praga.
A Weinberg le penalizaba su origen judío y una timidez extrema. Su suegro fue Solomon Mikhoels, uno de los actores y directores teatrales más importantes en la URSS. “Cuando en 1948 Stalin comenzó un programa antijudío, Solomon falleció en un atropello: un coche le pasó por encima y dio la vuelta para volver a atropellarle”. Más tarde durante el llamado Complot de los médicos (otra persecución contra judíos acusados de conspirar), el propio Winberg fue arrestado acusado de propaganda para establecer una república judía en Crimea.
La directora de orquesta lituana Mirga Gražinytè-Tyla, a cargo de la dirección musical de La pasajera en Madrid, no oculta su emoción al hablar de Weinberg y su música. “Me pasa como con una partitura de Beethoven: cada vez que la abres encuentras cosas nuevas, me siento deslumbrada”.
Gražinytè-Tyla opina que, al margen de su imbricación en la historia del siglo XX, la música de Weinberg es única. “Si el mundo se acaba, y no se supiese nada del Holocausto, y solo quedasen sus partituras, simplemente por su dominio compositivo, sus polifonías y armonías, sería uno de los grandes compositores que existen”.
David Pontney, Mirga Gražinytè-Tyla, la soprano Amanda Majeski y la mezzosoparano Daveda Karanas
Una ópera políglota y esperanzadora
Cuando Pountney diseñó La pasajera, Weinberg ya había muerto, pero no así el libretista Alexander Medvedev o la autora del libro, fallecida en 2022 a los 98 años. “El libreto es inteligentísimo, describía ya los niveles de la escena y la interconexión de la música. Y añadía un coro masculino que representa a la audiencia viendo la historia y comentándola”.
En el Real ese coro canta en español. La ópera fue escrita en ruso, pero Pountney entendió pronto que no podía subir a escena a oficiales nazis cantando en otro idioma que no fuese alemán. Y lo mismo para los prisioneros, que cantan en yiddish, checo, polaco y ruso, lo que convierte a La pasajera en una ópera inusualmente políglota.
Daveda Karanas y Amanda Majeski , en 'La pasajera'
Los saltos temporales de La pasajera sobrecogen y la solidez de la narración avanza hasta un increíble clímax: Tadeusz, violinista, es obligado a tocar ante el general nazi un vals machacón. En su lugar, interpreta la Chacona de Bach, que acaba fundida con la opresiva música de Weinberg antes de la ejecución de Tadeusz. “Lo que la música aporta es el tiempo: el tiempo detenido de los barracones, ese enclaustramiento de la prisión”, analiza Pountney.
La soprano Amanda Majeski, la voz de la amorosa superviviente Marta resume el mensaje de una obra privilegiada sobre el horror: “En el corazón de su humanidad está el amor y la esperanza y esto se va revelando progresivamente en la ópera. Pero si olvidamos esas voces, estamos condenados a repetir la historia”.